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Hace un tiempo, Spiderman 2099, vagaba por la ciudad buscando algún peligro entre ésta. Mientras lo hacía pudo observar cómo un grupo de hombres Alfas rodeaban a una pequeña Omega, obligándola a entrar en celo con sus sofocantes feromonas.

No tardó en reaccionar y fue a ayudarla, se acercó llamando la atención de los hombres que miraron hacia arriba, estos eran más reducidos en tamaño, pues Miguel era un Delta, una casta aún más fuerte que los Alfas dominantes; la chica que se encontraba en el suelo mareada y asqueada por tanta combinación de olores fue levantada por los enormes brazos del más alto y se aseguró de dejarla en un buen lugar para después irse en contra de quién había osado de agredir a la Omega.

Los Deltas eran mucho más fuertes y grandes que los Alfas, así como más dominantes y sus feromonas lograban calmar a los Omegas e inducirlos al celo rápidamente. La casta más fuerte de todas.

Cuando terminó con aquellos tipos, volvió a dónde estaba la chica ésta se encontraba inconsciente, así que cuidadosamente revisó que su cuerpo no tuviera ningún daño. Al confirmar que no tenía nada pensó un poco. ¿Qué haría con ella? No podía dejarla ahí. Así que la llevó a su hogar.

Con ayuda de sus telarañas llegó a su destino. Depósito el pequeño cuerpo de la Omega,y, como anteriormente no tuvo tiempo de ver a la chica ahora se encontraba apreciando el rostro ella; era tan hermosa, pero... Parecía ya conocerla, como si la hubiera visto en algún otro lado.

Pasaron aproximadamente dos horas y despertó, su cuerpo ardiendo en un calor insoportable, tenía que calmarlo de alguna manera.

Miguel escuchó un ruido en la sala y se dirigió al lugar para después observar cómo la Omega solo estaba en ropa interior mientras se retorcía en el sillón.

— ¿Qué pasa? — preguntó preocupado el Delta.

— D-Duele... — susurró la chica.

A las fosas nasales de Miguel llegó el dulce aroma a vainilla y las feromonas hacían lo suyo en su cuerpo.

— Estás en celo. — se acercó a ella mirando su notable sonrojo.

La Omega al notar la corta distancia entre ambos, y, al no tener sus cinco sentidos en ese momento; lo atrajó, sostuvo de su brazo hasta que cayera en el sillón junto a ella. Y finalmente lo besó.

Un Omega y un Delta que estuvieran juntos no era lo ideal, pues el cuerpo de los Omegas era delicado y más pequeño, diseñado para que estuvieran con Alfas ó Betas, ante esto no podían conseguir quedar en cinta de los Deltas, era como tratar de unir dos imanes de mismos polos. Simplemente se repelen. Y, para ello estaban los Gamma. Más fuertes que los Omegas pero no tanto como un Alfa.

Volviendo a lo de un inició.

Ambos se unieron en un pasional beso mientras sus lenguas jugueteaban entre sí, Miguel atrajó en cuerpo contrario al propio, liberando sus aromas sin preocupación alguna.

Al separarse por falta de oxígeno conectaron miradas, sus ojos brillaron con un destello único. Haciendo que la femenina se frotara en Miguel.

— P-Porfavor... — pidió la chica, su celo comenzaba a ser más intenso.

— Soy un Delta, no puedo hacerlo. — dijo tratando de mantenerse cuerdo, el fuerte aroma a vainilla no ayudaba.

— No me i-importa, s-solo hazlo... — siguió insistiendo.

Al más alto se vió afectado por las feromonas, logrando así, desatar su celo. En un tosco y rápido movimiento la tomó de la nuca y la atrajó más a él.

— Bien, Omega. Después no digas que no te lo advertí. — unió sus labios de nuevo con los labios de la chica y despojó de sus únicas dos prendas de ropa.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2023 ⏰

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𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔. | 𝑴𝒊𝒈𝒖𝒆𝒍 𝑶'𝑯𝒂𝒓𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora