El Gobernante Del Inframundo

CHAPTER 4

El Gobernante Del Inframundo.

CHAPTER 4.

Beelzebub no podía creer lo que estaba ocurriendo.

Él era considerado como el ángel que cayó de la gracia de Dios, por su gran glotonería de conocimiento.

Él que era considerado como el más inteligente de los 4 Maou Originales, siendo rebajado a nada más que escoria.

"¡Esto es malo...!"

Beelzebub apretó sus puños contra el suelo, debajo de él.

No podía creer que se encontrará de rodillas ante unas simples sombras.

Sus manos se llenaron con tierra muerta del inframundo griego.

Todo había salido jodidamente mal.

Pero en primer lugar, ¿Por qué acepto seguir el estúpido plan de Lucifer?

Él era Beelzebub el señor de las moscas y quién había caído por su gran gula del conocimiento.

Debía haber visto venir un desastre trás el total fracaso de Lucifer de obtener a Eva.

Sin olvidar el pequeño detalle, de que tuvo que colaborar con Leviatán y Asmodeus, para no perder al rey de los demonios más fuertes, en una cruzada de faldas.

Sus ojos rojos se dirigieron hacia su mano, donde aún tenía una gran cicatriz de un corte.

"Esa espada no es normal".

Se murmuró con seriedad, sin poder creer que una cicatriz aún perdurará en su cuerpo perfecto.

Había hecho todo lo que tenía en sus manos, para borrar aquella cosa que fue dejada por esa aterradora espada.

Todavía podía recordar claramente, como un pilar de destrucción se dirigía en su dirección y a la de sus demás hermanos.

"Pero supongo que fue mínimo el pago por nuestras vidas".

Esto era lo único que le recordaba todavía a ese maldito día de su tan longeva vida demoníaca.

Lucifer había removido las aguas del dios equivocado y lo pago muy caro.

Un trauma fatal al dios de los muertos, y un extraño pavor al nombre de "Eva".

El primer revolucionario aún podia sentir esa espada atravesarle la caja torácica, y uno de sus dos pulmones.

Además que al igual que su hermano sabelotodo, recordaba muy bien aquel pilar de destrucción acercarse de forma estrepitosa hacia él.

"¡Mierda!"

Maldijo Lucifer, al ver qué su plan de ganarse la confianza del Gobernante del inframundo había fracasado.

El pecado original se encontraba tirado en el suelo con el rostro enterrado en la tierra.

Otro posible aliado lo había mandado a la mierda.

Aunque éste tenía razones válidas para mandarlo a freír monos a la china.

Había tratado de ponerle las manos encima a la creación del regidor del averno griego.

Se maldecia muchas veces por no poder haberlo mantenido dentro de sus pantalones.

Pero nadie podía culparlo.

La pequeña Ningen, había estado muy caliente desde su creación.

Pero después de todo debió de haberlo sabido, ya que tomaron de referencia a la diosa más hermosa del panteón griego.