Capítulo 4: Nuevo hogar.

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La Omega se compadeció de la niña y en su defecto, con el resto de la familia, miró a su esposo para con un pequeño asentimiento dar su aceptación. 

- Toruk Makto y su familia se quedaran con nosotros, tratenlos como nuestros a hermanos y hermanas...ellos no conocen el mar así que serán como los bebés que respiran por primera vez. Enseñenles nuestras costumbres para que no sufran la vergüenza de ser inútiles...- su discurso hizo respirar a Jake otra vez...habían encontrado un refugio donde ocultarse y proteger a su familia. Todos agradecieron al Olo'eyktan y a la Tsahík por permitirles vivir entre los suyos.

- ¿Que se dice? - pregunto Jake mirando de reojo a su familia.

- Gracias - la pequeña Tuk fue la primera en agradecer seguido de su madre y hermanos mayores.

- Mi hijo Ao'nung y nuestra hija Tsireya les enseñaran a sus hijos que hacer, llevenlos al Marui nuevo - anunció el Alfa y su hijo se quedó de piedra...no quería tener problemas con el Alfa imbécil que tenía de prometido...pero eso sus padres no lo sabían, él se sentía obligado a no mostrar nada de esa ''relación'' para que no le fuera peor...   

- Padre...¿pero porque-- fue cortado de golpe por el mayor.

- Esta decidido - dijo el mirando a su hijo, este agacho la cabeza sin llevarle la contraria. Tendría una pelea con el imbécil apenas alejarse de la familia extranjera.   

- Vengan, les mostrare la aldea - la familia fue a sus ikranes para tomar todas sus cosas, eso con ayuda de los hijos del líder. Un olor agridulce inundo el aire, la familia denotaba más paz y calma mientras que el Omega destilaba nerviosismo por cada poro de su cuerpo.

Al tener todo Jake camino detrás de la hija de los lideres con Neytiri y Tuk, luego Kiri, Lo'ak, Neteyam, detrás de él iba el hijo mayor del líder, el Alfa y su amigo que trato de agarrarle la cola. El sintió que lo agarraron del hombro y al girarse observo que era ese Alfa con cara de traer muchos problemas. Apestaba a enfado.

- Escúchame muy bien porque no pienso repetirlo...el Omega al que tanto mirabas es mi prometido, así que por tu bien te recomiendo alejarte de él porque no me va a doler mandarte a visitar a la Gran Madre -  dijo mientras lo miraba desafiante.

- déjame en paz - eso fue lo único que menciono el Omaticaya antes de seguir el camino hacia su nuevo hogar.

Luego que Ao'nung abandonara el Marui de la familia Sully, el Alfa lo espero y se lo llevo arrastrado por los caminos de la aldea hasta llegar a la playa, lo llevo hasta un pequeño estanque en el bosque de la isla y lo lanzó con fuerza a al suelo.

- ¿Como es posible que me hayas hecho pasar vergüenza delante de todo el Clan?...¿porque tenías que mirar de esa manera tan desvergonzada a ese maldito extranjero?...¿lo deseas, es eso? - espetó enojado mientras se acercaba de una manera peligrosa al Omega, este se levanto con rapidez del suelo.

- No tengo porque darte explicaciones, tu y yo no somos y jamás seremos nada, nunca permitiré que un maldito como tú se haga conmigo y mi pueblo - escupió el Omega con odio hacia el mayor. Un olor fuerte inundo el aire, el Alfa estaba furioso.

- Debes entender que yo soy el Alfa indicado, el único que merece ser Olo'eyktan, el único adecuado para ti, todo lo que hice, hago y haré es por tu bien...es por nosotros Ma'nung, y no quieres entenderlo - su rostro reflejaba la hipocresía de sus palabras y a la vez la desesperación de perder lo único que lo haría ser importante en el futuro. Ao'nung respiraba solo porque necesitaba el aire, no porque quisiera sentir esa peste del otro.

- No eres mas que un pobre iluso si crees que algo de eso va a pasar Ak'tan...antes muerto a que ser algo tuyo...en este momento corto todo contigo...¿entiendes? - el Omega se quito las pulseras, la tobillera, los adornos del cabello y el collar que llevaba, todas eran cosas que le había dado el Alfa impregnadas con su olor para que otros se alejaran - tu y yo no vamos a casarnos y te prohíbo que te acerques a mi nuevamente - estaba en su derecho de hacerlo, no iba a tolerar más a ese Alfa con complejo de superioridad que solo lo golpeaba cuando no hacía lo que el quería. 

El Alfa estalló en cólera, tomo a Ao'nung de los brazos con fuerza, pesar de su condición podía hacerle dura la batalla, Ak'tan le propinó un golpe que lo dejo aturdido, luego otro que lo mando al suelo, aprovecho para tomarlo del cabello con fuerza, lastimando al Omega. No era la primera vez que sus discusiones escalaban a golpes...pero sería la primera que fuera por celos extremos...

- Nunca olvides que debes respetarme pequeña escoria, yo soy un Alfa grande y fuerte en el Clan y tu solo eres la triste alga que Eywa maldijo y dejo aquí...nunca serás más que mí propia bendición para ser Olo'eyktan - Ao'nung le escupió en la cara mientras lo tenía cerca. El dolor físico pasa...pero un golpe al orgullo de un Alfa idiota...eso podría recordarse por muchísimo tiempo.

- No tengo porque respetarte skxáwng, si ser Alfa es lo único que te hace creerte importante entonces eres un imbécil, Eywa me bendijo con este regalo y tu no serás el que me haga sentirme menos por eso...no eres nadie, ¡yo soy el hijo de dos lideres y ni tu ni nadie podrá quitarme eso! - dijo y recibió un fuerte golpe en su rostro, la rabia recorría al Alfa...pero no dejaría de recordarle su desgracia...sin ese Omega el no sería nadie y no dejaría que eso pasase - ademas...estas muy lejos de terminar tu Iknimaya, no eres un hombre, no eres digno nisiquiera de pedir cortejo.

- Estúpido, no necesito de un cortejo, te marcare pronto, nos uniremos y jamas podrás separarte de mi, vas a tener a mis hijos Ao'nung, no me importa tener que deshacerme de los obstáculos en mi camino... - le dio otro golpe fuerte pero esta vez en el estómago - esto que tienes aquí adentro es mío...y mataré a cualquiera que se atreva a quererlo - con eso dejo al pobre Omega en el suelo, para marcharse como si nada hubiese sucedido.

Ao'nung luego de un rato se levanto del suelo y entro a aquel lago para lavarse el cuerpo y quitarse el olor del Alfa que tanto le desagradaba, al terminar agarro con las manos cada una de las cosas que se había quitado del cuerpo y empezó a caminar hacia su hogar, los Metkayinas que lo veían de lejos pensaron que se había metido en alguna pelea por los moretones en su vientre y rostro...y eso no era una mentira.  

Apenas llego a la seguridad de su hogar se derrumbo frente al fuego encendido del centro del Marui y tiro al fuego cada pieza dada por el Alfa, con satisfacción observaba como se volvían nada...mientras el mar se desbordaba por sus ojos y caía por su rostro hasta perderse en el suelo del Marui.

- ¿Que mal esto pagando Gran Madre? - se pregunto a si mismo.

Él era venerado en su aldea por poseer el regalo de dar vida, era respetado por cada habitante del Clan, pero eso limitó su vida...ahora solo se la pasaba en la aldea cuando el deseaba salir a cazar y entrenar como guerrero, las demas mujeres lo hacían...¿porque él no?...el único que lo veía como un premio era Ak'tan...el dolor de su cuerpo podía quitarse, sus heridas podían sanar...pero la herida en su alma y corazón se abría cada vez más con el paso de los días, se consumía poco a poco, se ahogaba con el pensamiento de llevar una vida de sufrimiento al lado de ese Alfa desgraciado.

Recordó entonces cuando hace apenas un rato observó a ese Alfa de piel azul, era alto, se notaba fuerte y llevaba múltiples adornos como esa cosa en su cabeza que no sabía que eran, o ese collar que cubría su cuello, aquel cinturón de cuero en su cintura, o ese aro tejido en su brazo que apretaba ligeramente su músculo dándole cierto toque interesante, sus trenzas decoradas con esas cositas de colores y una de ellas con una pluma, se veía imponente, pero era sensible con sus hermanos, el sabía que los Alfas son toscos pero este era tan amable y atento, cuidó con cariño de sus hermanos durante el juicio de su familia.

Ao'nung deseaba que si iba a ser obligado a casarse, al menos que fuera con un Alfa como el extranjero, su olor todavía permanecía leve en su nariz, era un aroma que jamas había sentido pero le pareció tan delicioso que no quería oler otra cosa jamás..

Se había decido, hablaría con su familia, no iba a seguir soportando que su orgullo fuera pisoteado por un maldito sinvergüenza que solo deseaba poder. Debía hablar porque si la situación continuaba de esa manera el acabaría muy mal. Esa tarde había sido la gota que derramo el mar de emociones contenidas en su interior...lloró con fuerza hasta que ya no le quedaron lágrimas ni fuerza para seguir llorando, camino hasta su lugar de descanso, se acomodo en el nido de mantas que compartía con su hermana menor para finalmente quedarse dormido hecho un ovillo bajo las mantas.

Him (Neteyam×Ao'nung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora