DRS - Spiderbear / Guapoduo

Spreen

Habían pasado semanas desde el incidente, Roier no sabía nada de ninguno de los dos. Los managers de ambos les habían prohibido contactarlo para evitar cualquier problema, todo mientras la gente dejaba de difundir las fotografías o al menos dejaban de preguntarlo en sus redes sociales.

Quacks le ayudó a Roier a dar de baja todas sus cuentas y crear nuevas, privadas. A excepción de una donde subía sus diseños propios y bocetos de su trabajo. Él fue el apoyo emocional que más necesitaba y estuvo al pie del cañón, como siempre.

Estaban de vacaciones, así que sólo debía lidiar con los mensajes que llegaban a su teléfono para preguntar cómo estaba, con visibles intenciones de llevar la conversación a las preguntas que siempre lograba frenar antes de ser siquiera escritas. Pero seguía preocupado por su integridad, porque una vez que el periodo vacacional se acabara, debía asistir a clases y enfrentarse a su nueva realidad, sabía que todos ahí ya estaban enterados y sin duda sólo estaría detrás de Quacks como una sanguijuela para no sentirse peor.

Debía superarlo y sobrellevar, al fin y al cabo, sólo les quedaba un año y toda la pesadilla acabaría, aunque no estaba seguro de sus oportunidades y estaba dispuesto a renunciar o buscar algo propio por hacer, quizá sólo comisiones anónimas que lo ayudaran a cubrir los gastos varios. Haría lo que sea, pero lo haría bien y, sobre todo, al lado de su mejor amigo que nunca se rendía y lo defendía a muerte.

Así mismo, la semana de inscripciones ya había pasado y aún faltaba una semana para ingresar al plantel, tenían los horarios y lo mejor era que les había tocado juntos, parece que el destino estaba intentando ayudarlo un poco a no padecer tanto el repentino cambio, entonces sólo era cuestión de prestar atención únicamente a las clases y no a los chismes de lavadero que sabía que rondarían a su alrededor.

Empezó a organizar sus cosas y comprar por internet los materiales que sabía que le faltaban. Aún no estaba listo para salir a la calle y se la pasó encerrado, valiéndose de Quacks que hacía su vida totalmente normal, nunca descuidando su atención para con el castaño y consintiéndolo lo más posible para que no pensara en escenarios fatídicos de su vuelta a clases.

Se seguía sintiendo triste, porque, pasara lo que pasara, extrañaba muchísimo a Spreen. Sus ojos intensos siempre llegaban a él en algún momento del día. Al final fue con él con quien se besó por primera vez en esa fiesta y dejó una parte con él cuando no pudo despedirse. No pudo volver a ver esos ojos tristes que tanto lo seguían y que quería curar, de alguna manera.

Había sido culpable de mucho y una de las cosas de las que más se arrepentía en la vida era no haber podido dejar en claro los sentimientos que tenía por los dos. Seguía creyendo que nada de lo que hizo estaba bien, pero haber creído que una experiencia así podría ser una increíble anécdota por contarle a su amigo y que se sintiera orgulloso de él por haber entendido que podía meter sólo el cuerpo y no el corazón. Aunque, si recordamos, todo salió al revés cuando el corazón fue lo primero que metió.

Quería mandarle un mensaje, saber cómo estaba todo o siquiera saber si ya había comido o no, cualquier estúpida pregunta casual que pudiera desembocar en algo profundo que los mantuviera despiertos en la madrugada. Tan sólo quería volver a sentir esa sonrisa en sus labios que adornaba a las mejillas totalmente sonrojadas o a sus párpados a punto de cerrarse. Pero no se atrevía, quizá hasta lo había bloqueado de todos lados y no había forma de contactarlo, simplemente quería saber algo más personal que lo que veía en las noticias.

Las "vacaciones" para los pilotos se acercaban, y lo sabía porque Quacks le dijo que Luzu estaría algunos días en la ciudad y quería verlo, al final ellos sí tenían una relación lo suficientemente sólida como para encontrarse en algún lugar y pasar desapercibidos, Luzu tenía un equipo que conocía todos sus pasos y buscaba los mejores lugares para que tuvieran encuentros sin ser molestados por absolutamente nadie, lo envidiaba mucho, pero intentaría no verse tan celoso en esos días.