03. Acorralado

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Durante el entrenamiento , Scaloni les pidió a los jugadores juntarse en parejas para comenzar la práctica. Julián no sabía muy bien cómo actuar. Él solía entrenar siempre con Enzo, bastaba con mirarse para tener la certeza de eso. Mucho antes de que cualquier otro compañero, que estuviera cerca, pudiese preguntarles algo. Julián miraba tímidamente a los demás jugadores sin atreverse a preguntar si podían formar un equipo. En estos momentos odiaba ser tan tímido. Enzo siempre lo salvaba de enfrentarse a estas situaciones, ya sea con una palabra de aliento o una sonrisa que le dijera que estaría todo bien. El morocho se ocupaba de responder o desviar la atención de él, cuando sentía que la situación lo sobrepasaba. Se quedó mirando a la nada por un segundos antes que inevitablemente su mirada se posará en el menor y ex compañero de River.

Enzo se encontraba ansioso, quería más que nada correr hacia el lado de Juli para calmar sus nervios. Conocía mejor que nadie al castaño y podía percibir su ansiedad a kilómetros. Dio una mirada rápida hacia el campo y enfocó la vista en el mayor. Julian lo estaba mirando también, así que suavizó su expresión y a paso lento fue acercándose. Julián quiso desviar la vista de su amigo cuando notó que este lo miraba también, abrió los ojos en grande cuando vio como él morocho se acercaba en su dirección y en un momento de pánico se dio la vuelta ignorándolo olímpicamente. Como si no estuviera deseando estar a su lado para sentirse seguro. Bajo la vista y comenzó a morderse el labio por la desesperación de tener que enfrentar al menor luego de lo que pasó la noche anterior y a su extraño comportamiento. Ni siquiera habían hablado del beso. Esa situación lo tenía más preocupado.

Enzo detuvo sus pasos al notar que Julián parecía no querer mirarlo siquiera. La perfecta sonrisa que traía consigo fue transformándose en una mueca de incomodidad que nadie además de Scaloni había notado. Todo el equipo ya estaba formándose para empezar con el calentamiento, así que , inseguro llegó hasta los cordobés y le dio unos leves toquecitos en el hombro para informarle que ya estaba ahí. Julián le lanzó una mirada rápida y volvió su vista al frente.

No hablaron mucho durante esas 2 horas, tal vez solo respuestas cortas de si o no. Quizás pequeñas intervenciones que no daban pie para prolongar la charla. Julián describió el entrenamiento como incómodo. Se sentía un extraño al lado de su mejor amigo. Odiaba esa sensación. No entendía qué estaba pasando con el morocho, pero tenía claro que esta situación le disgustaba en lo absoluto. Una vez los jugadores comenzaron a dispersarse por todo el campo. Enzo se dirigió a tomar una botella de agua un poco alejado del resto. Julián aprovechó esa situación para acercarse y hablar, Estaba dispuesto a acabar con esto de una vez. Tanteó a sus alrededores que nadie los estuviese viendo de más y a pasos lentos se fue acercando. Enzo se encontraba de espaldas a él tratando de regularizar su respiración. Peinó su cabello hacía atrás con la mano que tenía libre. Pequeñas gotitas de sudor salpicaron al pasto dándole una apariencia sensual. Una imagen digna de enmarcar pensó Julián. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para oler esa colonia varonil que lo caracterizaba, alguien lo llamó.

-Enzo, vení, ayúdame con esto!- gritó Paulo, quién se encontraba no tan lejos de ellos. Enzo como si de una alarma se tratase, dejó tirada la botella que sostenía y fue en busca del mayor. Julián sentía que la oportunidad de encararlo se le escapaba de las manos. Observaba como la espalda del morocho se le marcaba con cada movimiento que realizaba al trotar. Notó como le brindaba esa sonrisa que solía dedicarle solo a él y se sintió molesto. No quería que nadie más tuviera ese tipo de atención por parte del morocho. Dudó un poco antes de hacer aquello que le pedía a gritos su mente. Se hizo el boludo y caminó cerca a donde se encontraban los involucrados. Se sentó en el gras sintético y comenzó a "estirar las piernas" o eso es lo que dirá si alguien le pregunta qué es lo que está haciendo. Se oía bajo la conversación que tenían los otros dos, pero era mejor que nada.

- Gracias nene, no sé qué habría hecho sin ti- comentó apenado.

-Bah, no fue nada Igual ese bichito no era tan grande- respondió riendo. No sabía que eras un miedoso eh. Lo agregaré a tu currículum. - Auch, eso dolió- Paulo le había pegado con uno de los conos que se encontraban cerca.

-Para que aprendas a respetarme- dijo riendo, para luego salir corriendo. Enzo lo alcanzó en menos de dos segundos y ambos cayeron al gras. Comenzaron a reírse demasiado alto, pero el resto estaba tan enfrascado en sus cosas que no les importó, pero a Julián sí.

Julián miraba todo desde lejos, deseando ser él quién pase momento así con Enzo, extraña sus bromas y sus brazos inesperados. Lo seguro que se sentía con él y como su presencia lo hacía sentir completo. No importaba lo que hicieran, ver películas, jugar al truco o simplemente acostarse juntos en la cama mirando el techo. Atesoraba esos momentos en su corazoncito. Eran suyos y de Enzo, de nadie más. Sintió una pequeña punzada en el corazón al cabo de unos minutos. Quería retroceder el tiempo y desear nunca haberle dado ese estupido beso a Enzo. Estuvo planeandolo con una semana de antelación para no acobardarse en el momento, pensó en todas las posibles reacciones ante eso. Sin duda esta era la peor, Enzo tal vez descubra que está enamorado de él y lo quiera alejar de su vida. Qué estupido es, seguramente Enzo buscaba entablar amistad con otros jugadores porque quería deshacerse de él sin que pareciera así. Trató de alejar esos pensamientos de su mente, para evitar tener una crisis aquí. Respiro profundamente una y otra vez, tal como cuando lo hacía con Enzo antes de cada partido. Una pequeña sonrisa se formó ante el recuerdo, sonrisa que se borró al escuchar su nombre.

-Eu Enzo, te vi hace rato con Julián...¿está todo bien ya entre ustedes?- preguntó dudoso.

Paulo comenzó a arrancar pequeños trozos de pasto para evitar mirar al menor. Sabía que el tema de Julian estaba un poco caliente aún. Enzo soltó un resoplido y se puso serio de repente.

-Si creo, bah todavía no hemos hablado bien- comentó rascándose la nuca como señal de incomodidad. No es que no le tuviera confianza al mayor, pero prefería hablar primero con Juli.

-Yyy como ya no andan de la manito por ahí, pensé que estaban peleados.- comentó burlón para romper la tensión que se había creado, cosa que hizo sonreír a Enzo.

-Bueno pará, no podemos estar encima del otro a cada rato. No quiero sentirme acorralado, viste- respondió. Mentía. Si fuera humanamente posible estaría con Julián las 24 horas del día solo viendolo existir. Viendo como el menor se sonrojaba con cada comentario subido de tono que le lanzaba o simplemente escuchar su respiración tan calma cuando tomaban la siesta. No podía arriesgarse a contestar algo que podría delatar su pequeño gran enamoramiento por el 9.

Julián sintió su corazón romperse por completo luego de oír aquellas palabras. Sabía que podía ser un poco demandante y hasta difícil lidiar con él, debido a la timidez que a veces lo dominaba. Pero que Enzo se sintiera acorralado por querer pasar tiempo con él, lo hace sentirse enfermo. Cuántas veces habrá aceptado juntarse con él solo para no lastimarlo. Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos claros y su respiración comenzaba a flaquear. Quería irse de ahí. Se levantó tan rápido que sintió un leve tirón en su pierna derecha, pero no le importó. Corrió tan rápido como pudo y salió de la cancha, con las miradas de preocupación encima de él. Enzo y Paulo detuvieron su conversación luego de observar la escena. Enzo guiado por la preocupación se levantó de un salto y salió disparado en dirección al cordobés, pero a mitad de camino fue detenido por Leo, quien lo analizaba con una mirada culpadora. Como si pudiera leer sus pensamientos. Incluso llegó a creer que Leo había oído su conversación sobre Julián, aunque eso sería imposible. Él se encontraba al otro extremo de donde él estaba. Enzo miró con el ceño fruncido al capitán, quién le devolvió una mirada aún más seria. Se sintió regañado, aunque no sabía muy bien por qué. Leo movió su cabeza negando y la captó enseguida. No quería que buscara a Julian, o al menos no por ahora. Bufó molesto y pateó una piedra invisible como un niño pequeño. Leo le dio una última mirada y fue a buscar a su Juli, tenía el presentimiento de que ese cambio tan repentino se debe al menor de la selección y rara vez su intuición se equivocaba. Algo dentro de sí le instaba en ir a consolar a Julián o al menos a hacerle compañía.























Holaa, lamento mucho la demora :( trataré de publicar esta semana el proximo capitulo....

Espero que les este gustando está historia, si tienen alguna sugerencia, no duden en decirmela:) Obviamente con respeto. Nos leemos prontoo♥

Compañeros de cuarto/ EnzulianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora