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Al día siguiente, a las 7 am ya escuchaba al irritante del esposo de Himeko llamándola a gritos por las calles de la ciudad, y como los vecinos salían a consolarle y a buscar a su mujer. La misma historia de siempre, ya me estaban empezando a hartar.

Volvieron a tocar a mi puerta, sabía que era aquel asqueroso mujeriego que se hacía el bueno delante de la gente para quedar como el heroe. Que rabia me daba. Esta vez los golpes eran mas fuertes que el día anterior. Casi tumban mi puerta. Hasta los testículos, abrí de sopetón.

-¿¡Se puede saber que hacen llamando!? ¡No son horas!- me hice un poco el loco

-Cheee, no se ponga asi

-Yo me pongo como quiera, usted no es nada para decirme

-Se que no hice bien en llamarle a estas horas pero ha vuelto a desaparecer alguien de esta ciudad, su nombre es Himeko...

-Si, lo se, es la madre de Miya ¿verdad?, la última vez que hablé con ella fue ayer y ni siquiera fue charla, me echó la bulla

Joe me miraba con un rostro extraño, con una ceja levantada, como si de un extraterrestre se tratara.

-¿Está bien?- pregunté

-Bueno, para comprobar si dice la verdad, ¿le importaría si le echara un vistazo a su casa?

-¿Perdona? Es mi propiedad, no puede inspeccionarla sin mi permiso

-¿Es que acaso tiene algo que ocultar?- su expresión se volvio mas extraña

-¡Obvio que no! Pero...

-Entonces no tendría problema de que la revise

Antes de que pudiera hablar, el fortachón me dió un empujón y puso el primer pie en el piso, y ya pudo observar la gran estrella que dibuje con sangre. Quedó horrorizado, no lo podía creer, siguió viendo, no me espanté en lo absoluto. Vio mi caja de armas y utensilios, incluido el cuchillo con el que asesiné a Miya y Himeko.
Fue detrás, de la sala para ver.

-¡Oiga, esta no es su casa!- le grité

Allí estaba el cuerpo de Miya sin cabeza, y el de la madre partido a la mitad con los órganos afuera. Del espanto se cayó al suelo de culo, mientras seguía mirando a los muertos. Después de unos segundos me miró con ojos llorosos.

-¡Usted es un monstruo, una bestia!

Los ciudadanos pudieron apreciar un poco el hogar. No pude evitar soltar una sonrisa amplia, y reirme como nunca lo había hecho.

-¡Brujo, brujo, es un brujo!- gritó una señora random

Todos comenzaron a gritarme brujo mientras que yo no perdía la serenidad.

-¡No me arrepiento de nada, jamás me arrepentire!- eso hizo que echaran unos pasos hacia atras

-¡Achicharradlo en la hoguera!- ordenó Joe

Los guardias aparecieron de detrás de las casas para agarrarme y sentenciarme a muerte. Pero yo tenía un plan, que no fallaría, y podría matar a Joe yo mismo, era tan feliz...

Shadow [SK8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora