CAPITULO 9

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Megamente esperaba pacientemente a Brad. Fue una gran sorpresa cuando este aceptó la salida a la heladería, y ésta vez prometió no faltar.

Debía admitir que estaba algo atareado con todo últimamente, el entrenamiento de Hall no estaba siendo tan fácil como lo esperaba pues el chico era algo (demasiado) imprudente. Sumando a las salidas a las.que era invitado por Roxanne no le dejaba mucho tiempo para él solo, pero quería aprovechar ese poco tiempo que tenía para conocer a Brad.

¿Por qué?

No lo sabe... Tal vez porque inconcientemente algo en ese hombre le llama la atención, de verdad no podría decirlo, pero es como si le recordara a alguien.

Finalmente llegó, el de lentes sonrió en grande al verlo y levantó su brazo agitando su mano en un intento de llamar la atención del más alto.

–¡Por aquí!–

Metroman quiso rodar los ojos internamente, la actitud algo infantil de Bernard no terminaba de agradarle del todo.

¿Por qué?

Tal vez porque él recordaba esa misma actitud en esa persona a la que amaba con todo su corazón, pero con la que jamás podría estar.

Se sentó en la mesa frente a Bernard quien ya tenía un banana Split a medio comer.

– No te molesta que haya ordenado sin ti ¿O sí? –  preguntó Bernard.

– No, está bien, yo no sé que pedir sinceramente – respondió.

– ¡Yo amo el helado! – exclamó alegre Bernard – Solía comerlo todo el tiempo en mis ratos de depresión.

–¿Depresión?–

– Sí, ya sabes esos momentos que todos tenemos en los que nos sentimos la pero escoria e inmundicia de la existencia –

Metroman se quedó perplejo, ¿Era normal sentirse así?

–¿Por qué te sientes así?– preguntó.

Bernard se metió la cuchara a la boca, derramando un poco de helado que escurrió de sus labios, manchando su mentón.

– Bueno... Cuando todos te excluyen y te ignoran todos los días de tu vida, te llaman fenómeno y te dejan de lado es normal sentirse como lo peor de la sociedad – respondió.

Metroman no dejó de ver en ningún momento la mancha de helado que quedó en el mentón del más bajo,  estiró su mano y con su pulgar intentó limpiarla, pero quedó inmóvil cuando la mirada del castaño se clavó en él.

Ambos mirándose a los ojos nuevamente, con Brad sosteniendo el mentón de Bernard, sin saber que era Metroman sosteniendo el mentón de Megamente.

Megamente sintió un extraño calor en su interior, demasiado contacto del que estaba acostumbrado, algo dentro de él revoloteó y eso lo asustó. Metroman por su parte también sintió algo, era algo muy extraño, algo que ya había sentido antes.

Finalmente Brad rompió el contacto visual y quitó su mano.

– No eres un fenómeno – dijo bajando la mirada.

Bernard no dejó de verlo nunca, y las palabras de Brad hicieron que una pequeña sonrisa adornara su cara.

– Eso es porque no sabes quién soy en verdad – dijo agachando si mirada él también.

Y era cierto, Brad solo se juntaban con él por el disfraz de Bernard, si Brad supiera con quién estaba hablando en realidad no estaría aquí con él. El disfraz de Bernard se había convertido en su espacio seguro, su lugar feliz al que ir sin que las personas lo juzgarán sin conocerlo, y este disfraz no s elo debía quitar jamás pues perdería a los únicos amigos que tenía.

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