— Asher, ya por favor — estaría siendo una completa mentirosa si dijera que no llevo toda la mañana rogándole que me devuelva mi luna —. Te voy a quitar algo tuyo, haber si te gusta — le amenace con mi dedo índice.
— No tengo nada que puedas llevarte — pensó un momento —, de hecho si lo tengo, pero no sabes que es — alzó sus hombros sin darle importancia.
— ¿Cuándo piensas regresarme mi luna? — le pregunte enfatizando la voz en el "mi" porque es mía diga lo que diga.
— Aún no lo sé — se metió una galleta de chocolate a la boca.
Éramos los primeros en llegar a la mesa donde solemos sentarnos en el comedor. Los demás se acercaban lentamente con sus bandejas, riendo constantemente de sus bobadas, Sammy se notaba un tanto irritada.
— ¡Hey! — saludo animado Dano.
— Hola — dijimos Asher y yo a la par, por lo que nos volteamos a ver y reímos.
— ¿Por qué traes la luna de Paris en el cuello? — le pregunto Sammy a Asher, con la mirada clavada en su cuello.
— Larga historia — respondió él sin ganas de hablar, ahora él está enfadado y no yo.
— Vamos cuenten un poquito, ¿Qué se traen? — insistió Sammy, no entiendo porque tanta intriga. Ella no suele ser así, de hecho no diría nada y me preguntaría luego.
— ¡Joder! Dije que no — grito —. Si te evite la primera vez, no preguntes más, ¿Vale? — todos los músculos de su cara estaban tensos y la galleta que se iba llevar a la boca terminó destrozada sobre la mesa. Estaba enfadado, realmente enfadado, lo podía ver en sus ojos. Se paró de la mesa y empezó a caminar hacia la puerta.
— Asher — susurre por debajo de todo el bullicio de las personas.
— ¿Si? — dijo volteando solamente su cara.
— ¿A dónde vas? — le pregunte aún desde mi lugar.
— Ven conmigo — estiró su mano hacia mí para que yo la tomara. Los demás solo nos veían confundidos. Es como si el enfado de hace segundos atrás se le pasará al instante.
— Asher, quédate — le pidió Sammy.
— No me quedaré, y espero que no insistas de nuevo — ahí está otra vez el mismo de hace unos minutos — Vamos, París — me insistió de nuevo con voz calmada. Esta vez tome su mano y empezamos a caminar con paso lento hacia la salida.
Podía escuchar a los chicos murmuras sobre el carácter de Asher, haciendo especulaciones que no se si son ciertas. Levante mi mirada del suelo y la fijé en su perfil, todo en cámara lenta para fijarme bien en sus expresiones. Se notaba aún el enojo, pero un poco más disimulado.
Caminamos poco menos de cinco minutos para llegar hasta las piscinas del instituto. Nos sentamos en las gradas, y él solo veía el agua en silencio.
— ¿Quieres entrar? — pregunté en voz baja.
— Es lo que más deseo ahora mismo, es la única manera de apaciguar las llamas del enojo que tengo dentro — se sentía bien que me contara estas cosas, me sentía cálida de cierta forma.
— ¿Por qué no lo haces? — volví a preguntar ahora más cerca de él.
— No puedo, porque tendría que ducharme luego y tampoco tengo el traje ahora mismo — respondió más relajado.
— Entonces tienes que encontrar otra manera de bajar tus niveles — le aconseje.
— Tienes razón — se pasó las manos por la cara — ¿Tienes alguna idea? — interrogó.
— Bueno, yo hago diversas actividades — hice una pausa —. Me ayuda el hacer múltiples cosas, y depende del momento. Puedo bailar o ir a mis clases de teatro. También puedo leer o escribir algo. Aunque en ocasiones me ayuda el dibujar algo y luego romperlo. Nunca agarró mi teléfono porque podría hacer una locura en redes sociales y...
Me besó. Realmente me está besando. Vuelvo a sentir sus labios junto a los míos, una sincronía perfecta. Sus manos en mi cintura nos acercaron un poco más. Yo coloqué una de mis manos sobre su mejilla izquierda mientras la otra jugueteaba con sus cabello.
— ¿Te han dicho que eres muy parlanchina? — cuestionó muy cerca de mi cara.
— No, de hecho no porque no suelo hablar mucho — mis mejillas estaban ardiendo.
— Debo ser afortunado en ese caso — besó mi nariz.
— Deberías — le seguí el jueguito.
— Creo que encontré algo diferente a la natación con que regular mis niveles — confesó.
— ¿Se puede saber qué es? — le interrogue aún jugando con mis manos en sus cabello.
— Tú, tú y esos labios son el regulador perfecto — ¡Dios mío con este chico!
— Estas bastante gracioso ahora mismo — me reí un poco. Él negó con la cabeza y se separó poco a poco con una sonrisa en los labios.
— ¿Qué voy hacer contigo, Capital? — se preguntó más para si mismo. Estaba bastante relajado.
— ¿Por qué no quisiste hablar con Sammy? — le hice la pregunta ignorando un poco la suya, cosa que lo sorprendió ya que se puso erguido y me miro fijamente.
— Porque es cosa nuestra, no de ella — respondió con voz calmada.
— Vale, lo siento si te hice enfadar de nuevo — me encogí de hombros.
— Se supone que eres mi regulador de niveles, no debes hacer lo contrario a eso — y aunque no quisiera eso me causaba gracia, mucha si soy sincera.
— ¿Ahora que buscaras cada que te enfades? — comenté con la risa atorada en los labios.
— Tendrás que estar siempre a mi lado — se fue toda risa con su comentario y se alojó algo cálido dentro de mí. Este es el Asher que quiero que sea siempre con todos.
Dice cosas que provoca que las mariposas de mi estomago aleteen con fuerza, como quisiera que al tomar agua pudiera ahogarlas. Incluso si él no estuviera frente a mi, con tan solo pensarlo ellas aparecen. ¿Qué está ocurriendo, París?
Creo que ya me excusé lo suficiente en el capítulo anterior. Nos vemos en el siguiente capítulo.Está escritora novata se despide.
Les dejo besitos tronados en sus mejillas.¡Bye!
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Una luna para París
Teen Fiction¿Quién besa a una persona con cinco minutos de conocerle? Pues parece que París Coli, lo haría. Una chica directa y con unas cuantas cosas por descubrir. Y tal parece que Asher es el más interesado por descifrar que pasa por la mente de esta chica...