–Roier... Ya estás de vuelta, me alegro mucho. —le dice Cell, mirándolo con incredulidad.
–Sí, lamento no haberte llamado, pero todo salió bien. —asegura, nervioso sin saber por qué.
–Me alegra, en serio. ¿Y qué hicieron? Digo, no quiero sonar entrometido, pero...
–Oh, nada realmente, me llevó a conocer a algunos amigos y verlo hacer algunas piruetas en moto. —responde, sincero.
–¿Sólo eso? Muy original... —la decepción en sus palabras podía sentirse, no pudo disimular.
–Sólo eso, bueno, vimos las estrellas. —sonríe con cariño. –Y luego volvimos. Nada más. —termina, aún pensando en el momento.
Cell lo mira, los celos salían hasta de sus orejas, pero no quería parecer grosero en absoluto, sabía cómo ocultar sus emociones fuertes cuando era necesario y no esperaba perder la confianza de Roier tan rápido, no cuando buscaba en su mente planes para reemplazar los sentimientos que él demostraba tener, aunque no se los confirmara.
–Estuve despierto por si necesitabas algo, pero supongo que estás muy cansado, ¿quieres que me vaya? —pregunta, sereno.
–Oh, pues no quisiera molestarte más, mañana tienes un día pesado y deberías estar dormido. —admite.
–No te preocupes, estoy acostumbrado, si necesitas hablar o cualquier cosa sólo dímelo. —sugiere.
–Tengo pensado tomar una ducha rápida, de hecho. Entonces no sé si quieras esperar y vemos una película o me preparo un té, al menos. —razona, pensativo.
–Claro, te espero. —respondió con calma.
Roier salió disparado hacia el cuarto de baño y se apresuró a desvestirse. Estaba contento y no podía negarlo, porque todo su rostro estaba sonrojado y se sentía tibio. El hecho de tener un momento con Spreen sin que hubiera algo más de por medio fue estimulante, porque a pesar de no hacer nada tan subido de tono, podía sentir cómo su cuerpo reaccionaba electrizando sus venas. No sabía si era el peligro o el riesgo de ser vistos por alguien, porque al final se arriesgaba a salir con una figura pública muy querida en todo el mundo, no quería negar que estaba feliz de tomar de su tiempo para simplemente besar sus labios y tratarse como si fueran algo más que desconocidos que se besan sin pensar.
El recuerdo lo acompañó en la ducha y salió emocionado hasta que recordó que no había llevado ropa para cambiarse, se secó con calma y colocó la toalla en su cabeza para poder continuar fuera. Dio algunos pasos hasta el cajón donde había puesto su pijama y se giró confiado hasta que miró los ojos de Cellbit que lo inspeccionaban con pena inimaginable.
–¿Guapito? —exclamó, llevando su mirada inevitablemente a su entrepierna.
El ruido de la taza rompiéndose contra el suelo los sacó a ambos del trance y Roier sólo atinó a sentarse en el borde de la cama tapándose el cuerpo con las manos, sin mucho éxito.
–Discúlpame Roier, no quería mirarte. De verdad, lo siento. —le dijo, corriendo por algo para limpiar el piso.
–No te preocupes. No recordaba que estabas en mi habitación. —se excusó, rojo como un enorme jitomate.
–Lo siento muchísimo.
Roier se vistió a velocidad luz y se acercó a él para ayudarlo a limpiar el desastre.
Se agachó para recoger los fragmentos y Cell lo acompañó con muchas servilletas de papel para envolver lo posible.
–¿Te hiciste daño? —le pregunta.
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DRS - Spiderbear / Guapoduo
FanfictionAmbientada en las calurosas carreras de la F1, donde un trofeo no es lo único por ganar. ¿Team !c Spreen? o ¿Team !c Cellbit? ¡Tú eliges! Nuevo Cap cada miércoles :3