𝓻𝓸𝓬𝓪𝓭𝓻𝓪𝓰𝓸𝓷

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Un dragón era suficiente protección en el aire para su adorada princesa, ser erryk se repetía mientras se marchaba en barco hacia rocadragon, llevaba cada pertenencia de la joven pero no a ella, no podía irse con ella.

- No se preocupe por la princesa, Ser. -dijo el sirviente qué observaba al hombre ver la fortaleza cuando se alejaban.- ella estará a salvó con su dragón.

Ser Erryk asintió y escuchó el rugido de la bestia cuando salio de las murallas de la ciudad batiendo sus alas de manera lenta pero manteniendolo en el aire.

Aquel dragón al qué la princesa llama Baztrak, era una cría de la misma nidada de Fuegosolar, pero está brillaba de lo blanca qué era con esas sombras de color violeta, había nacido de un huevo bastante feo y creían que sería igual que su caparazón.

La sorpresa había sido cuando había nacido una cría hermosa como su jinete, adorada y mimada por la joven, el dragón de ahora trece años había llegado un año después qué Alerra, había crecido lo suficiente para sostener a su jinete encima y a los diez años de la bestia, la princesa había tenido valor de montar por primera vez.

Ser Harrold decía que el rey se había conmovido tanto al ver a Alerra sobrevolar la fortaleza qué había derramado un par de lágrimas de felicidad.

- es hermosa. -susurro Ser Erryk al ver al dragón y el sirviente miró de igual forma.-

- hermoso, es un macho según dicen. -respondió sin entender que erryk se refería a la princesa, no al dragón.- Con los años crecerá y será uno de los dragones más hermosos de la dinastía.

Erryk asintió y miró al dragón pasar por un lado del barco ascendiendo a los cielos desapareciendo en este, era obvio que llegaría mucho antes a rocadragon qué ellos.

...

Cuando la barca llegó a la orilla miró el castillo que se levantaba frente a ellos, era la primera vez que el guardia llegaba ahí pero sabía que no seria la última. Había visto la emoción en los ojos de Alerra al escuchar qué podría pasar ahí el invierno, le habían brillado.

En rocadragon, no solo vivía la heredera del trono y media hermana de Alerra, también estaba su tío y sus sobrinos, Jace y Alerra se llevaban dos años de diferencias siendo el varón el mayor. Alicent había dado a luz a la pequeña Alerra dos años después de que la heredera diera a luz a el próximo rey después de su madre.

...

Cuando llegó a las enormes puerta de rocadragon miró estas para cruzar hacia el castillo entrando en este, a diferencia de la fortaleza roja aquí si era un hogar Targaryen,  al vapor del castillo era bueno para ella y ahora entendía el por que el rey la mandaba allí.

Escuchó un par de gritos y miró a las nodrizas pasar con un pequeño de cabellos plateados rumbo a las escaleras para luego ver a Jace que salio del salón donde estaba.

– mi príncipe.  –inclinó la cabeza ligeramente y Jace sonrió de manera amable.—

– Un capa blanca, debes ser de quién habló Alerra, Ser Erryk, ¿cierto? –lo miró y el hombre asintió.– ella está volando cerca de la isla con Lucerys, vendrá en un rato. Haré que los sirvientes te lleven a donde podrás descansar mientras no estés en guardia.

– Debo proteger a la princesa todo el tiempo.

– no es la fortaleza roja, ser. Aquí no le pasará nada Alerra, mi madre la ama y el castillo es lo suficientemente seguro para todos nosotros.  –mencionó con tranquilidad y el rubio asintió sujetando el bolso qué traía con sus cosas caminando hacia donde el sirviente indicó qué fuera.–

El sol parecía ocultarse más rápido ahí o quizás era por que los enormes dragones de piedra lo ocultaban más rápido, miró el cielo y el frio le hizo tener cosquillas en la nariz cuando entró por sus fosas, llevaba ahí más de una hora en espera de su princesa, una vez había escuchado a Ser Harrold decir que las flechas no mataban a los dragones pero si una flecha alcanzaba a un jinete era bien sabido que este si moriría.

