DESAPARECIDA (G!P)

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Rosé se encontraba encerrada en el baño, su mano sujetaba fuertemente su boca conteniendo cualquier sollozo que quisiera escapar, su mente palpitaba fuertemente y su vista estaba nublada por las lagrimas.

Ese era el día de su boda.

Con furia miró sus prendas y reprimió un grito, ella ya estaba preparada, vestía de un largo y ajustado vestido blanco que ¡ella había diseñado para esa boda!, los golpes en la puerta la hicieron sobresaltarse y gruño antes las voces.

—¡Rosé, amor, por favor!—Exclamaba desesperado mientras aporreaba la puerta—Amor, por favor, no es lo que tu crees—Murmuró desde el otro lado.

Rosé soltó una carcajada cínica, ¿no era lo que ella creía?, ¿acaso ella no había visto como ese mismo día su prometido estaba entre las piernas de su madrastra dándole un oral mientras la loca gemía y pedía por más?

—¡Estabas con mi madrastra, cabrón!—Gritó con la voz ronca, y con rabia abrió la puerta viendo a su prometido con el traje alborotado ¡que ella había diseñado!, su cabello desordenado y la cara roja—¡Estabas chupándole el puto coño a mi puta madrastra!

El rostro del castaño enrojeció y trato de abrir la boca para negarlo pero su cara fue volteada por la mano de Rosé.

Justamente en ese momento entró la madrastra de la muchacha que se arreglaba el vestido descaradamente.

—Vamos chicos, se les hace tarde—Avisó tan cínicamente mientras se retocaba el labial—Ya llegaron todos los invitados—Sonrió volteando a ver a la rubia, quien por cierto, estaba completamente roja de la furia.

El maquillaje no se le había corrido gracias a la marca que usaba, no se encontraba arruinada del rostro pero de lo demás, no quería ni  hablar.

—Tú ni hables, enserio ¡tu ni hables, además, no me voy a casar con este pendejo!—Aclamó enfurecida mientras lo señalaba—¡Están enfermos si creen que aun me casare!

—Rosé... amor.

—¡Cierra el puto hocico!—Gruñó empezando a caminar lejos de ahí pero las manos de su prometido la agarraron del brazo—¡No me toques, Eun woo, no me toques!

El hombre la soltó inmediatamente con nerviosismo.

—Rosé, por favor, olvidemos esto—Pidió sin dejar de mirar a la rubia.

—Si, Ro-si, después de todo esto siempre pasa en un matrimonio—La madrastra levantó los hombros restándole importancia—Debes aprender a tomar las... aventuras de tu marido.

—Tú no sabes que es un jodido matrimonio—Escupió con furia—¡Un matrimonio para mi es fidelidad, confianza y amor!—Exclamó la mujer destrozando el velo.

—Pues que ingenua eres, cariño—Tarareó la mujer cruzándose de brazos—Todo matrimonio es así, vives en un mundo de fantasía.

—Sunmi, por favor—Gruñó el muchacho fulminándola con la mirada.

—Prefiero mi maldita fantasía a que su mundo lleno de mierda, váyanse a la puta mierda—La rubia se sacó el anillo de su dedo.

—¡Amor, no, por favor!—Rogó el muchacho acercandose a su ahora ex-prometida—Podemos arreglarlo.

—No, estúpido, no, esta mierda no se arregla, ¡¿crees que podre ver tu maldito rostro de nuevo?!, ¡por Dios, le estabas gritando a mi madrastra que era la cosa más deliciosa!, ¡esto esta roto, no se con quien más te has revolcado, idiota! , esto se ha acabado completamente—Dejó caer el anillo en el suelo.