Cap. 6

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Créditos de la imagen a Spoon.

<<Victoria con mal sabor>>

—He destruido toda la Ciudad Imperial querida Princesa —tomó la cadena del brazo de la rubia —Morirás bajo mi espada, es un orgullo que pierdas ante mi —la observo con superioridad —Me hubiera gustado que rogaras —.

—Ni en tus sueños —.

—Ya no vale la pena que te resistas —jalo bruscamente el brazo delgado de la chica —Gane, después de milenios, lo conseguí, y lastima, nadie regreso por ti... —.

Los ojos topacios se agitaron ante ese hecho.

—Lo sabes ¿No? —susurro al oído —Tu destino no se cumplió, me perteneces —lamió la mejilla moreteada de la dama —.

—Agárrenla y llévenla al podio de la ejecución —hiso una seña a dos guardias enmascarados cercanos, un demonio y un ángel —.

La tomaron fuertemente.

—¿Algunas palabras que me quieras decir? —.

—Eres tan jodidamente débil, que ni siquiera mataste a mis papas tu solo, y moriré, pero por enfermedad, nunca fuiste rival Athanasio, eres simple escoria evolucionada —rio débilmente—.

Una vena de ira se marcó en el rostro del hombre que lo tomo bastante mal.

—Niña estúpida, tus padres murieron por idiotas como morirás tú, confiaste en un destino que no llego al igual que ellos lo hicieron —choco su frente con la de ella —¿Quieres verlo? —.

—Aléjate maldito —se resistió—.

—Sufre, ¡Sufre! —las visiones fueron transmitidas como tortura psicológica —.

La rubia comenzó a llorar, quejándose sin querer abrir los ojos.

—Qué pena que no te podrás ir con ellos —se marchó —.

Athanasia fue llevada lejos del rubio para el lugar de su ejecución, respiraba con bocanadas fuertes, ella había presenciado la muerte de su madre, pero no lo había visto completo, estaba aterrorizada ante la visión que le fue mostrada.

—Su majestad, contrólese, es una ilusión —.

Se detuvieron, sin que nadie los viera.

La joven trataba de calmarse, pero su cabeza palpitaba, no soportaba aquel dolor.

Inmediatamente los guardias enmascarados se quitaron lo que cubría sus rostros.

—Disculpe la tardanza —dijo Ijekiel —Necesitábamos acomodarlo todo antes de rescatarla para que estuviera a salvo —.

—Coma de la fruta del árbol, curara por completo su enfermedad —.

—Lucas... —la ojiazul al verlo se aferró a este —¿Lo recuerdas? ¿Sabes quién soy? —.

—Atha, eres mi destino —.

Athanasia comenzó a llorar desenfrenadamente mientras le ayudaban a ingerir el fruto que con rapidez mejoraba su cuerpo.

—Kiel, me alegra saber que no huiste, cobarde —toco la mejilla del albino que se sonrojó —.

—Perdóneme, no sé cómo compensarlo, usted confió en mí y yo solo lo arruine —.

—Sabes mi fuerza, que valga la compensación —extendió su mano que fue tomada y besaba por el Duque —.

—A si será —dijo firme ante la declaración que se estableció alrededor de la mano de la dama como un hechizo —.

&quot;El día que te encontré&quot; LUCATHYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora