𝐄𝐥 𝐨𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐞𝐦𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐒𝐭𝐲𝐥𝐞𝐬 [𝐋.𝐒]

𝟐𝟐

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Louis veía aquella pintura que colgaba en el salón mientras las personas bailaban y disfrutaban del ambiente. En la pintura estaba plasmado él cargando a sus dos cachorros mientras Harry estaba atrás de él con una enorme sonrisa.

—Muy linda... —murmuró.

—Lou, todos aman a nuestros cachorros. Los quieren conocer —habló su alfa mientras sujetaba la mano de su esposo.

—Ya los vieron dos veces, ya es suficiente. Los cachorros lloran al sentir tantos olores a la vez —se quejó.

Harry empezó a beber de su vino.

—¡Hey, son de la emperatriz! —se levantó de su trono y corrió a la mesa de bocadillos dónde algunos invitados comían roles de canela que fueron preparados especialmente para su omega.

Louis se sintió avergonzado por la actitud de su esposo, al parecer el alcohol estaba haciendo efecto, su esposo se la había pasado bebiendo todo lo que encontraba a su paso.

Ahora Harry estaba hablando con el duque James muy felizmente.

—Es muy hermoso, tiene los ojos más bonitos que he visto —habló con una boba sonrisa.

—Sus ojos son muy bonitos —dijo James con una sonrisa.

—Él es la definición de perfecto, todo en el es perfecto, su aroma, su cuerpo, su piel, su cabello, todo en el es perfecto —soltó un suspiro— gracias a él nuestros cachorros son hermosos.

—¿No piensa tener concubinas? - preguntó.

Harry negó— Para que quiero estar con omegas, si tengo a esta belleza como esposo —apuntó la pintura dónde estaba su esposo pintado entre todas esas flores, cuadro que el mismo pintó.

—No me lo tomé a mal, emperador... Pero la emperatriz no siempre estará será joven.

El semblante de Harry cambió.

—¿Que tratas de decir, James?

—La emperatriz perderá su belleza algún día, también perderá fuerzas... Y estoy seguro usted tendrá necesidades, lo mejor será tener una concubina —sonrió.

Harry sin pensarlo dos veces golpeó el rostro del duque— ¡¿Cómo te atreves hablar así de la emperatriz?! ¡¿Acaso quieres morir?!

—¡Perdóname! ¡Perdóname, solo bromeaba! —gritó con miedo.

Las personas solo miraban la escena, unos hasta se burlaban, ya todos sabían en el imperio que hablar o mirar mal a la emperatriz haría que el emperador Styles no tuviera piedad con quién osaba hablar mal de su omega.

—Estás arruinando la fiesta de mis cachorros e insultas a mi omega... —Harry tomó del traje al duque— Mereces un castigo. ¡Guardias!

James negó— Perdóname, por favor perdóneme, se lo suplico.

Cuando dos guardias llegaron hasta donde estaba el emperador, Harry volvió a golpear el rostro del duque.

—Llévenlo al calabozo, más tarde tendrá su castigo.

Louis al ver tal escena se levantó de su trono, le pidió a Norah que cuidara de sus cachorros, después se dirigió a su esposo, quien estaba gritando.

—¡Nadie va a hablar mal de mi omega!

—Harry, deja de hacer un escándalo, vas asustar a los cachorros —habló con voz neutral y firme el ojiazul.

Harry se acercó a su esposo y lo abrazó antes de volver a gritar.

—¡Yo no le doy órdenes a la emperatriz, el me ordena a mi!

El omega se sintió avergonzado y solo jaló el cuerpo de su esposo hacia un lugar privado.

—Hazz, estás muy borracho.

—Cariño, ¿Por qué no fuiste a proteger lo que es tuyo? —hizo un mohín mientras se acurrucaba en los pechos del omega.

Louis se alejó al alfa confundido— ¿De que hablas?

—Una omega me estaba tocando mucho y se me insinuaba, debes marcarme, rápido márcame —intentó quitarse su traje pero el omega no se lo permitió.

El ojiazul soltó una pequeña risa— Ya tienes mi marca, tonto.

Harry tocó su marca— Ah... Soy tuyo y tu eres mío.

—Así es, soy tuyo y tú eres mío —tomó el rostro del rizado— Dios, estás muy borracho, hoy no vas a entrar a mi nido.

Harry soltó un quejido— No Lou, mi amorcito, déjame entrar a tu nido por favor —suplicó con un puchero.

—Está bien, pero báñate. Apestas horrible, tienes el aroma de casi todos los invitados y a los cachorros no les gustará eso.

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Louis estaba en la cama acostado con sus dos cachorros mientras esperaba a su esposo, este entró a la habitación minutos después ya bañado.

—¿A qué huelo? —cuestionó sentándose al lado de Louis.

—A coco y almendras.

Harry hizo un puchero.

—¿Estás enojado?

—¿Que te hace pensar que estoy enojado?

—No me has dado besitos... A veces siento que me dejaste de amar —confesó.

Louis abrazó a su esposo— No te he dejado de amar, Hazzie, solo que estos días me he sentido extraño y no se como comportarme contigo —soltó un pequeño suspiro— Me he sentido muy inseguro con mi cuerpo, gracias a qué estuve comiendo en exceso roles de canela durante mi embarazo subí mucho de peso, ya no estoy delgado como antes y siento que dentro de poco vas abrir de nuevo tu harem... No quiero eso —empezó a llorar, llevaba semanas queriendo desahogarse— no fui muy sentimental en el embarazo pero después de él... Siento que puedo llorar de solo ver una mosca morir.

Harry se aferró al cuerpo del omega— Nunca te voy a cambiar, eres mi predestinado, mi omega, mi emperatriz, la madre de mis cachorros... No me importa si subes de peso o si bajas, te seguiré amando sin importar que —se separó un poco del ojiazul para verlo a la cara— Me he enamorado completamente de ti y seguiré enamorado de ti hasta el día que muera. Además, no es como si yo toda la vida me veré como actualmente, los años acabarán conmigo y quiero que estés a mi lado toda mi vida.

—Hazz...

—No tengo ojos para nada más, ante mis ojos eres la obra de arte más bella de este imperio y eso lo puedes ver en mis pinturas.

Louis sonrió levemente— Mi lobo se siente muy feliz, gracias por tus lindas palabras.

—Te amo, omega. No quiero que dudes de mi amor, recuerda que te pertenezco —bajó un poco su blusa para que el omega viera su marca.

Louis se sentía muy feliz y tranquilo— Te amo, Hazz... Te amo mucho.

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