Desorden

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El atardecer se había anticipado, gracias a las nubes espesas que comenzaron a crecer e impedir que el sol brillara como debería.

Las cuatro adolescentes no se previnieron ante éste fenómeno, y en menos tiempo de lo que esperaban, los objetos en el exterior habían dejado de tener una sombra, esto hasta que el alumbrado público decidiera aparecer.
Mientras tanto, el ruido y las risas también incrementaban en el pequeño cuarto, logrando ser escuchado desde el exterior, gracias al sonido filtrándose por pequeños espacios, como la ventana ligeramente abierta, o las orillas inferiores de la puerta.
Jungeun estaba lo suficientemente relajada y feliz, y notó que llevaba bastante tiempo sin lograr sentirse así. Entre los chistes malos de Hyunjin y los increíbles sucesos en juegos y entrenamientos de Heejin, la mayor pudo encontrar un poco de paz y espacio para respirar profundamente.
No había hablado en absoluto, imaginó que, en cuanto la puerta de su habitación fuera cerrada por Jiwoo, el interrogatorio daría inicio y no tendrían piedad debido al tiempo que las mantuvo con la intriga.

Estaba agradecida. Con seguridad, podía confirmar que intentaban hacerla sentir cómoda, y no podía estar más orgullosa del hecho de que la conocieran bastante bien a pesar del corto tiempo que llevaban hablando, el cual sería en total un año, justo en agosto.
Pero, no era correcto dejarlas hacer todo el trabajo, no cuando aseguró que hablaría sobre su tormento.
Las risas de todas comenzaron a cesar, y una notificación se escuchó en el celular de Jiwoo.
La chica sonriente no demoró ni un segundo en tomar aquel aparato entre sus manos para revisarlo. El resto comenzó a lanzarse miradas de curiosidad por lo que pasaba, seguramente se trataba de un mensaje de Ha Sooyoung, todo esto debido al rubor discreto que se asomaba por las orejas de su querida amiga.
—Sooyoung unnie les manda saludos. —Habló con energía mientras escribía lo que parecía ser una respuesta para la nombrada.
Al final, todas tuvieron razón.
—Ahh sí, Ha Sooyoung, ¿Entonces son novias desde la fiesta de Jeong, verdad? —Respondió en forma de burla la azabache, ganándose una mirada amenazante de Jiwoo.
—Por supuesto que no, pero... —apagó la pantalla de su celular para continuar —siento que, probablemente sí le gusto. —.
Jungeun escuchó atentamente, y envidiaba de la manera más sana posible, como es que la chica sonriente podía ser tan segura en sus ideas y sentimientos, alzando la voz sin miedo a ser escuchada o juzgada.
Tiene sentido, de todos modos.
Las cuatro son cercanas, decir algo así no tendría por qué ser una complicación. Si no podías expresarte con las personas que tanto quieres, entonces, ¿con quién podrías?

Respiró hondo, mientras el resto volvía a elevar el volumen de sus voces debido a la declaración de Jiwoo.
La necesidad de ser valiente, justo como creyó que era en aquella fiesta.

Nunca debí ir a esa fiesta... no debí hacerle caso a Jinsoul.

—Jungeun. —.

De nuevo, tuvo que escuchar su nombre pronunciado de manera seria para poder salir de sus pensamientos.
Miró al resto, y por la expresión que tenía Heejin, parecía que fue ella quien la llamó.

—¿Qué pasó entre tú y Jeong? —Directo y sin titubear, sumando el tono grave de su voz, podía interpretarse como una pregunta amenazante.
Pero no era nada más que la preocupación de todas expresada en palabras audibles por fin, después de tantos días.

Tragó en seco y fue una sensación realmente incomoda.
Podía sentir los latidos de su corazón ir más rápido, la paz se detuvo, así como sus pensamientos.
Palabras.
Necesitaba hablar, era el momento, el límite para todas había llegado.
—Jinsoul y yo... —Su voz, comparada con la de Heejin, era débil. —después de la fiesta... —Cada letra se quebraba antes de salir por completo.

¿Por qué me cuesta tanto?
¿Qué es lo peor que puede pasar?

—Está bien, tomate t—

𝐀𝐥𝐛𝐚 •𝒍𝒊𝒑𝒔𝒐𝒖𝒍•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora