Primeras Veces (Ineffable Husbands)

Crowley

Nuevamente se preguntó si realmente aquel ángel podría ser más empático. Si por él fuera, empezaría un cambio completo para toda la humanidad y sin duda podría lograrlo, pero estaba tan sometido a las reglas del cielo y Dios que jamás haría un acto en contra de esos ideales.

Crowley se presentaba frente a los hijos de Job junto al ángel en un intento de advertencia que él quería darles. Aunque eran unos niños, el mayor de ellos había salido bastante listillo a su parecer.

—¿Viste lo que hizo? —Le preguntó con molestia en la voz—. El mayor de los tres, el hombrecito.

—¿Qué hizo? —Aziraphale parecía genuinamente confundido.

—El niño te... Cuando te vio se... —Se quedó sin palabras por un momento—. No puedes decirme que no te das cuenta de lo que sucedió.

—No entiendo a lo que te refieres, Crowley.

El demonio se cansó y se dio por vencido ante su intento de queja. Era muy tonto, muy inocente o sólo estaba haciéndose el estúpido.

—Da igual.

Crowley se acercó hasta el ángel y le sacudió la túnica blanca en la parte del pecho, repitiendo una situación similar que lo había puesto a echar humos.

Los humanos eran muy atrevidos desde corta edad. Aquel chico seguramente era un creído.

—Crowley, ¿por qué pareces molesto? ¿Realmente hay algo de lo que no me di cuenta?

—Olvídalo, ángel. —Se alejó con apuro—. Me largo.

—¡Quizá volvamos a coincidir! ¡Hasta luego!

Claro que iban a coincidir nuevamente, él se encargaría de hacerlo los siguientes siglos así como la primera vez.