I will follow you into the dark, my dear.

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Whickber Street
A.Z Fell and Co.

Noviembre. 17:54 pm

El tintineo de las pequeñas campanas de la entrada llamaron su atención. Su ceño se frunció junto al relámpago que iluminó de fondo a Whickber Street. Llegaban las frías épocas de lluvia.

"amigable recordatorio: quitar esas malditas campanitas que suenan al abrir la puerta"

Dio un suspiró largo y cansado, ignorando por un par de segundos completo la presencia que entraba a la librería, aunque era bastante imposible de pasar desapercibida más de un minuto. Muriel con su enorme sonrisa.

"y por lo menos ya no usa su estúpida ropa de Inspectora-Agente"

Ya seria el colmo si lo hiciera, los ángeles solían tomar bastante tiempo en cambiar o en adaptarse a la humanidad, parecía como si de verdad les gustara encasillarse en una época histórica y no la soltarla. A saber que habría visto Muriel cuando bajó a la tierra para hacer "su investigación del milagro"
Pero, por lo menos ahora tenía a Nina y Maggie quienes le ayudaron a adaptarse en estos cuatro años, su forma de vestir, inclusive aprendía poco a poco cosas mundanas más allá de sentarse a mirar la taza de té fijamente. Pero eso no quitaba que era una puta astilla en el culo.

Y sin embargo; ahí estaba, soportando esos cuatro años. Pero no era por ella, ni por Maggie, ni por Nina, ni por el buen whisky del pub o el vecindario. Todo era el remanente que dejaba esa librería.

—Sr. Crowley mire esto: —Muriel le mostró una tablet encendida con varias aplicaciones. —Es una libreta moderna. Me lo explicaron todo, aquí las cartas vuelan dentro de ella hacia otros humanos, pero lo más sorprendente es que parte de la esencia del ser humano entra en estas, de esta manera se puede tener cartas en esta libreta moderna, es decir, como una interacción entre humanos frente a frente, pero sin que el humano esté de forma presencial. ¿¡No es eso increíble!? —

—encantador... —murmuró Crowley sentado, o más bien desparramado en ese sillón frente al escritorio, un escritorio que no había sido usado como años atrás, hoy solo era un espacio como todos, para libros. —Se le conoce como videollamada. ¿Qué ustedes no hacen algo así en sus departamentos celestiales? Grandes cabezas hablando en pilares. —

—Si, pero eso solo es algo a lo que departamentos altos tienen acceso, pero aquí, cualquiera puede hacerlo. ¡Sr. Crowley tengamos una videollamada! —Muriel le mostró la tablet apuntando a donde estaban las aplicaciones.

—No. Me voy. —Tomó las llaves del Bentley con Muriel dando pasitos tras él. Tomó una de sus plantas, la que dejaba ahí cuando sabía que estaría regresando a la biblioteca pero se la llevaba cuando no volvería en meses. —No regresaré en bastante tiempo así que tienes advertido de nuevo, NO.VENDAS.NADA —No entendía qué caso tenía seguir diciendo aquellas cosas, ¿con qué objetivo? Él no iba a regresar. Él había elegido su lugar. —Y por cierto, no se te ocurra usar la videocámara para hablar con gente desconocida... —torció una sonrisa de pronto deteniéndose en la puerta. —Espera, ¿sabes que? hazlo, así te das cuenta de todo tipo de blancos y negros que tiene la humanidad. —En su cabeza le taladró un "Crowley, deja de hacer que las almas puras se acerquen a la tentación y a la perdición" pero la ignoró como lo había estado haciendo por su sanidad mental, los últimos cuatro años.

—Oh... Sr Crowley. Esta semana que viene, tengo mi primera reunión celestial de este año, es decir... voy a subir a dar mi informe. —Se detuvo sujetando la perilla de la entrada sin mirar al ángel tras de él. —Quiere que... ya sabe, le diga algún mensaje al Sr. Fell y... —

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2023 ⏰

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