CAPITULO 25

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30 de agosto de 2019

Spa, Bélgica

Habíamos llegado a Bélgica hace dos días, era mi primera vez en esta ciudad y puedo decir con seguridad que se ha convertido en una de mis favoritas. Valentina y yo habíamos visitado algunos lugares para pasar el rato y conocer un poco la ciudad, ya que dijo que a partir del viernes tendría que estar más con el equipo y salir no podría ser tan posible, por eso llegamos antes de tiempo para poder disfrutar un poco del lugar.

Ahora estamos caminando al estacionamiento del hotel donde nos alojamos para ir al circuito, es viernes de prácticas y por primera vez voy a conocer el paddock, siendo honesta, estoy bastante emocionada, pero no quiero lucir pesada y trato de contenerme.

Nos detenemos en frente de su auto, y Valentina me está mirando con una sonrisa emocionada que me hace estar fuera de contexto.

-¿Qué?- pregunto al no entender.

Val se dedica a sonreír y me tiende las llaves de su auto, las cuales tomo extrañada.

-¿Por qué me das las llaves de tu auto?- pregunto mirandolas.

Ella me dice segura:

-Porque tú vas a manejar hasta el circuito.

Si a ella se le ha ocurrido está maravillosa (terrible) idea, seguramente va a arrepentirse de ello.
La miro incrédula.

-¿Quieres que maneje tu Mclaren?- digo dudosa y sin creer lo que dice.

-Si, será divertido- responde con la emoción en su voz.

Pésima idea.

Jamás he conducido el auto de Valentina, es más, siquiera conduzco mi auto. Lo hacía en un principio, cuando me sentía cansada como para caminar de mi apartamento al Bromley y no me quedaba otra opción que ir a por mi pobre auto que, si hablara y se manejara solo, estoy segura que no dudaría en echarme en cara que soy una pésima conductora y se iría corriendo tan lejos de mí para que jamás lo volviera a usar.

Dejé de usar el auto cuando Valentina empezó a ir por mi a los entrenamientos y ya no tenía necesidad de usarlo, se había quedado barado en el estacionamiento del edificio, solito y abandonado.

«<debe estar llorando de felicidad»>

-Val, ni siquiera conduzco mi propio auto, prefiero mil veces caminar que usarlo.

Le tiendo las llaves pero no las acepta, parece muy decidida.

-Lo harás bien, tienes carné de conducir-se encoje de hombros caminando al lado del copiloto para subirse.

-El cuál conseguí porque Mateo le pagó al oficial.

-¿Eso es legal?.

-Seguro que no.

Había reprobado el examen para conducir unas tres veces y Mateo, cansado de escuchar la misma historia de siempre: "El oficial me odia", vió como la única opción posible para conseguir mi pase, que lo mejor, era hacer una pequeña trampa y pagar al oficial que me hiciera el último examen. Su idea funcionó apenas puso un billete de doscientos dólares en la mano del señor pelón que acreditó mi examen.

«por eso Matt es el mejor>>

Antes de que Valentina se suba al auto, la detengo:

-Oye, yo no quiero empeñarme con millones por un Mclaren- señalo el auto aterrorizada.

-Tienes suficiente dinero para pagar mi Mclaren si lo destrozas, no te preocupes por eso.

-¡Oye!

-Solo bromeo-rie- rápido, no debemos llegar tarde si no quieres que me regañen.

VELOCIDAD A SETS (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora