Habían estado profundamente enamorados. Durante años lo estuvieron y negar que aún lo estaban era como tratar de tapar el sol con un dedo. Hinata Shoyo siempre ocuparía un lugar en el corazón de Kageyama Tobio y viceversa.
Kageyama siempre iba a te...
El día llegó, para infortunio de Tobio. Despertó sintiéndose vacío y miró la hora en su celular. Eran las nueve de la mañana, aún faltaban ocho horas para la ceremonia.
Se levantó muy a la fuerza de la cama (porque quería ir al baño) y lo único que hizo fue escribirle a Hinata y a Atsumu por su parte una felicitación.
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Shoyo despertó como si fuera un día normal, salió a correr, fue al gimnasio, y después desayunó con su prometido. Ambos permanecían callados, inusualmente. -En un rato tenemos que irnos, amor.- Dijo el rubio, Shoyo asintió sin hablar en absoluto.
Hinata parecía distante y disociado, como si no estuviera enteramente presente en el momento.
Al llegar con Miwa, ella y algunas compañeras suyas empezaron arreglar a la pareja. Atsumu, quien platicaba animadamente con algunas de las estilistas, no podía evitar posar su mirada en el rostro de Hinata. Seguía pareciendo perdido y aturdido. -¿Me permiten? Necesito hablar con Sho.- Atsumu se levantó cuidadosamente de no empujar a alguna estilista y caminó hacia el pelirrojo. -¿Me lo prestan rápido?- Dijo el rubio a Miwa y su compañera, quienes retrocedieron un poco antes de que el mayor tomara a su pareja del dorso de la mano y lo sacara de la habitación rápidamente.
-Shoyo, ¿Estás bien?- El menor había permanecido aturdido durante todo el transcurso de la situación. -¿Eh?- -¿Te sientes bien? Te veo... Perdido.- El mayor posó su mano en la frente de Hinata, tratando de sentir su temperatura. -No tienes fiebre... ¿Te sientes mal, amor?- El menor se ruborizó ante las acciones de su pareja. -¡Tsumu! ¡Estoy bien!- Dijo quitando la mano de su futuro esposo con sus muñecas mientras lucía una sonrisa divertida en sus labios.
-Ahí está mi Shoyo risueño.- Se inclinó a besar su mejilla suavemente. -¿Qué te tenía tan tenso?- Le preguntó masajeando su mejilla, justo la que había besado. -Nada, amor...- El menor evitó la mirada del rubio, que levantó la mandíbula de Hinata con los dedos se manera superficial y delicada. -Shoyo. Dime la verdad.- El pelirrojo se mordió los labios y jugaba con sus dedos. -Estoy nervioso.- -¿Por la boda? Todo está perfectamente planeado, pasamos meses organizando todo para que sea perfecto para ambos, no tienes que estresarte por nada.- -¡No es la boda, Tsumu!
El rubio tensó un poco su expresión. -¿... Entonces?- -Me preocupa... Lo que pueda pasar después... Qué es lo que pase con nosotros... ¡Nunca me imaginé que ocurre después de las fotos en el altar!- La expresión de Miya se suavizó, por un segundo pensó que aquello que aquejaba a Hinata no era nada más y nada menos, que Tobio.
-Todo va a estar bien. Hoy, mañana, pasado mañana y siempre. Shoyo, yo voy a estar a tu lado.-
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