Damocles IV

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El rey, Damocles III, estaba sentado en su trono tomando una copa de vino. Ya viejo y cansado, sentía como su vida escapaba de sus labios, mientras que a su alrededor se festejaba el gran banquete, cuyo propósito era celebrar su destronamiento.

Damocles III miró hacía el techo, donde encontró un espadón más grande que un hombre fornido; que, a pesar de ser de hierro, empezaba a desmoronarse entre grietas. La espada suspendida en el aire estaba muriendo al igual que el rey, y si este tardaba más tiempo en encontrar a un digno sucesor, la espada caería, matando a Damocles III en el acto y explotando hasta dejar hechas cenizas el castillo entero, tal y como había ocurrido con su antecesor Damocles II.

Por eso, en este banquete se encontraban tres jóvenes candidatos a ser sucesores. Cada uno perteneciente a una de las casas más influyentes en el reino. Tras un grito que llamó la atención, empezaron las pruebas que demostrarían al rey quién de ellos era un digno heredero.

Llegó el príncipe Mergo, conocido por ser un valeroso caballero y poseer un corazón noble. En su prueba, seria sometido a enfrentarse a un guardia real, un soldado raso y un esclavo al mismo tiempo.

Mergo blandió su espada de madera con gran destreza, bloqueando a diestra y siniestra los incesantes tajos del guardia y el soldado, mientras que el esclavo esperaba su momento para saltar a la acción.

En un instante el soldado perdió el equilibrio y el guardia retrocedió. El esclavo se acercó a la espalda de Mergo, momento en que este golpeó con fuerza su abdomen, una técnica que dejaría sin aire a cualquiera y forzaría su caída. Pero antes de que esto ocurriese, el esclavo agarró el brazo de Mergo, quien mantuvo el equilibrio por ambos. La sorpresa fue suficiente distracción para que el guardia posara la espada de madera sobre el hombro de Mergo y el enfrentamiento terminara.

Entonces pasó la princesa Levar, gran erudita y matemática. En su prueba realizaría operaciones más complejas sin cesar mientras un archivador real, un estudioso y un esclavo realizaban las mismas operaciones. Levar y el archivador real luchaban intensamente entre cálculos mentales, intentando resolver las operaciones lo más rápido posible, el estudioso no trataba de competir y el esclavo solo realizó una operación. Finalmente, Levar terminó a pocos segundos que el archivador.

Finalmente, el príncipe Archer se enfrentaría a un compañero y a la mano derecha del rey en un juego de ajedrez. El rey se percató de que en esta ocasión no había esclavo. Y entonces pensó: ¿Por qué un esclavo sin experiencia en combate pondría en jaque a un príncipe guerrero? ¿Por qué un esclavo sin educación consiguió realizar una ecuación correctamente? ¿Por qué un esclavo sin conocimiento alguno de estrategia, se enfrentaría a un maestro de la misma?

Archer fue victorioso; el rey exhaló con fuerza y todos aguantaron la respiración, más no hubo veredicto. La espada suspendida en el aire tembló al entender la muerte del rey y se recompuso, seyando sus grietas por arte de magia, había un heredero digno.

Esclavo, Damocles IV.

Palabras con sentido aparenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora