Mi amada Jerez

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Colmado por las torres viejas de campanas huecas,

de casas blancas y más bien bajas,

con calles que serpentean y llevan a la belleza,

llena de gracia y hermosura estás.


De grandes campos, regados con sangre y sudor,

cuales vides dan el néctar más dulce,

regados por el del Guadalete cauce,

rojas y blancas se exhiben sin algún pudor.


Por las aceras miles de historias se cuentan,

leyendas que quien sabe si son reales,

héroes que ya hoy reposan, pero sin laureles.

Qué dolida eres por el tiempo, cómo te olvidan.


Que en la flor del año tus paredes ven la pasión

de un hombre que por nosotros murió en una cruz

y se oyen a los instrumentos que cantan si temor,

todo lleno de flores e incienso, pasión del pueblo andaluz.


Qué maravilla esa música,

la que se oye por tus esquinas,

cuanta arte e imaginación son la de algunos,

¿quién te dice que no eres nada?


Tu comida y vino se disfruta

cuando en mayo se da la fiesta,

se deja que los gitanos bailen

y que el amor se desate.


Que porque hoy te veas derruida y en ruinas

no significa que ya no puedas brillar,

tú volverás y te escucharan otra vez,

mi amada Jerez.

Primeras poesíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora