CHAPTER 3 Par 1.

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El Gobernante Del Inframundo.

CHAPTER 3.

Hades suspiro pesadamente, tras dejarse caer sobre su trono en el Reino del inframundo.

Su cuerpo se sentía cansado.

Había sido un día duro y muy difícil de aguantar las ganas de matar a Zeus.

¿No entendía el por qué?

¿Por qué perséfone lo engañaría dos veces?

Qué sentido tenía esforzarse tanto, si ella solamente lo volvería a engañar con las mismas escorias?

-¡Hmph! -bufó, levantando el antebrazo izquierdo y tapándose los ojos.

Lo único que agradecía de este maldito día, era que su hermano Poseídon estuvo en todo momento a su lado.

Incluso cuando llegó el momento de enfrentar a su madre, el dios del mar se paró firmemente a su lado.

¿Su madre...?

Ella también se había vuelto un problema.

Podía sentirla tratando de entrar en el Inframundo.

La podía sentir intentarlo, pero fallar de una forma magistral.

El era el amo y señor del inframundo, su dominio sobre este, era mucho más fuerte y mejor, que el del Lucifer de la facción bíblica.

Esos Devils también se estaban volviendo en un problema.

Al parecer y por el informe que recibió por parte del Elohim, Lucifer había tratado de hacer caer a varios de sus ángeles.

Pero al ver qué no tenía éxito, decidió atacar a su padre donde más le dolería.

Hace aproximadamente 33 años, el dios bíblico busco salvar a la mayor cantidad de almas humanas posibles.

Así que éste reencarno en un pequeño bebé, al cuál llamaron Jesús de Nazareth.

Sin embargo, Lucifer intervino durante una de sus charlas y manipuló a uno de sus ciervos para que lo traicionará.

Éste lo condujo hasta la cámara del rey de Roma Herodes, al cuál le contó que había un falso profeta.

Esto enfureció a la cámara del cenado, y bajo la presión el emperador romano, se vio obligado a capturar al hombre.

Con la ayuda del ciervo manipulado por Lucifer, dieron con el paradero del profeta al cuál abordaron y capturaron.

Durante 3 días y 3 noches, el hombre fue golpeado y torturado para que dijera la verdad de que él no era el verdadero profeta del que tanto se venía hablando.

Hasta el punto en el que los cenadores, dieron a elegir en un podio a quien liberar.

Era Jesús y un violador que había asesinado sin piedad a varias mujeres.

El voto fue unánime, ni siquiera los demás ciervos de Jesús pudieron hacer algo ante la abrumadora cantidad de votos hacia el violador.

El Emperador Herodes, se vio un poco consternado al ver esto.

¿Quién elegiría a un violador, antes que a un hombre, que solo profesaba la palabra de Dios?

Se vio muy tentado de matar a todos los cenadores, incluyendo al violador que sonreía de forma arrogante al ver qué lo liberarían.

Pero desde la muerte de Alejandro Magno, todo el poder que alguna vez represento el puesto de Rey, había sido perdido por los sucesores que dejó.

Todos solo comenzaron a ver por si mismos, y a tomar a cuánta mujer les parecía atractiva.

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