Madara x Naruto (Yaoi)

[Capitulo 13]

Cuidado, cuidado, sé escéptico; Esto, Naruto lo recordó fácilmente durante el viaje continuo de él y su compañía por las tiendas. Recordándose a sí mismo la abrumadora nube que el matrimonio le proponía ahora. Los preparativos dieron solo una comprensión más conmovedora de que estaba procediendo a toda prisa. No había ningún ejemplo que guiara su mente, ciertamente ningún lazo paterno hablando en melancólicos y cálidos recuerdos de su propia experiencia. Sin amistades habiendo hecho algo tan monumental como el matrimonio.

Algo se apoderó de él ante la idea. Provocado por el enrollamiento dentro de su mente, que solo sirvió para recordarle un tiempo lejano. Si bien era reconocible como pánico, la comprensión de ese hecho no hizo nada para detener el levantamiento de sentimientos. Reduciéndose a algo frágil, desalentándolo en el camino de una perspectiva tan aterradora. ¿Amigos? Una palabra de categorización que no podía adherirse a él y Madara.

Amaban como tontos, se dio cuenta Naruto. Cayendo aún más en un casam que no comprendía del todo y esperando nada más que el abrazo del aire que se levantaba. Al reflexionar para sí mismo, descubrió que no había una lógica clara en su compromiso. '¿Nos estamos yendo por lo alto con esta decisión? ¿Soy yo? Pensando para sí mismo en las repercusiones, le dio un temblor en las manos.

Aún así, no podía engañarse a sí mismo pensando que era un mero error. Un deseo se erguía como una roca en su interior, casarse, amar, estar enamorado de Madara, como sólo parecía apropiado.

A su alrededor, los compañeros Omega de los Uchiha cantaban en su belleza. Con cabellos de agua cayendo, ojos que brillaban como flores con el sol sobre ellos. Voces concedidas en los sutiles tonos de los Dioses. Tal vez lo superó por muchos años de rencor, pero Naruto sintió que la confianza que tenía se desplomó hasta los dedos de los pies, seguida de un sentimiento de inferioridad. La comparación de sí mismo con los que ya pertenecían lo obstaculizaba, y de ahí la impresión de que nunca podría ocupar un lugar entre un clan tan hermoso.

"¿Naruto kun?" Fue Kou-san quien primero se dio cuenta de su mente plagada. El otro está girando, el Senju entre ellos también lo está haciendo. Cada uno mirando perplejo, inseguro de lo que podría estar deteniendo sus pasos.

Por lo que le servía de memoria, Naruto sabía que a la gente le gustaba no quedarse sin información. Aunque ciertamente, como su mente le dio racionalidad, no pudo decirles la verdad completa y sin obstrucciones. "No puedo. No puedo-" Las palabras fallaron cuando su lengua se pegó al techo de su boca, y un tic lo movió. Girando, sin gracia, y corriendo hacia donde sabía que había estado la academia. Convertirse en un cobarde por un momento de debilidad al que él mismo no supo dar lógica.

Detrás de él, los Omegas reunidos se miraron confundidos. No haber esperado un ataque de nervios como este. Susurrando en sus manos quién debería apresurarse tras él, porque seguramente ahora se necesitaría consuelo. Sin embargo, una voz se elevó sobre todas las demás inesperadamente como voluntaria.

Hashirama sonrió con una delicada -inusual- pequeña sonrisa a cada uno de los que lo rodeaban. Porque todos estaban aturdidos por su elección. De todas las ayudas, conocía a Naruto-kun al menos, con la excepción de Hanami-san, que acababa de conocer al hombre normalmente iluminado. Conociendo su duda, la matriarca de Senju ofreció una explicación de su decisión, aunque permaneció breve.

"Creo que entiendo sus razones. En empatía y simpatía, me considero la mejor opción para la comodidad en este momento. ¿Eso debería ser favorable para todos ustedes?" Esto lo hizo amable con suaves tonos de pacificación, en lugar de la conducta normal de gritar cualquier cosa que encontrara incluso ligeramente excitable.

Todos intercambiaron miradas comprensivas entre ellos, comunicándose sin pronunciar palabras. Asintiendo, bastante reacios a la racionalidad de su Hokage, ya considerándose amigos de su compañero ausente.