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Nagisa, dijiste que te gustaban mis ojos. Entonces [...] ¿Por qué los hiciste llorar aquel día?
Aquel día de septiembre, la época de los monzones daba ya su final. Los días de lluvia comenzaban a irse, y junto a ellos, el interés de aquel grupo por nosotros. ¿Por qué? ¿Qué habrá desembocado para ello? En la separación de aquel grupo e incluyéndolo a Niccolo. Siempre creí que ellos no tenían la culpa de los mandatos y caprichos de Hazuki; cuando vi a Shoyo devastado por si llegaría con el dinero, comprendí que solo eran ideas impuestas. Ellos tenían miedo. Yo trataba de darles comprensión.
¿Recuerdas el día donde fuimos a a casa de Hazuki por el trabajo? Sus miradas... Solo pude recordar que ellos también eran adolescentes tratando de encajar con alguien popular. Lo vi en Kyra, en Shoyo, Niccolo, Satsuki... Aunque en Rei no tanto. ¿A él le gustaba verme en ese estado? ¿Por qué siempre estuvo detrás suyo? Luego el perro era yo, puras bobadas. Pero la mirada, principalmente, la vi en tu apagado rostro. Quería decirte que estaba bien, pero no estaba consciente como para ello. Creo que siempre estaré agradecida contigo y con Niccolo por no haber cedido a sus amenazas aquel día, aunque hayan sido las respuestas a amenazas.
Siquiera era su madre la que indicaba algo. Por dos semanas consecutivas, esa canción de 'The Smiths' anduvo en mi cabeza. El día donde la música de la cocina, lugar donde Ichigo Ragazawa se encontraba, resonó por las cuatro paredes, haciendo de menos los sonidos de la habitación de su hijo.
"Haven't had a dream in a long time. See, the life I've had, can make a good man bad..."
¿Por qué hay padres que aman tanto a sus hijos y para otros ellos [...] no existen? ¿Por qué existe esa diferencia? ¿Por qué es uno el que la sufre? Siempre me sorprendió eso de los Ragazawa, parecían ser tan... Jodidamente unidos. Les tenía tanta envidia, incluso cuando ese amor era uno que me desfavorecía. Reconozco que Hazuki siempre estuvo celoso de mí, hubieron veces donde me lo remarcó, pero aún así siento que no era el mismo tipo.
Yo también sentía envidia de él. Al final del día, solo eran diferentes envidias; una sucumbida por el miedo, la otra por el odio. Pero no creas que busco justificar sus acciones, pues al final del día lo sigo odiando tanto como tú lo has odiado. ¿Pero eran esos mis verdaderos pensamientos con respecto a él? ¿O solo te seguía por lo mucho que te adoraba? Sentir que lo eras todo y que nadie jamás podría pensar como tú, querer buscar aquel punto de igualdad para tener cosas en común forzadamente. Para que me vieras y confesaras todo sin miedo a ser juzgado, porque hay alguien que piensa exactamente igual y te comprende en cada paso que des hasta el abismo de tu mente.
Dime, Nagisa. Si hubiésemos sido sinceros el uno con el otro, ¿crees que seguiríamos vivos?
