Capítulo 4.

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Jennifer:

Nunca en mi vida había caminado tan deprisa. Enseguida que salí del estudio fui directo hacia mi casa, demoré tan solo 15 minutos en llegar.

Cerré la puerta de mi habitación con seguro, a pesar de que no había nadie en casa, y quité lentamente mi blusa y brazier para no lastimarme en la zona del tatuaje. Me puse una blusa de tirantes mucho más cómoda. Y bajé a comer algo, mi estómago pedía a gritos que me alimentara. Me preparé un sándwich, mientras tomaba el control y encendía la televisión.

Luego de casi dos horas mis padres aún no llegaban, así que llamé a Lisayleth para que me hiciera compañía y habláramos un rato, bastó solo dos minutos y ya estaba tocando la puerta. Una vez dentro subimos a mi habitación y nos sentamos en mi cama.

— ¿Y bien? ¿Qué tal quedó el tatuaje? - Preguntó emocionada, amo la alegría de esta chica, es muy contagiosa.

Me saqué la blusa, quedando completamente descubierta y quité lentamente el pequeño apósito que me cubría el tatuaje.

La mire a las ojos, su mirada era diferente, no podía descifrarla. Coloqué otra vez el apósito y me vestí.

— Dios, está... Wow, me he quedado sin palabras. - Dijo completamente roja. — Me ha encantado, se te ve genial.

— Gracias, a mí también me ha encantado mucho. Solo que estaba muy nerviosa, pude intercambiar varias palabras con Miko, aunque algunas cosas que dijo no las entendí.

En ese momento ella recibió una llamada de su madre y tuvo que irse.

Me quedé acostada en mi cama mirando al techo. Pensando en todo lo que había acontecido hoy.

Fue un día grandioso, pude escuchar su voz en persona, ¡hablé con Young Miko! Me encontraba muy feliz, mi corazón no había dejado de latir muy rápido.

Decidí dormir un rato, ya que no tenía mucho que hacer.

...

Un nuevo día me da la bienvenida, y lo peor de todo, es que, es nada más y nada menos que el domingo. Hoy tendría que ir a la iglesia con mis padres y escuchar a las visitas de hace días hablar sobre la homosexualidad, obvio, nada bueno.

Fui hacia el baño para darme una ducha de agua tibia. Cepillé mis dientes, y seguí el procedimiento que me indicó Miko para el cuidado del tatuaje, apliqué la crema y fui a mi cuarto.

Casi toda mi ropa era de colores pasteles, me puse un vestido color rosa palo y unas bonitas sandalias que me había regalado mi mamá hace un tiempo. Me miré al espejo y me gustó mucho como me veía.

Cepillé mi cabello, y me hice dos trenzas.

Me apliqué un bonito labial rosado en los labios, y bajé a esperar a que mis padres estuvieran listos.

...

Una vez llegamos, bajé con cuidado del auto y enserio creí que tenía que haber inventado una fiebre estando en casa. No podía creer lo que estaba viendo.

Justo en ese momento vi a Miko que caminaba cerca de la iglesia, estaba fumando y con los ojos puestos en su celular. Alzó la mirada y sus ojos se posaron en mí.

¡No puede ser! Está caminando hacia mí.

Mis padres se colocaron a mi lado esperando a que caminara hacia la iglesia, pero mi cuerpo no respondía. Mi corazón empezó a latir desenfrenado y me invadieron los nervios.

— ¡Hey, nena!

No, ¡¿por qué me llama así justo en estos momentos?!

— ¿Cómo estás? ¿Te has cuidado el... -No terminó la frase, ya que, llegué hacia ella lo más rápido que pude y la abracé, interrumpiendo lo que iba a decir.

— ¡Estoy bien! ¡Muy bien! - Me acerqué un poco más a ella y le susurré. — Ni se te ocurra decir nada del tatuaje, por favor.

Una vez me aparté ella me miró seria, y después sonrió. Su sonrisa era preciosa, y sus ojos parecían dos pequeñas gotas de agua cristalina, de un color azul hermoso.

Pude ver como mis padres la miraban mal, ella estaba vestida con ropa ancha, y de color negra completa. Un cigarrillo que estaba casi al apagarse adornada su mano. Para ellos podía lucir desagradable, pero para mí era simplemente perfecta.

— Jennifer, ¿quién es esta... chica? - Dijo mi padre sin disimular el hecho de que no le agradaba para nada la muchacha.

Antes de que Miko pudiera decir algo, me adelanté y hablé.

— Papá, ella es una compañera de la escuela.

Pude ver como aguantaba una risa, y se puso a mi lado tomando mi cintura, para hablarle a mi padre.

— Sí señor, de hecho el profesor nos mandó un trabajo juntas, pero olvidé pedirte tu número, Jenny. - Su mirada intensa me hizo temblar, ella lo notó y con su pulgar me dio suaves caricias en donde reposaba su mano.

— Oh, mmh, ahora te lo doy... - Un tartamudeo fue lo único que salió de mis labios. Intercambiamos números y decidí apurar a mis padres para salir de esta situación incómoda.

— ¿A dónde vas? - la escuché decir.

— A la iglesia..

— Oh vale, mmh, nos vemos otro día, bonita.

Poco a poco se fue alejando y mi respiración pudo controlarse. Me encontraba muy nerviosa.

— No me gusta que te juntes con gente así, Jennifer. Tú eres una niña decente, no es como para que estés andando con inconversos como esa chica, si así se le puede llamar.

— Sí, papá... - Dije con rabia, pero sin que él lo notara. Odiaba cuando hablaba así, pero sabía que si protestaba terminaría discutiendo con ellos dos.

Entramos, e imploré en mi mente que nos fuéramos pronto a casa...

...

Young Miko:

Ahora lo entendía todo. La chica es cristiana, por eso su forma de vestir, de hablar, y de ser.

Me sentí súper incómoda con la mirada de sus padres, se notaba que me detestaban con solo verme una vez. Pero intenté disimular, solo por Jenny.

Por fin tenía su número, entré a WhatsApp y decidí escribirle.

Oye, nena

Hoy te veías muy guapa😏

Pensé en escribirle un piropo gracioso y lindo, pero pensé que quizás se incomodaría...

Igual lo escribí.

Me gustaría ser un pollito... y tener patitas de algodón... así apoyarme en tus pechos y acariciar tu corazón.🤭

No me salía que estaba en línea, así que apagué mi celular y caminé hacia el trabajo.

Cuando llegué me llevé una sorpresa increíble.

— ¿Valeria? - Pregunté sorprendida.

— ¡Vicky! - Gritó feliz y la atrapé en mis brazos en un cálido abrazo.

Valeria siempre ha sido mi amiga desde muy pequeña, a pesar de que las demás niñas no se me acercaban, ella siempre estuvo a mi lado y me demostró que puedo estar bien siendo yo misma, sin importar lo que piensen los demás.

— Hey, ha sido mucho tiempo sin verte. ¿Cómo está todo?

— Todo bien, te he extrañado mucho, ¿y tú a mí? - Preguntó con una bonita sonrisa.

— ¡Pues obvio! Cómo no voy a extrañar a mi mejor amiga.

Luego de ponernos al día me dediqué a mi trabajo, hoy había sido después de todo un bonito día.

Mi Gran Obsesión || LGBTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora