—No entiendo lo que pasa, Hanni —comentó con la mirada perdida en alguna parte de la pizarra.
Había llegado el día lunes y desde aquella mañana en la que conversó con Haerin, no pudo dejar de pensar en la situación, en cómo la castaña se comportó y en que prácticamente le insinuó que se alejara.
Danielle se sentía confusa, quería hallar el error en sus acciones. Después de todo, ella creía que siempre hacía las cosas mal. Que era un completo desastre.
—Relájate Danielle-ah, lamento decirte que yo tampoco conozco muy bien a Haerin —habla la azabache, quien estaba sentada a su lado—. Pero creo que todo está pasando muy rápido. ¿No lo crees?
—No lo sé, lo único que me importa es que Haerin no siga pensando en lo que los demás dicen de mí. Quiero que me conozca —suspiró sintiéndose tonta. No lo sabía, pero es así como se sentía desde que conoció a la preciosa niña.
—Exacto —afirmó para luego sonreír ampliamente—. Ambas deben conocerse mejor. Deben compartir opiniones, momentos e ideas, ambas deben conocer lo que les gusta, lo que les desagrada, lo que les fastidia y lo que anhelan. Solo así es como puede funcionar.
—¿Lo crees? —un atisbo de esperanza nació en su corazón—. Estoy decidida a hacer mi mayor esfuerzo, solo ya no quiero cometer errores.
—De los errores se aprende, Dani —enfatizó—. Tal vez no fuiste la mejor chica en nuestra estadía por aquí, pero precisamente son esos defectos los que quieres borrar para mejorar como persona. Solo tómalo con tiempo, no presiones a Haerin. Dices que recuerdas haberla besado y encima luego de haber salido de un bar. ¿Qué tal si ella piensa que lo tomas como un juego más?
De inmediato los orbes de Danielle se abrieron desmesuradamente, cayendo en la dura realidad de aquellas palabras que Haerin podría creer si así lo quisiera.
—P-Pero eso no es verdad —giró levemente su cuerpo y su vista fue a parar hacia donde se sentaba Haerin, quien justamente estaba leyendo un pequeño libro—. Yo no la veo de esa forma, ella es diferente. Yo quiero que con ella sea diferente —un leve rubor coloreó sus mejillas, confesar sus emociones aún le era complicado—. Pero a la vez al ser algo nuevo tengo miedo de hacer mal las cosas —suspiró hondamente—. No sé qué pensar.
—Entonces deberás demostrárselo.
—¿Qué? ¿Pero c-cómo? —sus ojos se desorbitaron, en clara muestra de inseguridad—. Han, soy una completa idiota para estas cosas. A-Además yo ya le dije que me gustaba y... ella no opinó nada sobre ello —para ese momento, Danielle se sentía apenada ante lo que ella misma dijo.
—Pero eso no es suficiente, no basta con decirlo. Tus acciones deben hablar por ti, deben demostrar cuan sincera son tus intenciones con ella —la peliengra escuchaba todo con atención. Adoraba que su amiga fuera tan madura para muchos temas en la vida, estaba segura que no podría lidiar con ello estando sola—. No es como si de un día para el otro todo debe ser perfecto, solo debes ser sincera.
Marsh iba a comentar algo ante lo escuchado, mas el fuerte timbre de la campana resonó en todo el lugar, indicando el inicio de las primeras clases.
—Solo haz lo creas necesario, pero recuerda, ya no más errores de antes, debes aprender de ellos.
Hanni culminó la conversación, le sonrió en muestra de apoyo y, no pasaron muchos segundos para cuando el profesor se adentró al salón. Las clases comenzaban y Danielle no estaba segura de si podría prestar atención, siendo esta vez por una causa diferente. Por alguien que logró instalarse en su corazón.
Dani sentía que Haerin era su dolor, así también como su medicina.
***
Haerin caminaba rápidamente por los pasillos, el receso ya iba a culminar y solo estaba enfocada en llegar al aula lo más pronto posible.
Había personas por un lado y por el otro, algunos conversando con muchos ánimos y otros riendo de manera estruendosa. La castaña solo hizo una pequeña mueca de disgusto, a veces le aturdía tanto bullicio y más cuando deseaba terminar de leer su preciado libro.
Estaba muy ensimismada en encontrar su salón, hasta que una reconocida y grave voz pronunciando su nombre la hizo detenerse. Era Hanni.
—Hey, hola Haerin-ah —su característica sonrisa relució y la menor solo atinó a asentir levemente.
—Hola, Unnie. ¿Nos toca la misma clase, verdad?
—Sí, eso por eso que corrí apenas te vi por el gran ventanal de la cafetería —Haerin sonrió levemente—. Estaba con Danielle, picando algunos snacks. ¿Por qué no llegaste hoy a la mesa? —intentó preguntar con desinterés fingido, Kang solo carraspeó algo tensa.
—Me mantuve leyendo en la biblioteca, no me sentía bien con tantas personas a mí alrededor —se acomodó mejor los anteojos—. En la cafetería suelen hacer mucho ruido por todo.
—Uhm, entiendo —la mirada de Hanni fue un poco analítica. Pero debía buscar un mejor tema para conseguir algo—. Bueno. ¿Vamos ya?
Haerin emitió un pequeño sonido afirmativo y ambas emprendieron rumbo hacia su respectivo salón.
—Y dime, yo sé que no hemos hablado mucho de ciertos "temas" —recalcó la última palabra—, pero... ¿Has pensado alguna vez en tener pareja?
Haerin instintivamente frunció el entrecejo y la nombró en modo de incomodidad.
—Hanni.
—¿Qué? Solo tengo curiosidad —se encogió de hombros.
—Recuerdo haberte dicho que no está en mis planes tener algo sentimental con alguien. Solo estoy aquí-
—Por la beca y por mantener tus promedios —rodó los ojos—. Eso ya lo sé.
—¿Eso si lo recuerdas, verdad?
—Pues obviamente sí. ¿Por qué repetir lo mismo? Acaso... ¿Acaso no quisieras experimentar nuevas cosas y situaciones? —esbozó una pequeña sonrisa, tratando de animarla.
—¿Y para qué? —cuestionó no encontrando sentido al tema de conversación—. Yo estoy perfectamente bien así, probar algo nuevo me da inseguridad.
—Pero nada pierdes, Hae. Piénsalo. ¿Qué tal si por ahí estás desperdiciando oportunidades?
—Unnie...
—Las oportunidades suelen darse solo una vez en la vida —canturreó feliz, llegando con el tema que quería hablar.
—¿Desde cuándo te has vuelto filosófica? —bromeó.
—Supongo que a veces sale a flote cuando es necesario —respondió con calma—. Pero bueno, solo quiero que lo recuerdes.
—No creo que sea necesario, pero gracias por el consejo.
—Aquí estoy para servirte, al fin y al cabo todo depende de ti —le guiñó el ojo y Haerin solo desvió la mirada.
—No tienes remedio —sonrió y ambas se dieron empujones juguetones, tratando de ver quien tenía más fuerza. Llegaron justo a tiempo ante el sonido de la campana y buscaron su lugar.
—Saliendo —Hanni lo pensó un poco. Nada perdía hablando—, saliendo de clases...¿Conversaremos con las demás como siempre?
—Puede que sí. Ya te dije que no me estaba sintiendo muy bien.
La vietnamita asintió, claramente dudando de si lo que escuchó era verdad o no. Solo esperaba que Danielle pudiera hacer las cosas bien. Ambas eran sus amigas y Hanni ya las visualizaba como una linda pareja.
¡Gracias por leer!
🌷
ESTÁS LEYENDO
sucker for you; daerin
Romance❝Soy una tonta por ti, Haerin.❞ Danielle Marsh era la típica chica mala, popular y arrogante. Sin embargo, todo lo que conformaba ser ella, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez a la chica nueva, la recién transferida de Daeg...