Entendia qué ninguno en los siete reinos atacaria a un dragón, pero eso mismo creía Aegon el Conquistador y un reino qué aún no era conquistado había derribado a un enorme dragón junto a su jinete, la reina Rhaenys.

Cuando Araxx descendió se hizo a un lado en el acantilado quedando cerca de las puertas para mirar a Baztrak que hizo lo mismo sacudiendo su cuello para dejar ver a la joven Alerra qué sonreía con el cabello alborotado entre el gorro de su capa.

Lucerys rió con ella ayudándole a bajar y caminó hacia la puerta.

– Ser Erryk, creo que pasear me hace sentir mejor. –le dijo y el ojiverde asintió sonriendole.–

–Me alegro, mi princesa.  Mi príncipe.  –hizo una breve reverencia a Luke que sonrió y pasó junto Alerra hacían dentro del castillo.–

En esos días Ser Erryk se había dado cuenta de varias cosas, pero la más dura y dolorosa es que en años jamás había sentido algo por una mujer. Era por eso que se había unido a los capa blanca, ahora cuidaba a una princesa y sabía que aunque su mente lo negara estaba enamorado de ella haciéndolo sentir mal, demasiado mal si se era sincero.

...

Cuando la noche cayó se quedó de pie fuera de la habitación junto a la puerta, habia una tormenta azotando el castillo y los truenos se escuchaban por todos lados haciendo eco. No tenía sueño, así que no iría a dormir, aparte ser harrold le había dicho que Alerra le tenía terror a las tormentas, un trauma qué Alicent la había hecho tener al dejarla sola durante estas cuando solo era una pequeña menor a los cinco.

El seguro de la puerta se escuchó cuando se quito y Ser Erryk miró a su lado al ver la puerta abrirse con cuidado dejando ver ha Alerra qué se azomaba con los pies descalzos cubiertos por las mallas y el cabello alborotado.

– ¿necesita algo, princesa?

La miró y Alerra peinó su cabello detrás de su oreja.

– ¿cree que pueda sentarse a un lado de mi cama? Es que los relámpagos no me dejan dormir.

Susurró mirando a su guardia y este la observó unos segundos.

– por favor. –pidió y el rubio asintió entrando en la habitación cerrado detrás de él para quitar su casco caminando hasta donde Alerra indicó, una silla a un lado de la cama.– aquí.

Sonrió dejando que se sentara y entró en la cama de nuevo apagando la vela qué mantenía encendida, había suficiente luz con los relámpagos, se cobijo bien y miró a Ser erryk qué era iluminando por los relámpagos por segundos, estaba viendo al frente sin moverse y en minutos el sueño la invadió al no sentirse sola.

...

A la mañana cuando el viento era lo único que había quedado de la tormenta se sintió, Ser Erryk se despertó de manera desesperada. Alerra lo miró y alzó una ceja, tenía más de una hora sentada a orilla de la cama mirándolo.

– ¿tenía una pesadilla?

Lo miró mientras pasaba sus manos por el casco de su armadura, quizás se le había caído en el sueño de sus piernas.

– Mi princesa. —se levantó rápido y Alerra lo observó con atención entregándole el casco.— no debí quedarme dormido.

– no pasa nada, es una persona, tiene necesidades. Puede descansar hoy si lo desea, Rocadragon es el castillo más protegido de todos los reinos, aquí vive la futura reina. No pasará nada malo conmigo, aparte. Hace frio, no saldré de aquí hoy. –sonrió amplio mirándolo y el rubio asintió, estaba cansado era claro. Hacia semanas que lo máximo que dormía eran un par de horas, más en Desembarco.–

– Gracias, mi princesa. Si necesita algo haga qué una de sus sirvientas vaya por mi, estaré aquí en minutos.

– Descansé, ser erryk. –mencionó con una sonrisa dulce qué le dio calma.– estaré bien,  no se preocupe.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐀 𝐃𝐄 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀 𝐕𝐈𝐃𝐀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora