XXXVII: Wiwi

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En la sala de la casa Schnee.

—¿Qué pasó? ¿Cómo estás? ¿Dónde está Ruby? ¿Y Molly? ¿Cómo te fue en la playa cariño? ¿Te divertiste? ¿Quieres comer algo?— Estas eran apenas unas de las tantas preguntas que Weiss le entendió a su madre apenas Beth y ella entraron en la casa. Unas iban dirigidas a la ojiazul otras a la pequeña que llevaba en sus brazos. Weiss las distinguió por el tono que usó su madre para las de ella era un tono inquisidor mientras que las preguntas hacia Beth iban con toda la dulzura posible.

Weiss giró los ojos ante la locura de Willow —Estoy bien mamá, tengo mucho en mi cabeza, pero estoy bien— Aseguró.

—Ruby y Molly están juntas— Contestó bajando a Beth para que la pequeña fuera a saludar a los recientes hospedados en la casa Schnee. Al parecer ya todos estaban más tranquilos y con la llegada de Qrow los grupos se habían dividido y las conversaciones eran variadas y con un aire más ligero.

—¿Las dejaste solas?— Le preguntó Willow sorprendida.

—Si madre— No necesitaba que Willow le recordara las ganas que tenía de estar espiando esa interacción.

—Me cuesta— Confesó.

—Pero Ruby tiene que encontrarse con su hija y Molly con su madre— Afirmó con seguridad y caminó hasta donde Yang ya estaba lista para la cita con su impecable vestido negro y su cabello rubio arreglado. La rubia hablaba con Summer, Qrow y Jacques en lo que parecía una animada conversación y Weiss estaba segura de que sea lo que sea que estuvieran hablando al menos la iban a alejar de la mirada inquisidora de su madre e iba a hacer que su mente saliera de la playa un poco al menos.

—Estás preciosa Yang— La felicitó Weiss.

—Lo sé Weiss— Admitió su socia con poca humildad.

—Pero escucha esto...— Señaló a Qrow —Te vas a morir cuando te enteres... Empieza a hablar viejito número dos— Jacques y el padre de Ruby giraron los ojos.

—Buenas tarde Weiss— El hombre pasó de la orden de Yang y priorizó la educación saludando a la que aún era novia de su hija antes que nada.

—Tengo entendido que recibiste una pequeña sorpresa ¿es así?— Lo decía por Molly. Weiss asintió con una sonrisa.

—Y también tengo entendido que mi hija dejó la famosa semillita en tu vientre...—

—¡O Dios!— Yang no evitó la carcajada.

—¿La semillita? ¿En serio?— Miró a Qrow.

—Ya tenemos una monja que se encarga de decir esas estupideces, así que tu lo tienes que decir tal cual es viejito número dos... ¡Tu hija preñó a Weiss! ¿Oíste?— Entre adultos la rubia no se controlaba —TU hija y su inmenso rarón le llenaron la cocina de humo a mi amiga y...—

—Yang hija mía— La hermana Ana aparecía en la conversación silenciando a la joven rubia.

—¿Qué es lo que te ha hecho alejarte del rebaño de Dios? ¿Con qué pecado te has visto tentada por Satán?— La mujer se persignó.

Yang abrió los ojos grandes —Eeee... hermana no es lo que...—

—Hija mía, voy a rezar por ti y cuando volvamos le voy a pedir al padre que te exorcice— Concluyó la monja.

—Mientras tanto sería bueno que rezaras cincuenta padre nuestro y cincuenta ave maría, hija. ¡Tenemos que sacarte de ese mal camino!— La monja dio media vuelta y dejó el grupo.

—No te preocupes Yang— Weiss vio la cara de su amiga y le palmó la espalda.

—Poco va a tardar la hermana en darse cuenta que tu del mal camino no sales ni porque te bañes en agua bendita— Todos se rieron del sujeto en cuestión.

I'm Not For You |Whiterose| [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora