Capítulo 11: ¿Amor u obsesión?

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{Un día antes del secuestro}

POV MIKE

Nuca debí aceptar esta misión, no debí tener tantas ganas de acabar con un lobo como las tengo ahora y me odio porque se que es mi deber, me odio por que no se como acabar con el amor que siento, me odio por el simple hecho de que ella se ha vuelto importante para mí.

<<Pero... si no va ser mía, no será de nadie>>

— Todo listo, señor

— Bien hecho muchachos. Ahora vayan con la capitana Huff, ella les dirá el plan

— Sí, señor

{Dos semanas antes del secuestro}

— Espera, espera, ¿me estas diciendo que eres nuevo en esta ciudad? —dice Kiva entusiasmada

— Eh, si llegue hace poco. De hecho, el día que nos conocimos era mi segundo día aquí

— ¡No! —parece decepcionada—. ¿Por qué no me lo dijiste?

— Porque no lo creí importante,  ¿si lo era?

— Claro que lo era Mike, no has tenido quien te de un tour, te lleve a fiestas o te lleve a comer el mejor helado de la ciudad y ni hablar de la pizza

Solté una ricita al darme cuenta de que, aunque Kiva hiciera ejercicio, amaba comer comida chatarra. Es algo curiosa la manera en que los ojos le brillan al hablar de ello

— Entonces ¿Qué te parece si el viernes damos un paseo? —sugiero, con la esperanza puesta en que no me rechace

— Me parece genial —afirma con media sonrisa—. Entonces el viernes al salir de la universidad vamos al centro, no vayas a dejarme plantada

— Jamás le haría semejante barbaridad a una chica única

— Mas te vale, chico extraño

Luego de eso, salimos al campus y Kiva se fue con sus amigos, ya para este momento necesitaba más información sobre ella y los perros que la rodean. Se me hace difícil tener que aguantarlos a todos, sabiendo que puedo matarlos en cuanto me den la orden, es contradictoria la manera en que tengo que ser tan amable y lo natural que se me da, pero las ganas que tengo de acabé con ellos, es más fuerte que cualquier otra cosa

Me acerqué a Iraide, que estaba sola comiendo un pedazo de no sé qué cosa, pero lo estaba disfrutando y no quise dañar su momento de felicidad, que es cada vez que está comiendo y todavía no me explico ¿Dónde le cabe tanta comida? Pero eso no viene al caso

— ¿Qué, no piensas decir nada y te quedaras viéndome comer o qué? —me dice mirándome a la cara con fastidio

Iraide es tierna, pero si la interrumpes cuando está comiendo se pone como una bestia salvaje de 1.65 centímetros que el único daño que podría hacerte es rasguñarte, pero dale un arma y te haría picadillo

— No quería interrumpir

— Ya lo hiciste, genio... ¿Qué pasa?

— Creo que me gusta Kiva

— Yo creo que tengo que debería existir un pedazo de pizza infinita —se burla, dándole otro mordisco a su raro emparedado, pero al ver que no emito ni un sonido, deja de comer y vuelve a mírame—. Sabes que eso no se puede, es posible que sea loba y no puedes enamorarte de la presa

— Sí, lo sé, pero es que con ella es más fácil ser un chico normal que no mata a los de su especie

— Pues, acostúmbrate a la idea de que ella no es tuya y no lo será Mike, tienes que aceptar las cosas tal y como son o vas a salir herido y en el peor de los casos... muerto

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