Him (Neteyam×Ao'nung)

Capítulo 49: Nueva convivencia.

La noche pasó para todos, al ser más allá del medio día el primero en despertar fue Ao'nung, se giró y observó al hombre de su vida dormir plácidamente a su lado, sonrió y trato de sentarse pero le dolía, negó y se acomodó otra vez bajo la manta, Neteyam se removió un poco y abrió los ojos, una hermosa vista se daba frente a él, Ao'nung recién despierto, despeinado y con su rostro un poco hinchado por dormir, hermoso.

- Buenos días cariño...¿como has dormido? - preguntó el mayor mientras le daba un besito en los labios a su pareja.

- Dormí bien, pero no puedo ni sentarme, eres un salvaje - respondió mientras se acurrucaba en sus brazos.

- ¿Puedes culparme?...eres irresistible Ma'nung - besó su cabeza y suspiro - no quiero levantarme...

- Tenemos, podemos volver aquí todas las noches si quieres - mencionó mientras miraba a su pareja.

- Me gusta como suena eso...- admitió y se sentó, se estiro y se paso las manos por el rostro.

- Tenemos que bañarnos, no pienso volver apestando a sudor y todo lo demás - Neteyam río y asintió.

- Vamos al lago y luego volvemos a la aldea, quiero ponerme al corriente con todos - con paciencia ambos se vistieron solo con sus taparrabos y salieron de la casita.

Ambos caminaron tomados de la mano hasta el lago, apenas llegar se quitaron sus prendas y se metieron a bañar, era perfecto porque nadie iba tan adentro del bosque de la isla, estarían tranquilos sin nadie que los interrumpa.

- Esta igual de bonito a como lo recuerdo - Neteyam observaba el árbol con interés, agarró su cola neuronal y la conecto a una de las lianas, inmediatamente pudo oír cientos de voces.

- Es la prueba más clara de que todos nosotros vivimos en Eywa, las voces de nuestros antepasados se escuchan en este lugar - Ao'nung tan solo mirada fascinado a Neteyam, su deseo imposible fue cumplido.

- Papá me contó la historia de un árbol igual en casa...pero fue destruido por las personas del cielo - desconecto su trenza y se sumergió en el agua.

La felicidad de la vida es simple, hasta las más pequeñas cosas te alegran, Ao'nung estaba inmensamente feliz, su vida recobró todo el color que perdió alguna vez. Observó a su Alfa con cuidado, había crecido más de lo que recordaba, su rostro se miraba más marcado, las cicatrices de la batalla adornaban su piel como un firme recordatorio de lo que tuvo que pasar, era perfecto a los ojos del Omega. Se acercó y tomó el rostro de su amado entre sus manos, Neteyam se lo quedó mirando y sonrió. Todo estaba en su lugar por fin.

Subieron nuevamente a la superficie, su baño fue más prolongado de lo que esperaban, regresaron a la orilla y lavaron su ropa para colocarsela y caminar a la casa del árbol. Ya allí Neteyam se colocó todas sus cosas encima, se tomaron de la mano e iban andando tranquilamente, disfrutando de la compañía.