11 años atrás...
Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y ¡el sábado!
Anna como la niña impaciente que es, contaba con sus deditos los días que faltaban hasta que llegara el sábado. El sábado significaba alegría para la pequeña niña de seis años, ya que en ese día se celebraba la fogata, dónde todos los pueblerinos se reunían al rededor de una fogata y contaban historias, cuentos y hasta leyendas urbanas. Anna amaba la calidez que sentía al estar acompañada de sus familiares y amigos.
Como era la tradición, el sheriff Brock, que en ese entonces era un simple alguacil, siempre les traía cuentos nuevos y relatos fantásticos. El hombre no era religioso, pero sí que contaba con su religión, la cual no temía compartir con los vecinos.
Les contaba a los entonces pequeños: Clara, Vivian, Dilan y Anna, como los primeros humanos llegaron enredados en la cabellera de la Diosa Luna y cayeron en un bosque encantado.
—¿El bosque encantado?— preguntó emocionada, la pequeña Anna de seis años saltando inquieta en el regazo de su madre, como cualquier otro niño que hubiese comido cinco barras de chocolate atiborradas de azúcar.
— Sí, este estaba lleno de criaturas mágicas. Cómo duendes, hadas, troncos parlantes, espíritus, vampiros, hombres lobo y demás criaturas.— los ojos de Anna brillaron de ilusión ante la mención de seres mágicos, eran la fascinación de la niña y por supuesto esperaba el sábado solo para escuchar de ellas— Estos estaban custodiados por las druidas, ellas eran las guardianas del bosque, velan por la seguridad de sus habitantes y curan los corazones heridos.
— ¿Corazones heridos?— preguntó el pequeño Dilan, con la inocencia que solo puede ser de un infante. Confundido por el hecho de que no sabía como un corazón podría ser herido.
El señor Brock asintió, divertido por la confusión evidente del niño.
— En esos tiempos, muchos espíritus errantes vagaban por el bosque. La mayoría de ellos, solo eran almas rotas, heridas en alguna guerra. Estos eran llevados ante la reina de las hadas, para ser purificados y pasar a la siguiente vida. Pero hubo uno, un príncipe humano, al que se le fué arrebatado el amor de su vida y fué enjuiciado por la bruja oscura, que en ese entonces asolaba las tierras de Virginia, perseguía a toda criatura mágica, humana o cualquier cosa que respirara por el el simple deseo de poder.
No pudieron purificar su alma, ya que tenía una maldición, una tan fuerte que ni siquiera la reina del bosque fué capaz de quitar. Está decía que no podría morir, tampoco envejecer, su cuerpo cambiaría ante la luna llena y enloquecerá ante la sangre. Fué conocido como el primer híbrido, pero también como la oscuridad, como lo malo, un cáncer que había que purgar. Muchos lo intentaron, ninguno sobrevivió. Lo último que se supo de el, fué que se encerró en su castillo, agotado por la maldición y el dolor mental ocasionado.
— Que triste...— murmuró Anna, sintiendo la humedad en su rostro. No era la primera vez que el señor Brook contaba una historia triste, pero sí que era la primera vez que lloraba al escuchar una historia. Es muy triste que se le quite algo tan hermoso como la vida o la humanidad.
— O cariño— dijo su madre con voz dulce al ver el estado de su pequeña hija. Anna miró a su mamá, con gruesas lágrimas corriendo por sus mejillas regordetas, ahora sonrojadas y con la nariz goteando, mientras se fundía el calor maternal, en busca de consuelo— bebé, no te pongas triste, solo es otra leyenda de Witchtown. Muchas no son reales.
Entonces con tan solo seis años, Anna se cuestionó si en verdad solo eran leyendas o si se trataban de lago real.
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Rosas negras Para Ti
FantasyAnna Stevenson, es una chica normal, aficionada a sus gustos asiáticos, amorosa con su familia que no es muy grande solo está conformada por cuatro personas. Y aún así ¡es lo mejor que tiene!. Su vida era en toda regla normal, sin muchos camb...