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Mi mejor amigo

Angus

Termino de arreglarme y voy a mi auto, conduzco hasta llegar a la casa de Matthew, mi mejor amigo.

La casa moderna y elegante ya me parece familiar, varias veces he venido para terminar trabajos y proyectos pendientes, la conozco casi a la perfección, solo la habitación de mi amigo no, nunca he entrado, pero me da curiosidad siempre que lo visito.

Toco y no tarda en abrir luciendo un traje que le queda a la medida, me deja pasar y cierra.

—Que guapo —comenta divertido y me voy a su sala—¿Crees que me miro muy exagerado?

Lo miro y niego, suspira agobiado y yo tomo asiento.

—Bien, repasemos.

—El 20% de las ganancias son para los socios, necesitamos más inversionistas principiantes —empieza y asiento para que continúe—Necesitamos más acciones y asociarnos con distintas marcas nos ayudará a obtener ganancias de ellos tambien...

Asiento desabrochandome el saco y se aclara la garganta desviando la mirada al techo.

—Te estás mostrando nervioso —digo y suspira—Tienes que dar una buena impresión.

Asiente y comienza de nuevo con su actuación, analizo cada detalle y asiento felicitandolo porque lo ha hecho mejor.

—Si conseguimos convencerlos, ay que ir a celebrar —propone y asiento, nos montamos en mi auto y conduzco hacia donde tendremos la junta.

Al llegar nos dirigen a la sala de juntas y saludamos a todos los socios, papá James me dedica un saludo a distancia y sonrío, tomamos asiento cuando lo indica, Matthew me da una mirada de cierto temor y le hago seña de que no la cague.

Papá se dedica a escuchar a cada uno de los socios y sus sugerencias en cuanto al movimiento de fondos, así como sacar más producción al mercado y ganar nuevos clientes.

El momento de Matthew llega y se pone de pie exponiendo, papá me da el visto bueno al verlo hablar con cifras exactas y seguro.

Al terminar la junta, Derek recoge las carpetas de los documentos firmados por los socios, lo hemos logrado.

—Debo admitir que eres bueno en las finanzas —habla papá y mi amigo lo mira—El puesto es tuyo.

Desliza una carpeta hasta que llega a las manos de mi compañero, que sonríe entusiasmado, sin creersela que papá lo ha ascendido solo con ver su poder para convencer.

—Contrato por mínimo un año, léelo con calma, si estás de acuerdo firmalo y me lo traes mañana, puedes retirarte.

—Gracias señor... —agradece y me mira con una gigantezca sonrisa de triunfo.

—Hijo —habla y lo miro, me hace seña de que vaya y cuando estoy frente a él me abraza—¿No piensas saludar a tu padre?

Sonrío y lo abrazo con fuerza, se aparta cuando ha sido suficiente para él, me aprieta el hombro y asiente.

—Cuando te sientas preparado, te dejo mi lugar, estoy seguro de que ya tienes lo necesario para ser jefe.

Lo abrazo de nuevo y me aparta cuando ya le he empalagado.

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