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AJUSTÉ mis gafas de sol mientras sentía como Sofi salía del vehículo. Imité su acción tras agarrar mi bolso y cerrar la puerta.
— ¿Nerviosa? — Preguntó entrelazando nuestras brazos. — Es algo que no hacés todos los días.
Solté un suspiro mientras le miraba con una sonrisa.
— Un poco. — Murmuré. — Nunca he actuado frente nadie que no sea mi familia.
Ella tan solo besó mi sien mientras seguíamos a los encargados de seguridad. — Hemos venido a Madrid por algo, la gente te quiere a vos.
— ¿Pero cómo voy a cantar después de todos ellos? — Cuestioné exasperada. — Literalmente soy la última, Sofi.
Ella rodó los ojos, pasando uno de sus brazos por mis hombros.
— Pues tendrás toda la velada para tranquilizarte. — Explicó mientras cada vez nos acercábamos más y más hacia el campo del Metropolitano.
Así es, la increíble llamada que me hizo Ibai hace semanas atrás era para proponerme el poder actuar aquí.
Y obviamente acepté. Cantar en un evento de este tamaño era extremadamente emocionante.
Aunque también aterrador.
Cerré los ojos dándome por rendida. Rebatirle algo a Sofi era destrozarte a ti misma. A veces llegaba a ser muy cabezota, pero gracia a ello estoy aquí.
Un jadeo de sorpresa se escapó de mis labios al ver lo inmenso que era tanto el estadio como el escenario donde actuaría.
Una pequeña sonrisa de orgullo se posó en mi rostro al escuchar como "One Of The Girls", mi canción en The Idol, resonaba por los altavoces.
Di unos pequeños saltitos de emoción en mi lugar mientras apretujaba el brazo de Sofi con fuerza.
— ¡Es jodidamente enorme! — Exclamé con emoción. — Creo que me voy a mear encima.
