043

273 46 31
                                    

Jisung no paraba de dar vueltas en la oficina, pensando en algo qué hacer, bajo la felina mirada de Minho. Chris los había dejado, anunciando que tenía que tomar una llamada, y eso solo había servido para aumentar la ansiedad en el Cadete.

—Tiene que haber algo que podamos hacer —murmuró—. El centro de rehabilitación solo queda a unos minutos de aquí, ¿Y si vamos por él? —preguntó—. No, sería exponerlo demasiado... Necesitamos...

—No hay nada que podamos hacer, Jisung —respondió el Sargento—. Está fuera de nuestra jurisdicción. Felix ya no es un Cadete de este regimiento, no podemos protegerlo como tú esperas.

Jisung lo miró incrédulo, estaba sonando tan estúpidamente frío y no le agradaba para nada.

—¿Y si lo restituyen? Ustedes podrían hacer eso, ¿No? De esa forma podríamos protegerlo desde aquí y-

—Una vez que te expulsan, pasas a lista negra. No podemos.

—¡Tenemos que poder! —bufó, sintiendo las lágrimas picar en sus ojos—. Es... es mi amigo, Minho. No quiero que nada le pase.

El Sargento soló un suspiro cansado y se levantó, tomando por los hombros a Jisung.

—Y yo no quiero que nada te pase a ti. Tienes que entenderlo, Jisung. No puedes siempre ir poniendo tu vida en riesgo por los demás. Y no. No estoy diciendo que la vida de Felix no importe o que importe menos —se adelantó a sus pensamientos—. Solo estoy diciéndote las cosas como son. Por favor, Jisung. Por esta vez, hazme caso. —casi suplicaba.

El menor lo observó unos segundos. Minho tenía razón.

—No podemos actuar impulsivamente con esto. No podemos simplemente ir y secuestrarlo, porque califica como tal. —finalizó.

Jisung asintió lentamente, bajando la vista a sus pies.

—Lo siento, Min —se disculpó, intentando disimular el dolor en su garganta—. Es solo que... Felix ha pasado por tanto —se quebró, dejando que sus lágrimas cayeran libres—, no quiero... ¿Por qué él? —preguntó, alzando su vista.

Lee sintió su corazón apretarse ante el angustiado rostro que tenía su Cadete en esos momentos. Simplemente lo abrazó con fuerza.

—Él es tan... tan bueno y... y tan radiante, no entiendo por qué tenían que hacerle tanto daño. —dijo, llorando.

El Sargento sólo atinó a acariciar su espalda, dejando que dejara salir todo. Jamás en su vida había sentido el dolor que había estado sintiendo en su corazón. Jamás nada lo había dejado sin aire como el momento en el que el chico le permitió ver lo vulnerable y roto que se encontraba.

—Jisung, todo estará bien. Tienes que confiar en nosotros. Haremos todo lo posible para traer a Felix de vuelta —susurró—. Pero por favor, por favor, tienes que escucharme.

Sung asintió, alejándose unos centímetros para poder observarlo.

—Debo verme como un desastre, lo siento. —se disculpó, riendo mientras secaba sus lágrimas.

—Oye, una persona una vez me dijo que no somos robots, tenemos que permitirnos sentir, y eso incluye llorar —le sonrió—. De hecho, fueron dos personas. —sonrió recordando a su mejor amigo en el campo de batalla.

—Minho...

—Voy a hacer lo posible, Jisung. Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance. —prometió.

Bang Chan ingresó agitado a la habitación, interrumpiendo el momento de la pareja, una vez más. Lee lo miró.

—Escucha, Bang Chan, realmente tienes que aprender a golpear la puerta antes de-

THE HUG CEREMONY || MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora