games of two

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Louis tal vez estaba actuando como un idiota, tal vez no tenía sentido que reaccionara así, tal vez también estaba siendo inmaduro y solo tal vez, tampoco le importaba.

Por eso, justo en ese instante estaba dirigiéndose a la cafetería donde Harry trabajaba para hacer algo realmente estúpido. Y no le importaba que el menor lo viera porque no era su asunto después de todo. Tenía una extraña sensación, algo pinchando en su pecho que decía que debía hacer algo para sentirse mejor consigo mismo.

Abrió la puerta y al instante la campanita hizo que varias personas enfocaran sus vistas en él, en especial la de Harry. El rizado lució ligeramente emocionado de que estuviera ahí, y él con calma se acercó a la caja.

—Lou, viniste...

Sonrió apoyando sus codos en la repisa.

—Si —susurró asintiendo lentamente.

—Genial, ¿Quieres que nos vayamos? Puedo decirle a Dylan que...

—Oh no, Harry —negó de inmediato soltando una risa—. No vine por nada de eso, estoy aquí para una cita.

El semblante de Harry cambió de inmediato al escuchar las palabras del castaño, sus labios quedaron en una fina línea por la seriedad que estaba expresando en ese instante.

—¿Una cita?

Louis asintió, a punto de preguntarle si tenía algún problema con aquello, pero fue interrumpido por la voz de un chico alto rubio que había estado sentado cuando llegó y al cual, no le había prestado real atención.

—¿Louis?

El mencionado lo miro y asintió lentamente, Harry miraba todo con atención.

—Si.

—Soy Isaac —sonrió—. Waoh, es increíble que si seas real —se inclinó sonriendo incluso más grande.

—Oh —Louis también estaba sorprendido de que el chico frente a él si fuera real y no una trampa como hace unos meses, casi año, atrás. Honestamente tenía mucho sin tener citas—. Es genial.

—¿Quieres ir a sentarte? —señaló detrás suyo el más alto.

—Por supuesto —asintió y luego giró a mirar al rizado el cual aún lo miraba con sus codos apoyados en repisa—. Adiós, Harry.

El mencionado no respondió y Louis tampoco espero respuesta y fue a sentarse con el chico lindo, realmente estaba sorprendido de que fuera real y no una estafa como a lo que estaba acostumbrado. Suponía que el mundo de las citas había cambiado en lo que él no estaba.

Hablar con Isaac fue fácil, aparte de guapo el chico era interesante y tenía una aura bastante encantadora. Fue minutos después que Dylan llegó frente a ellos, mientras ambos reían de una divertida anécdota contada por el más alto la cual le había pasado en la secundaria.

—¿Qué van a ordenar? —pregunto con tono brusco y aburrido, sin decir buenas y con expresión seria.

Isaac estuvo descolocado por varios segundos, mirando de Dylan a Louis hasta que finalmente sonrió.

—¿Qué vas a querer, Louis?

—Quiero una malteada de fresa.

—Pues quiero lo mismo —asintió mirando al más alto.

Dylan soltó una risa y sin más se giró para traer sus ordenes.

—Oye, que horrible el servicio aquí, ¿no?

Louis asintió. Si, definitivamente era un pésimo servicio, porque se suponía que fuera Harry el que fuera por su orden, Dylan no salía de detrás de caja, ¿Por qué lo había hecho hoy de todos los días? Tan solo unos cinco minutos luego la orden de Isaac fue dejada con delicadeza frente a él, mientras que la de Louis fue dejada de forma un poco más brusca, por un instante pensó que esta le caería encima.

—Oiga, disculpe —Llamó el rubio—. Desde hace rato está siendo muy grosero.

Dylan rodó los ojos.

—No es contigo así que no te metas.

—Pero es con mi cita.

El castaño soltó una risa incrédulo cuando se giró a mirar al rubio. Louis se puso de pie.

—Dylan, ya basta. Por favor.

El mayor giró a mirarlo, le dio una intensa y cruda mirada antes de rodar los ojos y girarse para ir detrás de la barra nuevamente. Louis lo miro atentamente, vio cómo le decía algo a Harry y este solo negaba con la cabeza, al parecer despreocupado. Eso hizo que el trago de su dulce malteada supiera amargo.

—Louis.

—¿Si? —miro al rubio—. Disculpa, ¿Que decías?

—¿Lo conoces? Digo, independientemente de eso fue muy grosero pero...

—No te preocupes, es alguien con el que tuve un pequeño problema pero todo estará bien.

—¿Si?, ¿Seguro?

—Si, las cosas siempre son así —soltó una risita y luego de mirar su malteada por varios segundos desvío el tema hacia otra cosa, ya que honestamente no quería pensar el porqué de la actitud de Dylan.

Paso alrededor de una hora más en la que hablaron y compartieron muchísima información innecesaria, Isaac honestamente le caía de maravilla y parecía entrar en el concepto perfecto de mejor amigo. Luego de hablar ambos decidieron ir al cine a ver una película y justo cuando se ponían de pie entre risas el turno de Harry parecía acabar, Louis jura que esta vez no fue adrede, honestamente no quería topárselo.

—Hey.

—Hey.

—¿Como les fue en su cita? —pregunto Harry con una pequeña sonrisa.

Louis iba a responder pero Isaac fue más rápido en hacerlo.

—De maravilla, ahora vamos al cine —sonrió mirando a Louis—. Cierto, iré a traer mi auto, lo deje un poco alejado, ¿si?

Louis asintió rápidamente e Isaac desapareció en busca de su auto. Harry estaba frente a él, sin el uniforme y con la mochila que solía llevar al trabajo en su hombro, el rizado no estaba haciendo nada en particular pero para el ojiazul lucia tan... sexy.

—¿Quieres decir algo, Lou?

—No —respondió de inmediato—. ¿Tú si?

—Mm, si tu cita termina mal pues podríamos vernos, ¿no? —sonrió.

Louis abrió la boca pero nada salió de ella, pensó, por un instante que a Harry realmente le afectaría eso de que tuviera una cita, pero al
parecer no.

—No lo se, las cosas están marchando de maravilla —respondió lo más normal que pudo—. Dudo poder ir a tu departamento.

—Ah, como desees. Tú solo avísame si... Ya sabes —lo miro de arriba abajo—. Las cosas no encajan.

Louis quería borrarle la expresión de autosuficiencia de la cara con un puñetazo pero la puerta se abrió nuevamente e Isaac le dijo que el auto ya estaba listo.

—Bueno, adiós Harry.

—Adiós, Lou...

Sacudió su mano en despedida, tanto para Louis como para Isaac y cuando estos desaparecieron por la puerta solo pudo soltar un suspiro mientras rodaba los ojos.

—Eres un idiota, ¿lo sabes?

—Ya sé, Dylan.

Harry lo sabía pero había algo que lo mantenía en una constante duda y era quien de los dos era el más idiota.

friends and a little bit more | ˡᵃʳʳʸ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora