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POV Vivi

Ella estaba en lo alto, brillando debajo de un top y una falda de lentejuelas pegada al cuerpo. Encandilaba como un lucero. No podía dejar de mirarla. Tenía las piernas larguísimas y estilizadas.

En ese momento sonaba Alors On Danse y ella parecía flotar sobre la canción. Sus manos acariciaban el aire en cada movimiento. Sin dudas, era bailarina profesional. Su cabello oscuro hasta los hombros, reflejaba los láseres de distintos colores. Impoluta. Un ángel hegemónico.

-Pucha, qué mina -le grité a mi amiga que bailaba a mi lado.

-Ni lo sueñes, amiga. Dicen que es súper egocéntrica, que no le da bola a nadie. Cotizada la weona -me contestó alzando los hombros.

-¿Te rechazó? -le pregunté y me lanzó una mirada nerviosa.

-¡Para nada!

-Fran..., no me mientas -se giró con violencia haciendo que algunos mechones de su pelo rubio me golpeen el rostro. Eso significaba "sí".

Regresé mi mirada hacia lo alto del parlante para encontrarme de nuevo con la bailarina, pero ya no estaba. Busqué alrededor y nada. Tras suspirar me acomodé la gorra y presté atención a mis amigas. Maite, efusiva, le contaba algo a Fran que seguía bebiendo su trago. Alessia no quitaba sus ojos del teléfono, al parecer "Bambino" le había reclamado por la salida y eso la preocupaba. Me estaba aburriendo así que decidí ir por un trago antes que me diera sueño y quisiera marcharme.

-¡Guarenes! -llamé a mis amigas en conjunto. Ese era el nombre con el que nos habían bautizado en la escuela. Los rumores decían que éramos un poco malvadas de adolescentes y que nos gustaba el chisme, así que nos dieron ese apodo y nos quedó hasta ahora-. Ya vuelvo, voy a la barra, ¿quieren algo?

-Vuelve rápido -respondió tajante Maite. Ella solía ser así, autoritaria, pero ya no me molestaba.

Camino a la barra me crucé con varios amigos. Entre ellos Rubén, un excompañero de trabajo, que me detuvo y quería ponerse a charlar al lado de la bocina. Lo corté rápido porque lo conocía y no iba a parar de hablar. Igualmente me dedicó una sonrisa de despedida y dijo que ojalá nos encontráramos luego. Cuando llegué a la barra apoyé un codo e intenté leer el menú de bebidas. No solía tomar alcohol, pero esta noche sería la excepción porque no había otra manera de animarme. De hecho, lo mejor del carrete había sido la bailarina fugitiva. Mientras demoraban para tomarme el pedido desbloqueé mi celular y entré a la conversación de Estefanía, mi ex. En realidad, mi ex-algo. A pesar de haber sido yo la que tomó la decisión de romper, la extrañaba. Extrañaba su compañía, compartíamos el sentido del humor y podíamos pasarlo bien en cualquier lugar. A veces reflexionaba sobre mi decisión, ¿había sido impulsiva, evitativa o tal vez infantil? Cuestioné en mi interior. Un chasquido me despertó.

-Perdón, es que no me prestabas atención, ¿qué vas a pedir?

La mismísima Afrodita envidiaría la belleza de esta mujer. De cerca era aún más bella. Cuando me di cuenta, tenía la boca entreabierta. Por suerte no babeé.

-Conchesu... ¡Disculpa! Creo que la música tan alta me afectó el cerebro.

Sonrió ampliamente y ralentizó todo a nuestro alrededor. Unas pestañas tupidas y arqueadas enmarcaban su mirada haciéndola más profunda. Las cejas perfectamente perfiladas contorneando unos ojos grandes y centellantes. Parecía salida de un manga.

-¿Qué me recomiendas? -pregunté nerviosa. Dudó unos segundos y se dio vuelta. Podía ver cómo preparaba un trago con frutas y ginebra. Cuando volvió depositó la copa delante de mí y se apoyó con las palmas en la barra, desafiante.

LEALTAD ||  Vico  ||  Cony Capelli & Vivi AcevedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora