𝟬𝟲

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Tres semanas pasaron en las que -en efecto— Jungwon casi siempre no se la pasaba en casa.

Jay se la pasaba haciendo sus tareas, se sentía como un niño pequeño siendo reprendido, siempre que Jungwon volvía le preguntaba por sus tareas y veía que las hiciera a la perfección.

Aunque igual se sentía aburrido, nada interesante había pasado en esas dos semanas. Jungwon llegaba del trabajo y a dormir.

Los días que salía temprano, es decir, los días en los que él antes iba a su casa lo único que hacían era terminar las tareas y eso era estresante.

Jay intentó cambiarle su rutina cuando la semana anterior a esa trató de volver a besar al chino. Quién por supuesto no se dejó y esta vez lo alejó dándole un rodillazo en su parte baja, tampoco lo hizo fuerte pues sabía que Jay solo quería divertirse. Aún así igual debía dejarle las cosas claras.

Habían días en los que Jay no tenía tareas y lo agradecía porque si podía salía de la casa a escondidas de Jungwon. Porque ni aunque Jay no tenga tarea se le era permitido salir, eran órdenes de la misma Jihyo. Tampoco se iba a fiestas o algo parecido, solo iba a relajarse a casa de Yeonjun o a desahogar su apetito sexual con amigos muy cercanos a él, tal y como lo practicaba con Sunoo.

Eran amigos y no había sentimientos de por medio así que a ambos le venía dando igual lo que hicieran o no.

Esta última semana los profesores se la habían pasado bombardeando de tareas y proyectos y Jay no recordaba que la escuela fuera así de tormentosa.

Tal vez porque nunca hacía las tareas.

La lluvia de tareas había terminado.

Ahora empezaban los exámenes, tampoco sería difícil porque Jay es inteligente, lo único que le afectaba era no entregar sus tareas que venían valiendo más del 70% en su calificación, solo por eso reprobaba. Y por eso mismo, se la pasaba flojeando el día entero.

—Jay estudia. —ordenó Jungwon a lado suyo, era domingo.

Estaba dispuesto a ir a su casa como la semana anterior pero por los exámenes no podía -según Jungwon— y su madre ni se inmutaba a abrirle la puerta por lo mismo.

De hecho un día anterior a ese -el sábado— fue a su casa dispuesto a relajarse y visitar a su madre. Más esta no le abrió la puerta, lo dejó afuera advirtiéndole que mejor se fuera porque en la casa solo se hacía "pendejo".

No era mentira. Cuando llegaba lo que hacía era jugar con su Xbox o dormir.

Tuvo que regresarse. Jungwon le dijo un "Te lo dije".

—¿Para qué? —resopló acostado en el sillón de par y con un libro abierto encima de su rostro—, ya me sé todo eso, ¿De qué me serviría estudiar más?

—Vas a reprobar.

—Que no.

—Que sí.

—Que no —volvió a discutir quitándose el libro del rostro. Lo dejó a un lado suyo y se sentó sobre el sillón. Jaló de sus cabellos harto y con sueño—. Dormiré un poco. —se levantó arrastrando los pies en dirección a las habitaciones.

—¿A dónde vas? —indagó Jungwon viajando sus ojos hasta Jay. Yang tenía su computadora encima de sus piernas, trabajando.

—Dije que dormiré un poco. —volteó a mirarlo y se encogió. En verdad tenía sueño. Sus manos y dedos le dolían de escribir y de tanto teclear en la computadora.

—Jay —su voz fue demandante.

—Si no vienes ahora mismo, te jalo de los cabellos. —amenazó.

—Vamos a la cama entonces. —alzó sus cejas repetidas veces, coqueto.

𝑹𝑬𝑽𝑬𝑹𝑺𝑼𝑺 // 𝑱𝑨𝒀𝑾𝑶𝑵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora