Todas las hermosas estrellas, siempre brillan, pero como cada una; llega a un punto de descenso. Porque en realidad Hyunjin se sentía como una de ellas, en medio del basto universo, solo y poco a poco perdía aquella energía de querer quedarse.
Deseaba tanto regresar la vida a lo que era antes, no haber conocido a Jeongin, haber evitado aquel problema y ser aquello que toda su familia esperaba que fuera. Por ser hijo único esperaban más de lo que podía dar.
Ese día en que él llegó con aquellas piezas de arte, pintadas en lienzos blancos y decorados por sus sentimientos y pasión, fueron quebrados y quemados por aquel que se hacía llamar "su padre".
Aquellos cuadros ardiendo a mitad de la calle, en una noche de cielo nublado. "¡¿Acaso no entiendes que el arte es un fraude?!" Aquellas palabras habían quedado estancadas en su vida y mente.
En realidad para Hyunjin no eran simples cuadros y pinturas, en la vastedad del lienzo solitario, la soledad y el arte se entrelazan con cautela, pinceladas de melancolía y pasión sincera, en el corazón acuarelado del creador solitario.
El alma en busca de su eco en la brisa, se sumerge en la paleta detallada por colores de emociones, el arte nace de esas profundas devociones, mientras la soledad teje su misteriosa trama.
En el silencio, las palabras y sentimientos cobran vida, los trazos narran historias sin medida, la soledad canta su canción serena, mientras el arte brota en cada esquina.
Así, en la quietud de la noche estrellada, la soledad y el arte bailan en armonía, creando un mundo nuevo, lleno de magia, donde el corazón solitario encuentra su alquimia, y el alma pintoresca y tintada a trazos de soledad indeleble se armonizan con aquellas paredes que notan la bruma y agonía del corazón partido en pedazos de un pintor.
El corazón ardiente de nuestro preciado artista cada vez se apagaba más; sus llamas, las volvía tenues, y cada día se sentía como si su alma dejara de tener aquel gusto de tomar riesgos.
Solo esperaba a que alguien lo levantara del fondo del océano, le diera ese sentir de querer regresar a ser, un artista.
Aquella noche de cielos estrellados, abrazado al que aparentaba ser un ángel, aquel que siempre le sacaba una sonrisa, aquellas lágrimas recorrían sus mejillas, salían sin ningún previo aviso. Mientras aquel chico de pecas dormía sin preocupaciones nuestro joven artista lloraba del solo saber que su vida caía a pedazos.
————
Aquel sol nuevo, vida misma, sin cambios ni mejoras, debía seguir siendo una cara distinta, aquel chico no sabía nada de Hyunjin, y eso quería seguir aparentando, el mayor se fue del apartamento antes que el menor despertara.
Felix al llegar a clases notó a Hyunjin, estaba como nuevo, sonreía y reía con sus amigos, hacía bromas, sus ojos iluminados y aquellos labios retomaron su vida. Supuso que solo había sido un bajón de medio tiempo, así que dejo pasar todo aquello.
Hyunjin ese día fue a un bar con unos amigos, entre tragos, pláticas tocaron el tema que él prefería olvidar.
X Yang parece ir bien en su nueva universidad, lo viste?
— No sé quién es.
X anda, todos aquí sabemos que tuvieron algo, el mismo lo contó.
— Solo estaba obsesionado conmigo, nunca tuvimos nada.
X ah si?, o sea que este no eras tú?
Aquel chico extendió su móvil mostrándole a toda la mesa una foto, en donde Jeongin mostraba su perfil izquierdo, y hyunjin besaba sus labios, sus manos sosteniendo la mandíbula del menor, y aquella sonrisa en sus labios de tan solo sentir aquel sabor tan típico que tenían los labios de Jeongin.
— No me acuerdo de eso.
Hyunjin tomó el móvil del chico borrando aquella foto. Sentía como su cuerpo empezaba a sentirse mal, como sus ojos ardían y su pecho se aceleraba. Odiaba recordar todo eso.
