Alerra Targaryen, última hija del rey Viserys I y la reina Alicent se enamora de su guardia real, un capa blanca que la acompaña a todos lados.
Una joven desplazada por los targaryen de apariencias común encuentra refugio en los brazos de ser Erryk...
Dos años después del nacimiento del tercer hijo del rey Viserys y la reina Alicent, está dió a luz a una niña sana y ruidosa.
Alerra había nacido una madrugada dos días antes de que la luna se completará, diez días después de su nacimiento para poner fin algunos susurros mal intencionados a la reina, se colocó una cría de dragón que había sido traída desde Rocadragon.
Aunque al inicio aquello parecía ser un acto desesperado de parte del rey para no ser una burla, pronto el dragón dió a reconocer que la niña de cabellos rojos como el fuego llevaba sangre de dragón en las venas cuando el dragón y ella dormían juntos todo el tiempo.
Alicent había dado a luz a la niña más parecida a ella y parecía que aquello le causaba algo de resentimiento, antes de ella todos los niños habían sido targaryen en su totalidad.
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Alerra, la niña de fuego como el consejo le llamaba se había vuelto la alegría de la fortaleza y es que a comparación de sus hermanos que eran serios y poco sociables, Alerra disfrutaba de la compañía de todos con los que pudiera hablar, más aún cuando estos fueran su hermana Rhaenyra o su guardia real que la seguía para todos lados desde que está misma lo había escogido luego de un torneo.