thirteen !

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— Vengo a ver a Jeongin — la mujer alzó la vista, viendo con una ceja alzada por los malos modales de aquella pelirroja.

— Lo siento, el jefe Yang pidió que nadie lo molestará.

Yuna soltó una risa de indignación, dejó caer su bolso en el escritorio de la chica y se inclinó hacia ella.

— ¿Qué no sabes quién soy? Soy la esposa de Yang Jeongin, así que, quieras o no pasaré — agarró de nuevo su bolso y caminó enojada hasta la puerta de la oficina de Yang.

— Señora, no debe pasar — la chica preocupada por ser regañada por su jefe se apresuró a seguir a la pelirroja, tratando de detenerla.

Yuna esquivó todos los agarres de la secretaría abriendo finalmente la puerta, encontrándose con una asquerosa escena para sus ojos.

Jeongin estaba sentado en su silla detrás del escritorio, Hyunjin también se encontraba ahí, sentado frente a él, ambos riendo y disfrutando de la comida que Hwang le había llevado a su mayor.

Toda esa burbuja de felicidad se vió interrumpida por la puerta siendo bruscamente abierta. Jeongin se puso de pie, viendo enojado a la mujer.

— J-Jefe Yang, de verdad trate de detenerla, de verdad lo intente — el rubio pasó su mirada a su secretaria que se miraba tan asustada.

— Sana, no pasa nada, regresa a tu lugar de trabajo — la chica asintió, atacando rápidamente la orden.

— ¿Interrumpí tu velada romántica, Yang? — preguntó sarcásticamente la femenina.

— La verdad es que sí, al ver tu cara de culo ya hasta me dió ganas de vomitar la comida — respondió Hyunjin, recibiendo una mirada de furia por parte de la mayor.

— A ti no te estaba hablando, niño.

— Ya basta, ¿qué haces en mi oficina? — preguntó Jeongin, cruzándose de brazos.

La mujer sacó de su bolso un sobre blanco, uno que Jeongin reconoció de inmediato.

— Te traje el maldito papel firmado — lanzó el papel al escritorio, Yang sonrió, abriendo el sobre para confirmar lo dicho.

— Que bueno que decidiste el camino fácil, Yuna.

— Una mierda, solo venía a eso, no quiero nada tuyo si lo preguntas, me das asco — hizo un gesto de desagrado, acomodando su bolso de nuevo en su hombro, lista para salir.

— Igual no te correspondía nada, mis bienes son separados, te quedarías sin nada igual — se encogió de hombros, doblando con cuidado el papel de aquella carta que salvaría su vida.

La pelirroja casi echó humo por las orejas, sus mejillas estaban rojas por el coraje que estaba conteniendo.

— Algún día te regresarán toda la mierda que hiciste — y sin más salió de aquella oficina, empujando a los empleados que se encontraban en el pasillo estorbando su camino.

Hyunjin quien se mantuvo en silencio observando aquella entretenida escena soltó una risa, atrayendo la atención del rubio.

— ¿Tú de qué te ríes? — preguntó acusadoramente.

— En lo bien que la dejas sin palabras, pobrecita, esperemos le vaya bien en la vida — lo último lo soltó con sarcasmo, haciendo reír a Jeongin.

— Olvidemos esta interrupción y sigamos comiendo, que lindo de tu parte traerme comida.

— Así me traes, Yang.

— Mandilón — el mencionado rió, asintiendo a sus palabras.

hyun + in = <3

Hyunjin se quedó el resto del día en la oficina de su amado, importándole poco faltar a sus clases, claro que Jeongin lo había regañado, pero lo convenció con un par de besos.

Cuando Yang salió, se dirigieron a ver una de las casas que le había llamado la atención a Jeongin, y por supuesto quería la opinión del menor.

La persona que se encargaba de darles el recorrido iba delante de ellos, Hyunjin miraba lo grande que era, y Jeongin checaba que todo con la casa estuviera bien.

— Está es la última habitación de este piso, es la más grande que las anteriores porque dentro se encuentra un gimnasio — ambos miraron, la puerta era de vidrio, a diferencia de las otras, y en su interior había de todo tipo de máquinas — El gimnasio es algo que nosotros ya ofrecemos, con todo lo necesario para hacer su rutina, es por eso que el precio aumenta.

Los ojos de Hyunjin brillaban al ver que podría tener su propio gimnasio bajo su mismo techo.

— Es asombroso.

Jeongin sonrió al ver lo magnificado que se encontraba el pelinegro.

— Vayamos al último piso.

En el último piso solo había una puerta que al abrirla daba a una gran terraza, donde había pequeñas mesas con sombrillas, una sala de estar, y aproximadamente dos albercas y un jacuzzi.

La guía comenzó a explicar el funcionamiento del lugar, pero el rubio dejó de escucharla al ver cómo Hyunjin se acercaba a su oído.

— Imagínate cuánto nos podremos divertir aquí, en las noches — el rubio sintió un escalofrío al imaginar aquello.

— Hyunjin — el llamado sonó más como un jadeó.

— Y prácticamente este es el final, es una de las casas más hermosas que vendemos, con una zona segura, y vista increíble — los interrumpió la voz de la señora, había olvidado que estaba ahí.

Jeongin volteó a ver a Hyunjin con una sonrisa.

— Queremos la casa — Hyunjin lo miró sorprendido, la casa se veía demasiado costosa.

— Podemos ir a ver otras más chicas, esta demasiado grande para sólo nosotros — susurró en su oído.

— ¿Y qué? Ambos nos merecemos esto, Hyunjinnie — le sonrió, caminando hasta la mujer.

— Es una grandiosa noticia, déjeme explicarle bien los métodos de ad...

Hyunjin dejó de escuchar, mirando la vista que daba estar en el piso más alto, sintió una presión en su pecho, él quería ayudar a Jeongin, con los gastos o mantenimiento de la casa, debería pedirle ya trabajo a su papá en la que sería su próxima empresa.

Ya en la noche, ambos se encontraban afuera de la casa de Hwang, era hora de despedirse.

— Muero por estar contigo día y noche — murmuró Hyunjin, agarrándolo de la cintura para juntarlo a él.

— Un par de papeles más y te voy a robar — se rieron, Hyunjin lo observó, Jeongin se miraba hermoso riendo — ¿Jinnie?

— ¿Cómo me dijiste?

— Jinnie, ¿te molesta? — el menor sonrió negando.

— No, de ti se escucha hermoso.

Ambos se dieron un par de besitos antes de despedirse. Hyunjin se quedó en la puerta, diciendo adiós con la mano, Jeongin le lanzó un último beso, avanzando en su carro.

hyun + in = <3

Entró a su casa, viendo a sus padres en la sala, viendo una serie.

— Llegué.

— ¿Dónde andabas tan noche? — preguntó la mujer.

— Con Jeongin.

Sus padres ya sabían de su relación con el mayor, con su mamá no fue tan difícil, pero su padre fue otro tema, al principio se había enojado, pero después aceptó que su hijo en unos meses sería mayor de edad y que no podía obligarlo a no amar.

Así que ambos estaban haciendo un gran trabajo en aceptar a Jeongin como la pareja de su hijo.

¡ 현인 !

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mom's friend › hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora