Capítulo 6 - Suspiros en la Distancia

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La brisa nocturna soplaba suavemente sobre la playa, llevando consigo el dulce aroma del mar. León caminaba solo por la arena, su mente perdida en los recuerdos de las últimas semanas. Aunque el cielo estaba salpicado de estrellas brillantes, su corazón sentía un vacío que ninguna constelación podía llenar.

Recordaba las palabras que compartieron bajo el vasto lienzo del firmamento. Las líneas de la poesía resonaban en su mente, como un eco lejano que llamaba a su alma:

*En el faro de tu amor,*
*En el regazo de tu piel,*
*Me dejo llevar al sol,*
*Es que no hay nadie como tú,*

La imagen de Clau sonriendo en la luz de la luna apareció en su mente. Cada uno de sus momentos juntos estaba grabado en su memoria como una obra maestra en un lienzo en constante evolución. La forma en que ella lo miraba, con los ojos llenos de admiración y afecto, había encendido algo dentro de él que no sabía que existía.

*Que me haga sentir sentir así,*
*En un arrullo de estrellas, ah-ah-ah,*
*Te lo digo desde el alma,*
*Y con el corazón abierto,*

Sus pasos lo llevaron a la orilla del mar, donde las olas besaban la arena en un abrazo eterno. León se dejó caer en la arena, sus dedos jugando con la arena mientras sus pensamientos lo envolvían.

Las palabras de Soli resonaron en su mente como una canción triste pero reconfortante:

*Despojados del dolor,*
*Nos volvemos a encontrar,*
*Al final del infinito,*
*Entre ríos púrpura,*

La sensación de pérdida se intensificó en su pecho. Sabía que había encontrado algo especial con Clau, algo que iba más allá de las palabras. Pero ahora, parecía que el destino había jugado una cruel broma y los había separado antes de que pudieran explorar completamente ese sentimiento.

Cerró los ojos y pudo ver el rostro de Clau, sus ojos llenos de esperanza y ternura. Había una conexión inexplicable entre ellos, como si estuvieran unidos por hilos invisibles en el tejido del universo.

*Eres mi amor eterno,*
*Mi ángel de la guarda, ah-ah-ah,*
*Te lo digo desde el alma,*
*Con el corazón abierto,*

León suspiró profundamente, sintiendo cómo el susurro de las olas acariciaba su corazón con tristeza. Anhelaba la calidez de Clau, la forma en que su piel se sentía contra la suya, como un abrazo eterno que les recordaba que no estaban solos en este vasto cosmos.

*Entre tus alas dormí,*
*Y en tu mirada compasiva, crecí,*
*Siempre confiaste en todo lo que soñé,*
*Me cuidaste y me guiaste hasta aquí, ah-ah-ah,*

León se levantó lentamente y miró hacia el horizonte, donde el mar y el cielo se fundían en un abrazo infinito. Sabía que, aunque Clau no estaba a su lado en ese momento, su amor y su influencia seguían vivos en su interior, guiándolo como un faro en la oscuridad.

*Te lo digo desde el alma,*
*Con el corazón abierto, ah-ah-ah,*
*Eres mi amor eterno,*
*Mi ángel de la guarda, ah-ah-ah,*

El viento llevó su suspiro al mar, como un mensaje silencioso que esperaba encontrar su camino hacia el corazón de Clau, donde quiera que estuviera.

*Te lo digo desde el alma,*
*Con el corazón abierto, ah-ah-ah,*
*Eres mi amor eterno,*
*Mi ángel de la guarda, ah-ah-ah,*

Mientras la noche avanzaba y las estrellas seguían su danza cósmica, León se prometió a sí mismo que seguiría buscando el brillo de Clau en cada rincón del universo, porque en su corazón, sabía que no había nadie como ella.

El capítulo concluyó con una sensación agridulce, un susurro de amor y pérdida que flotaba en el aire como una melodía triste pero hermosa.

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