Fate stay night:Tinta blanca

Capítulo 30: Reyes y reinas

Una mujer estaba de pie sollozando en los brazos de un hombre. Si bien era hermosa, la belleza se vio empañada por las lágrimas que corrían por su rostro, oscureciendo su maquillaje y haciendo que su vestido provocativo la hiciera lucir vulnerable. Miró al hombre que la abrazó, con los ojos llenos de lágrimas y la nariz mocosa.

"¿ Por qué sucedió esto?", dijo. "¿Por qué me pasó a mí?" De repente gritó con los ojos rojos y sonrojados. El hombre la abrazó con más fuerza y ​​le pasó la mano por el pelo.

" Yo no le hice nada a él", ahogó las palabras. "Lo odio, lo odio. ¿Dónde está?" Empezó a gritar, su rostro lloroso se transformó en uno que estaba visiblemente enfadado.

" Cálmate…" comenzó el hombre.

" Dime ahora", gritó la mujer. "¿Cómo se atreve a hacerme esto? Lo mataré". Su mano se movió hacia abajo y luego se estremeció. "¿Cómo te atreves a cubrirlo?"

El hombre examinó la mirada de tristeza en su rostro y suspiró. "No lo encubrí", dijo. "Obtendrás tu justicia". El hombre suspiró. "El hombre está en una ciudad ocho horas al norte en las montañas de Sumer".

La mujer se giró para salir del edificio e infligir justicia cuando la voz del hombre habló detrás de ella una vez más. "Juzga a la persona y luego deja el asunto en paz. Ten mucho cuidado, Inanna, de no permitir que este evento gane ningún poder sobre ti".

" No te preocupes", Inanna se volvió sonriendo brevemente como para asegurarle a su compañero. Juzgaré al hombre y entonces mi ira no caerá más sobre la tierra".

Se dio la vuelta y se fue mientras la escena se ondulaba y se desvanecía.

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Shirou se despertó en su cama. Bostezando y sorprendido de que Nueve no lo hubiera despertado, observó perezosamente el reloj. El reloj marcaba unas cinco en punto muy inusuales que hicieron que imágenes de la última noche brotaran dentro de él. Gimiendo, se dio cuenta de que tenía una cita con Rin en algún momento de hoy. Si bien no habían acordado una hora específica en la que se encontrarían, Shirou prefería ir durante la noche y dormir y ajustar sus protecciones durante el día.

De hecho, eso fue lo que estuvo haciendo todo el día. Al usar su vasto conocimiento de los campos limitados que había roto a lo largo de los años, combinado con su magia, había logrado alterar y activar sus War Wards. Dejando a un lado el nombre pretencioso, originalmente eran simplemente un campo delimitado notable que absorbía una cierta cantidad de exceso de prana del entorno y creaba un ruido de fondo que impedía que se sintieran y al mismo tiempo informaba a Shirou de cualquier amenaza que hubiera entrado en las instalaciones. Una vez que las protecciones fueran activadas por la presencia no anunciada de un invasor no humano, se activarían y el mencionado invasor sería destruido por una combinación de runas y hechizos preprogramados que se activarían y se complementarían con poderosos códigos místicos.

Desafortunadamente, no manejarían un Ancestro de Apóstol Muerto, y mucho menos una combinación de ancestro y sirviente. Con ese fin, había pasado el resto de la noche y el comienzo de la mañana hasta las diez en punto desactivando el campo delimitado actual e implementando un sistema de defensa que había diseñado previamente pero que no instaló activamente. Había abierto su estudio anterior sobre el uso de la teletransportación como defensa e instaló un campo delimitado que no solo proporcionaba un cien por ciento de ocultación si el enemigo no estaba al tanto del lugar, sino que también teletransportaba inmediatamente a cualquier invasor que ingresara a las instalaciones. Si bien la defensa era mucho más completa, también era mucho más frágil y Shirou sabía muy bien que una vez que la magia espacial única desapareciera, la casa quedaría al descubierto en el futuro, pero sería suficiente por ahora.