Me ofrecieron un antídoto para acabar con mis rarezas y yo lo acepté a ciegas, sin pensar que se convertiría en el veneno que estaría intoxicando mi alma, poción que transformó en prisión los espacios que para mí eran un refugio, ya que de ser noctámbula por decisión, pasé a ser esclava del insomnio, trastorno que me mantiene en un permanente estado de crisis existencial, sumida en una angustia que se dilata al intimidarme con silencios que estimulan mi amargura y con ruidos que me causan ansiedad.
Hoy me hallo completamente sola. Sin luna, sin luces ni sombras. No soy más que los restos de un ser consumido por el cansancio, y si bien mi corazón abatido se ha rendido, no es momento de darme palmaditas en la espalda, yo solo pienso en que necesito descansar para poder ir a trabajar mañana, pero mi cuerpo parece creer que dormir es algo trivial, sin contar con que a nadie le interesa si duermo o no, al mundo real lo único que le importa es que engrane en un sistema en el que ni siquiera creo, en el que se me exige interpretar el papel de una pieza perfecta en esa máquina que nunca para.
Y como si el insomnio no fuera suficiente, la delgada línea que separa la realidad de la ficción se empieza a difuminar, pues tirada en mi cama siento que se me viene encima el techo que, sostenido por vigas que simulan barrotes, aprisionan la esencia de esta insignificante entidad. Estoy cansada, no sé cómo arrancarme esta aflicción, cómo dejar de aferrarme a esta nulidad que me asfixia, que me rompe. El corazón me late con fuerza y mi respiración es entrecortada. Hago presión sobre mi pecho como si realmente mis manos pudieran contener el frenesí que se ha empezado a formar en mí en medio de la zozobra de no poder dormir.
Mi rostro es surcado por la mezcla de sudor y lágrimas, y aun cuando trato de secarlo, me cuesta mover los brazos que están siendo atacados por una punzante sensación de hormigueo. Necesito ayuda, intento gritar, pero mis esfuerzos son en vano, me ahogo. Me siento fuera de mí misma oyendo mis propios lamentos y clamores mudos como si fueran de alguien más. Parece que este es mi fin, el veneno ya impregnó todo mi ser, y a la espera de la hoz que acabará esta noche con todo el sufrimiento, me entrego a la expectativa de esta pronta partida.
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LA NOCHE OSCURA DEL ALMA
Spiritual¿Alguna vez has sentido que no eres el autor de tu propia historia? Nuestra protagonista siempre ha creído que no encaja en ningún lugar, sin embargo, aprendió hábilmente a camuflarse para pasar desapercibida en una sociedad tan exigente que llega a...