All the young dudes (Sirius perspective) year 5-8

Verano de 1977 (Parte 4)

En los años que siguieron, Sirius recordaría a menudo esa semana en Cornualles. Pensaba en eso cuando estaba solo, o asustado, o tan cansado que apenas podía levantar su varita. Cuando se preguntaba si todo valía la pena, por qué estaban luchando, esos eran los momentos en que cerraba los ojos, recordando los días en la hierba verde y la arena cálida, deambulando por el pueblo encalado, el helado derritiéndose en sus lenguas y dedos. . Pensaba en las noches en una tienda de campaña con Remus, jóvenes, alegres y locos el uno por el otro, y se recordaba a sí mismo que al final de todo, volverían a tener esos días.

En ese momento, por supuesto, no tenía idea de lo raro que sería, ese tipo de felicidad cruda y sin filtros. En ese momento, pensó que duraría para siempre, no podía imaginar mirar a Remus, con las rodillas hundidas en el océano, los jeans remangados, oliendo a agua salada, y sentir algo más que un amor tan dulce que le dolía la mandíbula. En esos momentos, se transformaría en Padfoot, quien estaba mucho mejor equipado para manejar la alegría cegadora; que podía ladrar y correr y perseguir los palos que tiraba Remus, sin pensar en nada más que en mío, mío, mío, mío .

Por supuesto, no podía transformarse alrededor de los demás. Pero estuvo bien, ya que los dos chicos se encontraron pasando más tiempo solos de lo que esperaban, debido en gran parte al hecho de que no eran la única pareja en el viaje.

Peter y Dorcas fueron al menos discretos al respecto (que fue principalmente gracias a Dorcas, que parecía encontrar desagradable besuquearse en público a menos que estuviera borracha). Pero James y Lily eran una historia completamente diferente; parecía que ahora que las compuertas se habían abierto, no había manera de detenerlos.

"¡Se supone que sois prefectos!" María gritó en la tercera noche del viaje, cuando casi tropezó con los dos mientras yacían horizontales frente a la fogata.

"¡Oh, como si no te hubiera atrapado cien veces en mis rondas!" Lily se rió, liberándose de los brazos de James y arreglándose la camisa. "Y tú, Black, para que dejes de mirar con lascivia".

"¿Qué?" preguntó Sirius, inocentemente.

Acababa de regresar del bloque de duchas con el tazón grande que usaban para lavar los platos, una tarea de la que hasta ahora se había hecho cargo todas las noches. Los demás parecían un poco sorprendidos por esto, pero él siempre había encontrado el trabajo relajante, desde que era joven y su madre lo había obligado a hacerlo en lugar de Kreacher como castigo (por supuesto, él nunca había dejado que ella se diera cuenta de eso). en realidad le gustaba la tarea).

"No me involucres en tus sórdidas escapadas", dijo remilgadamente, mientras dejaba la bañera, "he sido un perfecto caballero durante todas las vacaciones".

"No estoy convencida de que no te hayas escapado con una chica muggle en el pueblo", bromeó Marlene. Estaba tendida en el suelo, tomando el sol encima de una de las toallas de playa en ropa interior. Sirius aprovechó la oportunidad para sacudirla con un paño de cocina húmedo, haciéndola gritar y enroscarse.

"¡Cómo te atreves!" Él resopló, "He estado acostado en la cama temprano todas las noches, ¿no es así, Lunático?"

Remus, que había estado masticando un puñado de galletas, comenzó a ahogarse de inmediato, escupiendo migas al toser. James tuvo que inclinarse y darle una palmada en la espalda, y Sirius apretó un puño contra su boca para no reírse.

Nadie pareció encontrar extraño el comentario, aunque Remus miró a Sirius después de que terminó de toser; de hecho, ninguno de sus amigos parecía sospechar nada en absoluto. James sospechaba del hecho de que compartieran una tienda de campaña, aunque por razones muy diferentes.

"¿No van a empezar a pelear de nuevo, ustedes dos?" Había preguntado, una vez que se había calmado lo suficiente sobre el evento de Lily Evans como para prestar atención a su entorno nuevamente, "Sabes que solo se molestan el uno al otro muy cerca..."