Matiz Árido

←Prólogo→

El olor a puro inundaba la habitación

"¿te di permiso de tomar uno de mis puros?"

"Tampoco es como que me puedas negar uno Royer"

"y tampoco podrías contradecirme si le digo a las autoridades que una pequeña local entro a mi casa y la encontré robando mis puros importados"

"Alá no perdona a hombres mentirosos"

"entonces que bien que soy extranjero"

"tu misero ojos rasguñados" -dijo tirando el puro a un lado de mi cama antes de tomar sus ropas y volvérselas a acomodar- "no se para que pagas compañía si no puedes comportarte como un hombre con ella"

dijo echando el adorno de tela sobre su hombro antes de salir de la habitación furiosa, tengo que dejar de ir por la que se mira más costosa, son muy difíciles en cuanto a personalidad.

Termine de ponerme mi pantalón y camisa habituales a pesar de las miradas extrañas de las personas que no me conocían en la calle, a pesar de ser un lugar tan atiborrado de extranjeros, mi presencia causaba cierto furor entre la muchedumbre

Tal vez sea solo por mi forma de vestir tan distintiva, aunque también podría ser por mi cabello largo recogido en un meticuloso trenzado hecho por mi mismo

también podríamos culpar a mi apariencia exótica para los locales, mi piel es blanca como el mármol, no se quema con el sol por más que me exponga a el, mi cabello platinado hace que su luz se refleje como un espejo

mis ojos plomizos almendrados, por su forma me delataban aun más como extranjero, mis labios semi rojizos, mi espalda ancha y mi buena altura y complexión física atlética eran una distracción a la vista, en especial en las féminas de la región oculta en el Golfo Pérsico 

A diferencia de la mayor parte de esta parte del mundo este lugar a parte de ser alejado de la mayoría del ajetreo diario de los navegantes, es un buen punto de comercio oculto de los grandes focos marítimos

A lo largo de los últimos cinco años, tenia hecha ya mi casa, con mi servidumbre y tenia mis negocios en linea para seguir viviendo con el mismo nivel de comodidad por unos cuantos años más hasta que tuviera que volver a territorio asiático junto a mis padres

"Buenos días Royer" 

"Lo mismo de siempre" -dije sentándome en el taburete de la barra

"A la orden" -dijo comenzando a preparar mi bebida

Un estruendo sonó a mis espaldas en el rincón de aquel bar, giré mi cabeza por instinto para ver que fue lo que pasó, mis ojos enfocaron a la pequeña niña con rapidez 

Su cabello largo le daba a su espalda baja, la piel pálida manchada de la comida que acababa de dejar caer, se sostenía la tibia con lagrimas en los ojos, parece que se tropezó.

"¿¡acaso eres una inútil!? ¡levántate!"

Mire y no tardé en tener el ceño fruncido, ella también parecía extranjera, pero tiene una insignia de esclava en la piel del hombro derecho, eso quiere decir que se la vendieron

Creí que la esclavitud ya había sido abolida por completo, pero veo que en lugares remotos como este, la ley no llega del todo

El hombre que es el dueño del bar levanto a la niña del brazo con brusquedad y siguió gritándole

"ahh, le dije que esa niña no serviría como mesera"

"¿Quien es la niña?" -pregunté tomando mi vaso que el me extendía ganándome una mirada curiosa de su parte