CAPITULO 23

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14 de agosto de 2019
Woking, Inglaterra

-Mamá, ¿Qué haces?- le pregunto extrañada al verla.

Había salido hace dos horas y regresó con una caja enorme donde yacen tres repisas flotantes de cristal que trata de armar.

-Hija, ¿te importaría pasarme el tornillo que se me ha caído?- me pide al sacar una parte de la repisa de la caja.

Hago lo que me pide y me siento a un lado de ella en el suelo.

-¿Para qué es esto?- pregunto confundida.

-Me he dado cuenta que tus trofeos deben estar en la sala y no en tu cuarto- me mira mal- te has esforzado por ganarlos como para que los mantengas ahí- me regaña.

-Lo mismo le dije hace mucho tiempo- Mariana mientras sale del Cuarto pronunciando aquellas palabras.

-¿Lo ves? Creo que en la pared de la sala se verían bien- chilla emocionada.

Unos golpes en la puerta del apartamento suenan y me apresuro a abrir, encontrando me del otro lado a Valentina de lo más sonriente.

-Hola, mi Tenista- me saluda besando mis labios.

-Hola, mi Tenista- me saluda besando mis labios

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-Hey- saludo con una sonrisa.

Caminamos a la sala y ríe al ver a mi madre tratar de armar las repisas.

-Que bueno que llegaste, ven aquí y ayúdame en esto, eres piloto debes saber armar estas cosas- mi madre le dice llamándole con un gesto de manos.

-Creo que Valentina sabe más de armar autos que repisas- se burla Marina

-¿Eres mecanica? Entonces debes saber armar esto-le dice mi madre.

-No soy mecánica, suegra, soy piloto-le corrige tímido-y no me subestimes, novia de Max- amenaza a Mariana con un destornillador.

-¡No es mi novio!- reclama.

-Pero mueres porque lo sea- ahora me burlo yo.

-Tenían que ser iguales- rueda los ojos.

Val mira las instrucciones de la repisa y las deja a un lado sin leerlas.

-¿Para que ponen una repisa?- pregunta curiosa.

Empieza a armar las piezas conforme me pide sentarme a su lado.

-Mamá cree que debo tener mis trofeos en la sala y no en mi cuarto- contesto al sentarme.

-Entonces mi suegra y yo pensamos igual- me mira alegre- con más justa razón armaré esto, en menos de treinta minutos estará listo- asegura.

-Claro que tengo razón, una madre siempre la tiene- apunta firme.

Me río por lo que dice y continuo viendo a mi chica en su labor. Me doy cuenta que se queda pensativa unos momentos, para después agarrar de nuevo las instrucciones para ahora sí leerlas.

VELOCIDAD A SETS (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora