Primeras Veces (Ineffable Husbands)

Crowley

—¿A esto te referías?

El demonio de ojos amarillos recorría la biblioteca con lentitud. Muriel le miraba de lejos con una sensación que desconocía, quizá tristeza.

—Señor Crowley...

—Iré un momento arriba, ¿sí?

—Está bien...

Subió las escaleras y luego se dirigió al cuarto que aparentemente le pertenecía a Muriel, aunque un anterior dueño había dejado mucho de sí en él.

Se acercó al cajón, lo abrió y miró un viejo cuaderno con la firma de Aziraphale al frente. Lo tomó en sus manos y finalmente lo abrió.

Pasaron minutos, quizá horas, pasando las gastadas hojas del cuaderno, gracias a él había rememorado muchísimas etapas en su vida en la tierra.

Sus viejos y buenos momentos.

Llegó a las últimas veinte páginas, Aziraphale comenzaba a contar más que su día a día, contaba sus sentimientos y sus pesares, la mayoría siendo dirigidos a él, al demonio de ojos amarillos.

No sabía cómo sentirse, agobiado, tonto, molesto. No entendía nada y a la vez todo.

—¿Entonces por qué no estás aquí conmigo? Te has ido, pero has dejado tu estúpido diario aquí.

Crowley estaba apunto de romperlo, pero miró la última página que parecía en blanco, mas no lo estaba.

"Nunca pensé que tendrías que leer esto en estas circunstancias. Sé que después de irme lo leerás y por eso quiero dejarlo a tu alcance. Crowley, cariño, lo siento."

—¿"Lo siento"? ¡¿Es todo lo que tienes que decir, ángel?! ¡Pudimos-!

Después de mucho tiempo, las lágrimas inundaron sus ojos, aquel sentimiento humano volvía a él y su necesidad de volver a ver al ángel que había perdido no lo dejaron en paz.

—Eres un idiota... Un idiota, ángel... Y espero que no vuelvas cuando te des cuenta de tu estupidez... porque no sé si aún seguiré esperándote...