POV Cony
El característico aroma del té de mamá invadió la sala. Me sentía arropada y protegida. En el medio de la mesa nos esperaba una bandeja de galletas recién horneadas. Mientras disfrutaba de las sensaciones que tanto había extrañado, escuchaba los chismes de Camila, mi hermana. Al parecer, unos primos estaban en disputa por la herencia de un tío. Era tan entretenido escucharla, imposible aburrirse.
-En fin, cría cuervos y te sacarán los ojos, dicen -puntualizó.
Reí, pero estaba de acuerdo. Mamá se acercó y nos sirvió el té. Adoraba nuestra ceremonia del té.
-Les gusta poco el chisme a ustedes -nos dijo sarcásticamente.
-¡Nos estamos poniendo al día! -justifiqué.
Camila sólo bufó y estiró el brazo para alcanzar una galleta. Yo la imité.
-¿Y tú, Cony? ¿Qué cuentas? -preguntó mamá.
-Me la paso trabajando, ensayando y de carrete. Trato de no tener demasiados excesos, pero es complicado.
-Hija, los excesos nunca son buenos. Tampoco pretendas controlarlo todo. Toma decisiones saludables, sabias y, sobre todo, que te hagan feliz.
-Lo intento, mamá...
Me sentía tan cómoda hablando de mi vida y sentimientos con mi hermana y mi mamá porque no me juzgaban. Teníamos un nivel de confianza envidiable. Ellas tenían unas vibras preciosas y almas luminosas, realmente.
Devoramos las galletas mientras hablábamos y reíamos con alguna ocurrencia. Mamá también sacó a la luz algunos chismes de sus amigas y nos mantuvo expectantes. El ambiente era tan cálido que Camila y yo no queríamos irnos. En realidad, habíamos planeado quedarnos a dormir, como una especie de pijamada. Cuando se lo comentamos a mamá, estuvo de acuerdo, pero anticipó que se iría a la cama poco después de la cena porque estaba agotada. Nos quejamos, pero la comprendimos.
Luego de ordenar un poco la casa, preparamos la cena juntas. Trabajábamos muy bien en equipo. El menú era un risotto de mariscos que nos quedó excelente y lo acompañamos con un vino blanco que mamá había traído de un viaje. Más tarde, comimos chocolate mientras mirábamos una serie. Mamá se retiró antes y mi hermana se quedó haciéndome compañía.
-Cony, te noto sobrepasada, ¿estás realmente bien? -Pucha. Mi hermana me conocía tanto.
-¿Te soy sincera? Estoy como las weas. -Me recosté en sus piernas y me acarició la cabeza. Cada vez que me sentía estresada, mi hermana solía hacerme "piojito", eso me tranquilizaba.
-¿Cuántas veces te he dicho que no hagas más de lo que tu cuerpo te permite? Trabajas mucho, ensayas más y, encima, sales de carrete cada vez que puedes. No te estoy regañando, sólo quiero que, de vez en cuando, te tomes el tiempo para ti misma, para desconectarte, mimarte y relajarte. Llena tu mente de pensamientos positivos, desintoxica tu cuerpo.
Asentí. Limpié algunas lágrimas que habían rodado por mi mejilla. Ella, al notarlo, me abrazó.
-Me gustaría tomarme un descanso luego del espectáculo.
-Es una excelente idea, pero que no sea completamente de carretes. Viaja como solías hacerlo, aleja tu mente de las rutinas y, luego, ten alguna fiesta.
Estaba completamente de acuerdo. Siempre ocupaba los excesos para evitar pensar en mí misma, porque no me sentía satisfecha con la persona que era y lo que había logrado hasta el momento. Debía amarme y valorarme más.
-Tienes toda la razón, hermanita. Te amo, ¿sabes?
-¡Y yo a ti! Ahora..., ¿por qué siento que hay algo más que te preocupa?
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LEALTAD || Vico || Cony Capelli & Vivi Acevedo
RomansaEl destino pondrá a prueba sus convicciones, cruzando sus vidas enteramente opuestas. Una noche normal de carrete se convierte en una fiesta surrealista e inolvidable para ambas. Las sensaciones se intensifican cada vez más, sometiéndolas a una atra...