Dónde las casualidades de la vida llevan a Haerin a mirar por segunda vez a la chica de ojos marrones. o dónde Danielle cree por fin entender el significado de amor a primera vista.
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Las pulsaciones marcadas en cada pitido que emitía una máquina cerca suya. El resplandor del amanecer irritando sus ojos, chocando con sus hermosas pestañas. Danielle despertó acompañada, deseando que fuera Haerin quien le diera los buenos días, pero en su lugar fue el sentimiento de vacío quién llenó la habitación.
Entre varios pensamientos de la noche anterior, remarcó uno en específico. Creía que al despertar finalmente se sentiría sana, pero solo se notaba más enferma. Todos los pensamientos y preocupaciones acumulados se apoderaron de su cabeza como un virus.
Al igual que otras veces, Minji había esperado fuera durante toda la noche, casi sin pegar ojo; era una oportunidad que llevaban esperando desde sus primeros años como amigas. A pesar de recibir la noticia de que fue un éxito horas atrás, todavía no se dignaba a entrar, le invadía el miedo de ver a Danielle sin su alegría corriente. Pasaron unos minutos hasta que tuvo el valor de tocar la puerta.
ㅡ¿Dani? ㅡdijo con cuidado al pensar que aún dormía.
ㅡ¿Estás aquí? ㅡla voz notoriamente débil
ㅡSiempre ㅡafirmó antes de acercarse a su amiga lo suficiente para tomar su manoㅡ ¿Cómo te sientes?
Tomó un momento para pensar.
ㅡDistinta
ㅡEs entendible, descansa todo lo que necesites, ¿vale? Te quiero mucho Dan.
ㅡY yo muchísimo más ㅡcasi sin fuerzas, logró acariciar la mano de la contraria.
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Si bien había dicho que cumpliría sus planes cuando le dieran el alta, frenó en la primera frase de su lista. "Dormir bajo las estrellas como si jugase al escondite con Haerin, tratando de encontrarla". Pero no fue capaz de hacerlo, el miedo era más fuerte que ella, y temía buscar sin encontrar nada.
No fue hasta el segundo día fuera del hospital que salió a observar las infinitas constelaciones de la noche. Danielle apareció antes de tiempo en su reencuentro.
ㅡEspero que no te vayas sin contarme todo, quiero saber qué hay ahí arriba. ¿Es bonito? seguro que sí, pero no tanto como tú
Soltaba palabras al aire, deseando obtener alguna respuesta, o solo fingiendo que estaba en un sueño.
La esperanza no era mucha, hacía que se sintiera con un corazón estrellado.
Tiempo insuficiente para contar un segundo, volvió el sentimiento al ver esa estrella fugaz cruzar el cielo nocturno como una señal de presencia. Entonces entendió a qué se refería Kang al decir que el alma nunca muerte.
