Cuando salió de bachillerato le hizo caso a su padre y estudió una carrera que tenía futuro en el mercado laboral, así fue como terminó siendo contador con trabajo fijo en una empresa de seguros.
No era una mala vida, tenía un sueldo decente que le permitía ciertos gustos, ropa linda, un automóvil a plazos y vivir en un edificio de una área residencial.
La parte mala había comenzado después de unas vacaciones en Busan con su familia por el Chuseok, se lo había pasado tan bien que cuando fue tiempo de volver algo dentro de él quedó vacío. Como cuando eres pequeño y es momento de regresar a la escuela después de vacaciones, simplemente no quieres hacerlo.
Pronto se vió encapsulado en la monotonía de vivir como lo hacía, levantándose a la misma hora de siempre, manejar a la empresa, cumplir su carga de trabajo y de vez en cuando beber con el equipo y el jefe de área hasta muy tarde en la noche.
Todas las semanas, todos los meses, todos los años.
Jimin se miraba en esos momentos y no podía asimilar que llevaba casi 6 años en esa rutina. Con sus casi 28 años, se sentía simplemente estancado, sin un rumbo donde fijar la mirada, simplemente a la deriva, insolado por una crisis a la que simplemente no sabía cómo enfrentar.
Era demasiado joven, ¿por qué no se sentía satisfecho como todo el mundo esperaría? Sus necesidades estaban cubiertas, no tenía problemas demasiado grandes que le quitaran el sueño y para peor, ¡¿no se suponía que las crisis de edad eran a los 40?!
—Deja de quejarte, Park. Cuando menos lo esperes, estarás en un bar bebiendo sin preocuparte de una mierda.
Min Yoongi, su compañero de departamento y mejor amigo lo miraba mientras que el aludido se encontraba en la isla de la cocina preparando la cena.
—Yoon, creo que perderme en borracheras es uno de los motivos que me tienen así— terminó de picar la zanahoria en julianas y las colocó en el wok.— Además, ya estoy aburrido de ir a beber con el equipo, todos parecen tener problemas de deudas y relaciones pero es más importante ensartarse medio litro de soju antes que enfrentarlos. Ya no quiero ser como ellos.
—Eres tan señorito correcto que me da vergüenza.
—Lo dice el que su madre le consigue citas románticas.
—¿Sabes? Beber no es tan mala opción —caminando llegó al refrigerador y agarró una botella de soju abierta.— Los problemas no se van pero si me valen un comino.
—Simplemente deberías decirle que no te gustan las mujeres—Jimin miró como su amigo tomó un trago de alcohol y sin esperar más se la quitó de las manos para vaciar un poco en el wok con las verduras listas.— No es tan malo, mis padres lo aceptaron una vez que mi hermano tuvo a sus hijas.
—Si, bueno, yo tendría que esperar a que mis sobrinas tengan hijas para que mi madre entienda que la homosexualidad no es una moda de los jóvenes de ahora.
—Se que es una mierda, pero es eso o seguir conociendo a señoritas con la ilusión de casarse con un Min.
—No entiendo porque siguen creyendo que soy un descendiente de la nobleza, la gente debería dejar de inventar cosas en Naver.
—A mí me encantaría conocer a alguien así de interesante, lastima que no eres mi tipo.
Yoongi bufó al tiempo que caminaba al sofá de la sala.
—Ni a mí los oficinistas con crisis de la edad.
—¡Sigues diciendo eso y te dejo sin cena!
—¡La comida es sagrada!
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Altas Expectativas //NamMin//
أدب الهواةLa mejor forma de lidiar con el hartazgo de la rutina era encontrar un iceberg gigante con el cual chocar, saltar en el último momento y esperar encontrar una minúscula tablita que te mantenga a flote. Pues bien, Jimin lo hizo. O donde Jimin, un sim...