Separación

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Los dinosaurios estaban entrando a las jaulas que los transportarían. Kenji se había cambiado el traje por su antigua ropa, y estaba moviendo a Toro en lo que su padre terminaba de hablar con el comprador.

—Tienes un hijo muy leal, Daniel —dijo cuendo estuvieron cerca de ellos—. Lo educaste bien.

—Veo cada vez más de mi en él todos los días.

Se despidieron, y solo quedaron ellos tres en el muelle.

—Cambiaste —habló Daniel—. Volviste a la ropa de antes.

—Si. Así es más fácil estar aquí.

—Sabes lo que pienso de hacer las cosas más fácil —Y se fue.

Darcy vió que Mae estaba tragando de alimentar a Toro, por lo que jaló a Kenji para ir con ella. Al llegar, Mae les hizo una señal para que dejaran que el dinosaurio comiera.

—¿Estás bien? —preguntó Kenji— Tienes cara de Nublar nublado.

—De triste —Aclaró Darcy al ver la confusión en Mae—. Tienes cara de triste.

—Solo hago mi trabajo.

—¿De verdad? —insistió Kenji—. He visto hacer tu trabajo, y lo sueles hacer feliz.

—Eso era antes... Estoy bien, solo estoy cansada.

—Si esto tiene que ver con lo que dijiste el otro día, creo que tenías razón.

—¿Razón en qué? —Habló Daniel, sorprendiendo a los contrarios.

—En nada... Solo es un chiste.

Daniel les sostuvo la morada un tiempo, luego sacó su tablet y caminó hacia Kenji.

—Kenji, ¿arreglaste la conección del Penthouse?

—Lo intenté como cien veces, creo que el cable se rompió.

—Entonces trata de conectarte en el barco, hijo. ¿Dónde estaría si me hubiera rendido cada que algo me hubiera parecido difícil?

—Claro...

Kenji y Darcy se fueron de ahí. En el camino, Kenji le mostraba lo hábil que podía ser con la tablet, pues jugaba con ella sin que se le callera. Eso, hasta que escucharon que un dinosaurio golpeaba la jaula por dentro. Al instante, uno de los gemelos manipuló el control e hizo que se dejara de mover.

Entraron al barco y Kenji comenzó a conectarse en lo que Darcy se divertía dando vueltas en una de las sillas con rueditas.

—¿Tuviste suerte? —Daniel entró al lugar.

—Lleva el ochenta porciento. Hice funcionar el wifi del barco con un truco que aprendí de Broo- Y-Yo lo descubrí —Escuchar el nombre de quién consideraba su mejor amiga hizo que Darcy se quedara quieta—. Si todo está bien, iremos a ver a Toro. Tal vez le dé una vuelta antes de irnos. Le enseñaré a jugar ajedrez... Cosas típicas.

Daniel río por las palabras de Kenji.

—No te encariñes. Toro ya es propiedad de Douxon. Pero, podríamos conseguirte otra mascota.

—Siempre quise tener un perro.

—¿En serio? —Daniel ni siquiera levantó la mirada de la tablet. Kenji estaba por salir cuando Daniel volvió a hablar— Kenji, estoy orgulloso de ti.

Darcy había visto como antes esas palabras iluminaban el rostro de Kenji, y eso le había hecho feliz, pero ahora solo hicieron que saliera una pequeña sonrisa que desapareció en cuanto le dió la espada a su padre.

Campamento CretácicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora