𝑹𝑬𝑽𝑬𝑹𝑺𝑼𝑺 // 𝑱𝑨𝒀𝑾𝑶𝑵

𝟬𝟭

—Sunghoon por favor, ayúdame —pidió en suplica a su hermano. Sunghoon solo se burló—. No te rías.

— Sabes cómo es mamá con estos asuntos y sin embargo no le hiciste caso desde un principio, todo te pasa por andar de calenturiento en tu vida universitaria y por tus amiguitos esos.

—¿Calenturiento? —Sunghoon asintió—. Tener mi vida sexual activa no debería ser una razón para que quieran obligarme a tener un institutor. A parte, puedo aprender solo. No tengo cinco años.

—Te comportas como alguien de cinco —mencionó— ¿Qué tanto has aprendido solo? —hubo silencio— ¿Ves? No has aprendido Jay, a parte, ¿Qué te preocupa? Jungwon no es ningún desconocido y no va tardar en venir —miró su reloj—. Solías llevarte bien con él.

—Solía —bufó—, eso no importa, yo sé que puedo solo.

—Sí, lo que tú digas —suspiró cansado—, bueno ya me voy a mi departamento, cuídate mucho y suerte. —despidiéndose, salió de la habitación de Jay quien pataleó con frustración.

Aquello era gracioso, a pesar de que Jay fuera menor de edad que Yang, le superaba en estatura.

¿A caso su estatura se quedó estancada una vez cumplió sus 15 años? Se veía tan pequeño que tuvo que bajar la mirada para observarlo.

—Hola —sonrió amable—. Tanto tiempo —musitó.

Era cierto, no había vuelto a ver a Jungwon desde años atrás, el chico se convirtió en alguien completamente independiente cuando cumplió sus veinte años, decidió dejar su casa y empezar a trabajar, le había salido bien aquello. Habían pasado tantos años sin verlo.

Verlo ahora le daba un sentimiento de niñez y aire refrescante, porque le llegaban recuerdos de cuando Jungwon cuidaba de él y lo defendía de todo cuando era pequeño, hasta que el individuo maduró y se alejó de él sin razón.

Jay le devolvió la sonrisa, tan solo alzando la comisura de sus labios y lo dejó ingresar.

—Bien, ¿Dónde estaremos para que te ayude? — preguntó, refiriéndose en qué lugar le daría tutorías.

—En mi habitación. —mencionó. Su voz salió ronca por normalidad, anteriormente, mucho antes de que Yang llegara a su casa, durmió plácidamente así que prácticamente aún estaba despertando y su voz ronca era uno de los efectos junto con su cabello tiernamente despeinado.

Jungwon exaltó un poco sus ojos por la voz de Jay, ¿Tanto tiempo había pasado para que la voz y el cuerpo del niño que cuidaba de bebé cambiara tanto?

—¿Qué? ¿No quieres ir ahí? Mi escritorio es demasiado grande para ambos. —explicó.

—No es eso —rió—. Es solo que... Nada —calló—, te sigo.

Una hora había pasado y Jungwon se había dado cuenta de muchas cosas, Jay no era desaplicado, solo distraído.

—No entiendo. —salió de los labios de Jungwon mientras se mantenía con un libro entre sus manos.

—¿Qué no se supone que aquí el inteligente eres tú?

—No por eso, Seongie. —aquel apodo solía decírselo Jungwon a Jay cuándo era chiquito, por lo que al decírselo, Jungwon no le veía algo malo. Jay lo tomó al natural, hasta le pareció gracioso y tierno. Aunque debía admitir que extrañaba el apodo.

—¿Entonces? —fijó su mirada en el más bajito, tratando de que le explicara lo que no entendía.

Jungwon anteriormente le había hecho una encuesta a Jay en la cual le hacía preguntas triviales respecto a lo que estudiaba, y lo que se supone está llevando ahora mismo en su universidad y el menor parecía saberlo todo. No es alguien sin cerebro, tan solo no sabía usarlo.

—Que prácticamente sabes todo, ¿Por qué repruebas tus materias?

—No las repruebo, simplemente no paso los parciales para dejarlo todo en los extras y ahí es cuando las recupero.

—Qué sofocante, ¿Si te das cuenta de que los extraordinarios son a lo último de los semestres y las vacaciones que te dan son casi nada? —Jay asintió— ¿También sabes que gastas solo más dinero? —Jay asintió— ¿Por qué haces eso?

—Ya me acostumbré. —se encogió.

—¿Tu mamá sabe? —Jay negó.

—No sabe mucho de lo que hago en la escuela. Hasta hace poco que el director la llamó.

—Supongo y eres de los que va a fiestas todos los fines de semana, ¿No? —Jay asintió—. Entonces ya veo el problema.

—¿Cuál es el problema?

—Que eres un flojo —soltó y Jay rió—. El problema eres el tiempo y tú.

—¿El tiempo y yo? —dudó.

—Dedicas tu tiempo a las fiestas antes que a tus estudios.

—Es que no tiene sentido, Jungwon, todo aquello ya me lo sé, ¿Para qué estudio?

—¿Para tener un trabajo, será?

—No pienso trabajar, pienso quedarme a vivir con mi madre hasta que fallezca, me quedaré a vivir el resto de mi vida aquí hasta morir feliz, y si es triste, me da igual. —Yang se rió por su pequeño relato, el chico era demasiado conformista.

—No sabes lo que dices, hombre. Jamás has vivido de un salario.

—Obvio no, por eso te digo que tengo visualizada mi vida, cuidaré a mi mami mientras vive y me mantendrá de por vida. —Jungwon carcajeó.

—¿Tampoco piensas independizarte? —indagó.

—Oh por Dios, no, todo aquello me causa dolores de cabeza son puros papeleos, mira, por haber nacido, papeleo, para ingresar a la escuela, papeleo, para ingresar a la universidad, papeleo, para salir de la universidad, papeleo, para comprar un departamento, papeleo, para casarme con alguien, papeleo, para viajar por el mundo, papeleo, todo es papeleo y más papeleos. ¿Qué problemas tienen con los árboles? —adquirió molesto, mientras decía eso cada uno de los dedos de sus manos salían, mencionándolos.

Jungwon lo miró pensativo, aquello era real que hasta sonó estresante.