X Jeongin dijo que tus padres te odian hasta el punto que ni siquiera se acercan a ti... ¿Es verdad?
Tenía razón, sus padres a la fecha ni siquiera le habían dicho feliz cumpleaños desde hace casi dos años, no sabía nada de ellos, ni siquiera su madre le preguntaba si seguía bien... Era tan doloroso saber que todo cambio por una persona.
— No es verdad.
— Yang contó muchas cosas en su tiempo, y todas acertaban a cosas que evitas hablar, literalmente eres el hijo no deseado, que asco da eso.
Antes que sus lágrimas salieran de sus ojos este se levantó y salió de aquel bar, se quedó a unos metros de la puerta pensando en todo lo posible que ellos sabían de él. Aquellas lágrimas eran disfrazadas con gotas de lluvia, las cuales poco a poco fueron empapando su ropa.
Bajo un cielo gris, la lluvia llora sus desilusiones, sus lágrimas danzan en triste sincronización.
Gotas en el suelo, un eco de melancolía, reflejan la tristeza que en el alma de aquel artista de medio día se esparcía.Cada gota que cae es un suspiro en el aire, un eco de nostalgias que el corazón no permite compartir. El llanto del cielo se une al del alma herida, y en el silencio de la lluvia, la tristeza se anida.
Pero en este devenir de lágrimas celestiales,
Hay un consuelo en su canto, un bálsamo de los males. La lluvia lava heridas y limpia el alma adolorida, pero en el caso de nuestro tintado corazón artístico solo le hace sentir que cada miseria era más y más potente en sus días.Caminos bajo aguaceros de tinta china diluida, aquel aroma y sentimiento compartían un vínculo, eran dos almas compartidas en aquella vida tan obscura y delicada de nuestro preciado artista.
Aquellos ojos pintados a pincel con acuarelas rojizas coloreaban los rasgos del artista, el caminar entre senderos de obscuridad sin alguna salida lo llevaban a un laberinto sin fin, un eco de soledad, un sentir que nada que aquel hiciera daba resultado.
Entre bruma y agonía, pasos daba junto a cadenas que lo hacían más difícil el luchar y salir de aquella tormenta, aunque por un instante quiso ver un rayo de luz, a un chico de ojos dulces y sonrisa delicada, sentir aquellos brazos junto a él. A caso necesitaba... ¿Ir a casa?
Atrás de aquella puerta el cerrojo permitió entrar la bruma, con aquella ropa empapada marcando un camino, sin despegarle la vista al suelo solo veía como gotas caían de su ropa, por el contrario el menor se levantó de su cama al escuchar la puerta ser abierta, corrió hasta la entrada para toparse con aquel chico en agonía interna.
— ¿¡Hyung!?
Uh, aquella voz que tanto lo hacía sentir mariposas en su alma. Lix al acercarse al mayor intentó apartar el cabello húmedo de este para verlo, a lo cual este no lo dejó, sus ojos rojizos y débil poder dejarse ver tal y como era le impedían abrir su alma a una nueva experiencia. Nadie lo había visto en estas condiciones, solo un chico el cual se burló de cuando estaba en el fondo de sus días.
— Hyung, ¿Estás bien?... Déjame ayudarte.
Antes que el menor pudiera hacer algo el mayor se acercó a él abrazándolo, ocultando sus facciones decadentes. Aquellas lágrimas empezaban a caer en señal que estaba a nada que quebrarse, pero ¿serían los mejores brazos en donde terminar expresando su dolor?...
— Hyung... No sé por lo que estés pasando, pero ten por seguro que jamás haría de menos tus problemas, no debes reservar todo lo que te hace daño, puedo escucharte.
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A q lloro a la cuenta d 3 😿
Iiii gracias x leer hamimis 💗💕
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Bad Idea
FanfictionUna tentación, una necesidad. ¿O simple curiosidad y placer? ¿Porque te gustan los chicos? Fue una mala idea llamarte. Fue una mala idea, porque incluso ahora estoy más perdido que antes. Fue una muy mala idea. Fue una mala idea, pensar que podría...